¿El enjuague bucal puede reemplazar al cepillado?: mitos y realidades sobre la salud oral

El desconocimiento sobre cómo cuidar correctamente la boca nos lleva a seguir falsas creencias que pueden terminar perjudicando los dientes y las encías. Por ello, el odontólogo Alonso Moreno Mejía, en diálogo con RPP, aclaró algunos mitos sobre la salud bucodental.

1. Las caries siempre duelen

Mito. Cuando las caries afectan la dentina y llegan al nervio pueden generar una inflamación y un dolor agudo; sin embargo, las caries que se presentan en el esmalte del diente no provocan dolor. 

2. Mientras más fuerte el cepillado, más limpios los dientes 

Mito. Lo que manda en el cepillado de dientes es la técnica y no la fuerza. Incluso los especialistas en odontología recomiendan cepillos de cerdas suaves, pues las de cerdas duras pueden generar heridas en las encías y hasta una erosión del esmalte. 

3. No comas dulces porque te van a provocar caries

Es relativo. Los dulces producen caries debido a que contienen azúcares, pero también hay otros alimentos que pueden provocarlas, como por ejemplo los carbohidratos (papas fritas, galletas, etc.). "Es relativo, pueden ser los postres y dulces (los que generan caries) pero también hay otros tipos de comidas como las galletas, gaseosas que también son muy cariogénicas", sostuvo el odontólogo.

4. Los cepillos duros limpian mejor que los blandos 

Mito. Lo que importa es la técnica y la frecuencia del lavado de dientes. No se recomienda el uso de los cepillos duros porque son muy abrasivos, pueden provocar muchas erosiones e incluso dañar las encías. 

5. El cepillo eléctrico es mejor que el manual

Mito. Ambos tipos son buenos siempre y cuando apliques bien la técnica. No hay necesidad de comprarse un cepillo eléctrico muy caro o de última tecnología porque si no hay una buena técnica y frecuencia, de nada va a servir. 

6. El enjuague bucal puede reemplazar al cepillado 

Mito. El enjuague es un complementario a la higiene bucal. Puede dar la sensación de frescura pero nunca va a remover la placa bacteriana tan bien como lo hace el cepillo o el hilo dental.