Con mucha frecuencia en la consulta, los médicos nos enfrentamos ante un paciente que nos dice “no soy diabético, sólo tengo diabetes emotiva”, y entonces tenemos que darnos un tiempo y hacerles entender lo que a continuación paso a explicar.Primero, la “diabetes emotiva” no existe, así es, NO existe. Cuando tenemos emociones fuertes, estrés o angustia, normalmente se elevan sustancias en nuestro organismo como son la adrenalina, la noradrenalina y el cortisol, éstas a su vez estimularán la liberación de glucosa, es decir, la glucosa en sangre se eleva; esto sucede en todas las personas.Las personas que no son diabéticas regularán sus niveles de glucosa rápidamente, por lo que los valores de glucosa en sangre no excederán los valores normales. En cambio, los diabéticos, ya sea porque su páncreas no produce suficiente insulina, o porque su organismo tiene resistencia a la insulina, no podrán regular esta elevación de glucosa en la sangre, permaneciendo por encima del rango normal.Los niveles de glucosa por encima de 126 en ayunas y más de 200 en cualquier momento del día nos dan la sospecha de una probable diabetes, la persona se deberá hacer más pruebas para confirmar el diagnóstico, pero ya es una alerta de que algo no está funcionando bien en nuestro organismo y mejor será saber exactamente cual es su diagnóstico para poder establecer una terapia precoz.Es importante aclarar este tema, pues el negar que uno es diabético hace que la enfermedad progrese. Recordemos que la diabetes no da síntomas, va dañando lentamente nuestros pequeños vasos sanguíneos (daño endotelial), puede ser que las personas se sientan bien incluso por varios años, pero poco a poco empezarán a decir “tengo muchos calambres, se me adormecen las piernas”, “tengo mareos frecuentes”, “cada vez veo menos”, etc., éstos ya son indicios del daño endotelial, siendo su máxima y final expresión las complicaciones cardiacas, cerebrales o renales: infartos al corazón, infarto cerebral, insuficiencia renal.La base del tratamiento es el cambio de estilo de vida, si comenzamos por eso, estaremos dando un gran paso y, a decir verdad, es la piedra angular de la terapia:- Una nutrición balanceada (y dejar la comida “chatarra”).- Hacer actividad física periódica.- Bajar de peso en aquellos que están con obesidad o sobrepeso.- Dejar de fumar.No es agradable saberse enfermo, pero consideremos a la diabetes como una condición que nació con nosotros y nos acompañará el resto de nuestras vidas, y si nos “desacostumbramos” a algunos hábitos poco saludables como el consumo de azúcares refinados y el exceso de carbohidratos y acudimos a los médicos especialistas, entonces podremos controlar mejor este cuadro que, al principio puede ser difícil, pero dependerá de nuestro empeño y nuestra fuerza de voluntad para tener una vida mejor.