Lesiones en la tercera edad: medidas preventivas y cuidados recomendados

A medida que las personas envejecen, el riesgo de sufrir lesiones aumenta considerablemente. Luis Cotillo, traumatólogo, señala que la osteoporosis es una de las condiciones más comunes en la tercera edad. Este deterioro del tejido óseo, comparado con una madera que se polilla, debilita los huesos y los hace más propensos a fracturas, especialmente en caso de caídas.

Las caídas son una causa principal de fracturas en los adultos mayores, particularmente en la cadera. Cotillo enfatiza la importancia de tomar medidas preventivas en el hogar, como retirar alfombras y tapetes que pueden causar resbalones. "Cuando una persona mayor sufre una caída, aunque parezca mínima, es crucial acudir al médico inmediatamente", recomienda.

Otro aspecto fundamental es la seguridad en el baño. La instalación de soportes en la ducha y la tina puede prevenir accidentes. También menciona que los problemas de artrosis, tanto en las rodillas como en la columna lumbar, pueden llevar a fracturas vertebrales en caso de caídas. Estos problemas contribuyen a que los ancianos se encorven y presenten dificultades para moverse.

El especialista advierte sobre la automedicación y el uso de cremas para aliviar el dolor. "Muchas veces se automedican y se frotan con alguna crema; en lugar de proporcionar alivio, esta crema puede provocar inflamación debido al calor que genera", señala Cotillo. Es fundamental no ignorar el dolor de las personas mayores y buscar atención médica adecuada.

La artrosis severa en la rodilla es otro problema común. El traumatólogo explica que los pacientes con artrosis pueden experimentar un arqueamiento de las piernas, similar a un 'alicate'. Cuando los tratamientos convencionales no son efectivos y los síntomas persisten, puede ser necesario considerar una cirugía de prótesis de rodilla.

Cotillo también destaca que, aunque los familiares suelen limitar las actividades de los ancianos por miedo a lesiones, esto no siempre es necesario. Aquellos que han mantenido un estilo de vida activo durante su vida suelen tener menos problemas de salud en la tercera edad. En contraste, las personas que no han hecho ejercicio regularmente pueden enfrentar mayores dificultades a medida que envejecen.