A propósito del caso Christian Cueva: ¿qué hacer para romper el ciclo de la violencia familiar?

Según José Baldeón, la violencia en los seres humanos no siempre proviene de experiencias traumáticas como el maltrato físico o la exposición a la violencia en el hogar. En muchos casos, su origen está en la carencia afectiva durante los primeros años de vida.

"Una de las grandes violencias que experimenta el ser humano en la infancia, y que nos lleva a ser violentos en la vida adulta, es la carencia afectiva que podemos experimentar cuando somos bebés o cuando somos niños", explica.

Durante los primeros mil días de vida, el amor y el contacto físico son fundamentales para el desarrollo de una personalidad equilibrada. La ausencia de estos elementos puede sembrar la semilla de una personalidad violenta, caracterizada por la rabia acumulada y el rencor.

Esta falta de afecto en la infancia crea un vacío emocional que, en la adultez, puede manifestarse como violencia hacia los demás. El experto subraya que este tipo de carencias afectan la construcción de la identidad y la capacidad de una persona para establecer vínculos sanos en el futuro.

Las respuestas ante la agresión y el miedo a la soledad

El psicoterapeuta de familia también analiza cómo las personas responden ante situaciones de agresión. Según Baldeón, existen tres posibles reacciones: luchar, huir o paralizarse. Estas respuestas son comparables a las reacciones instintivas de los animales frente a una amenaza.

Asimismo, el experto destaca que uno de los motivos por los que muchas mujeres permanecen en relaciones violentas es el miedo a la soledad. Este temor, arraigado en experiencias de abandono durante la infancia, hace que algunas personas prefieran soportar el maltrato antes que enfrentar la soledad emocional.

José Baldeón explica que para quienes no se aman a sí mismas, el refrán "mejor solo que mal acompañado" se invierte: "mejor acompañados que estar solos".

Romper el ciclo de la violencia

A pesar de la gravedad del problema, el especialista ofrece esperanza para quienes desean romper con el ciclo de la violencia. Según el experto, es posible dejar de ser víctima de las circunstancias y tomar el control de la propia vida. Para lograrlo, sugiere evaluar la relación en cuatro aspectos clave: reciprocidad, autenticidad, disponibilidad y potencialidad.

• Reciprocidad: ¿Hay un equilibrio entre lo que das y lo que recibes en la relación?

• Autenticidad: ¿Puedes ser tú mismo en esta relación o sientes que debes actuar de acuerdo con las expectativas de tu pareja?

• Disponibilidad: ¿Puedes contar con tu pareja en los momentos cruciales de tu vida?

• Potencialidad: ¿Te sientes apoyado para crecer y desarrollarte como persona?

Estas preguntas, según Baldeón, pueden ayudar a las personas a identificar si están en una relación sana o si es necesario buscar ayuda para salir de una situación tóxica.

Para finalizar, el psicoterapeuta de familia indica que entender y sanar las heridas emocionales de la infancia es clave para construir relaciones más saludables y romper con el ciclo de la violencia.