Hearthstone se ha vuelto más amigable de lo que recordaba y una buena dosis de nostalgia me ayudó en el proceso de regreso.
Llegar al máximo rango de un videojuego competitivo es una gran felicidad que pocos (los de mayor habilidad) han tenido la suerte de tener. Yo, en más de 8 años jugando League of Legends, no lo he podido disfrutar. Sin embargo, un juego de cartas, 6 años después de haberlo jugado inicialmente, me ha hecho conseguir esa sensación en solo dos meses.
De curioso, un video de YouTube despertó mi interés en un juego que dejé de jugar luego de la expansión de La Liga de los Expedicionarios: Hearthstone. Precisamente, cartas legendarias de esta actualización habían regresado al estándar, la modalidad competitiva usada en torneos. Ante ello, decidí descargar nuevamente aquel videojuego al que, por primera vez en mi vida, había invertido dinero. ¿Qué podría salir mal?
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Nuevas mecánicas y decenas de skins
Lo primero que me llamó la atención de volver al juego fue ver una gran cantidad de skins, cosméticos para las clases. “En mis tiempos” esto no existía y, con las justas, solo había uno que otro personaje que entraba a reemplazar a los originales.
Mi aventura inició en otro video de YouTube. El creador de contenidos Feelink realizó una explicación muy buena de cómo regresar a Hearthstone en 2022, por lo que pude conocer las nuevas mecánicas del juego, incluyendo las cartas colosales y la mecánica de ‘Marginado’.
Este punto fue clave porque, para mi regreso, mi primer mazo “competitivo” fue de una clase que no existía antes: Cazador de Demonios. Este personaje es el único que mantiene un poder de héroe de solo 1 de maná, obteniendo +1 de ataque para intentar ser más agresivos al inicio del combate.
Quemando cartas del set clásico y salvaje (en este recorrido de tres meses me despedí de grandes amigos ya obsoletos como Leeroy Jenkins o Alextraza), armé un mazo muy competente que me permitió escalar en el ranking.
Ahora ya no existen rangos del 25 al 0 (Leyenda), sino que existen divisiones similares al de otros juegos como CS:GO, LoL y más. Lo mejor de ello, además que es más fácil adaptarse, es que existen barreras cada cinco rangos: en cada división existen 10 rangos, del 10 al 1, y cada cinco es un “punto de guardado” donde es imposible retroceder. Por ejemplo, si tengo 0 estrellas en Oro 5 y pierdo una partida, no bajaré a Oro 6.
Este hecho te da un impulso de perseverancia en el escalado mundial, por lo que no perdí tiempo. En mi primera temporada tras el regreso (solo jugué dos semanas), llegué a Plata.
El camino a Leyenda
Con mi experiencia, al siguiente mes llegué a Platino.
En este punto, dos asuntos se volvieron claves. Primero, ví como las Misiones y Logros, una modalidad que te recompensa por jugar cierto tipos de cartas o conseguir distintos hitos en el juego, te apremia con cartas Legendarias, siendo cada vez más común obtener personajes bien jugados sin necesidad de comprar sobres con dinero del juego o dinero real (para adelantar el tiempo).
Sin embargo, esto también permitió que Blizzard pueda realizar actualizaciones de manera más constante para regularizar el metagame (lo más poderoso y rentable) que domina el modo competitivo. Al traer mayores actualizaciones de jugabilidad, el juego se renueva y mantiene “frescos” a los jugadores, sin necesidad de animarlos a invertir dinero para caer en el círculo vicioso de los sobres. En mi caso, gasté dinero en 2015 y no pasaba del rango 20. Ahora, no he gastado ni un dólar.
Y también es porque hay un añadido que no usaba años anteriores: podía jugar en mi celular en cualquier momento del día. Además, existen herramientas legales en internet para conocer tu mazo en cada partida y saber qué es lo que más escoge la comunidad contra distintos tipos de mazos rivales.
Nuevamente quemé más cartas para crear dos mazos nuevos: Chamán Múrloc y Paladín Robot. En el mes de mayo, conseguí Platino 6 casi de manera rápida, algo que me sorprendió de sobremanera. Era la primera vez que lograba un rango similar, pero sabía que necesitaba (y podía) seguir escalando.
En este mes de junio, el camino se volvió sencillo. Gracias a mi rango anterior, Blizzard recompensa con estrellas de bonificación que aceleran el proceso de escalado. Si consigues rachas, puedes saltar hasta cinco rangos en cuestión de un par de juegos ganados, lo que te permite alcanzar tu rango del mes anterior de manera rápida.
Una vez nuevamente en Platino, me concentré para llegar a Diamante. Con dichos mazos, añadiéndole ahora Guerrero Misión (el cual ya no es tan viable en el meta), pude llegar a Diamante 5 antes de los primeros 10 días del mes.
A partir de allí, el asunto se complicó. Por 10 días más, me era imposible subir más allá de Diamante 3 y empezaba a estar nervioso. Tenía una gran ventaja de tiempo, pero cada vez se esfumaba y el objetivo de llegar a Leyenda ya me estaba pesando cada vez más. Pero como dicen “si no puedes contra el enemigo, únetelos”: el mazo de Cazador Bestias que me derrotaba cada vez en este rango, fue el que me permitió llegara al rango máximo.
A días del fin de junio, me posicioné como el jugador 7000 en todo el servidor de Norteamérica (y Latinoamérica) de Hearthstone en el ranking, aunque luego empecé a bajar hasta el 10 mil. Gracias a mi labor de periodista, pude conocer a los desarrolladores del juego ahora a puertas de una nueva expansión llamada ‘Asesinato en el Castillo de Nathria’ y Blizzard me obsequió un minikit con las últimas cartas del mercado de la expansión que se va. Estoy animado y, aunque hay probabilidades de que no vuelva a llegar tan alto, es la primera vez que me siento un verdadero jugador competitivo. ¿Seguirá la racha?
Hearthstone se puede jugar gratis en PC y móviles.
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