Comunidad de Texas enfrenta una crisis que no han podido solucionar: ¿De qué se trata?

A veces, hay lugares que parecen quedar atrapados en el tiempo, donde los problemas crecen sin que nadie les preste atención. Comunidades enteras viven día a día con desafíos que parecen invisibles para las autoridades. Mientras algunas zonas florecen con nuevas inversiones y servicios, otras luchan por no ser olvidadas, esperando una solución que nunca llega.

En el corazón de Texas existe un ejemplo claro de esta realidad. A pesar del esfuerzo de sus vecinos por construir un lugar digno y seguro, la comunidad enfrenta obstáculos que se arrastran desde hace décadas. Lo más frustrante es que, aunque han alzado la voz una y otra vez, las respuestas han sido escasas o nulas, por lo que esta es una historia que merece ser contada.

Esta comunidad de Texas enfrenta una crisis sin solución

A solo 15 millas al sureste del centro de Dallas, hay una comunidad que ha sido olvidada por décadas: Kleberg-Rylie. Lo que alguna vez fue un vecindario con promesas de crecimiento y tranquilidad, hoy enfrenta una realidad muy diferente. Los vecinos, muchos de ellos inmigrantes latinos, ven cómo su entorno se deteriora con el paso del tiempo, sin recibir la atención que merecen. Lejos de ser una zona transitoria, este barrio se ha convertido en el basurero de la ciudad, donde llueven neumáticos, muebles viejos y montañas de desechos sin control.

Con una población de unos 24 000 residentes, el 60% de origen latino, Kleberg-Rylie ha sido testigo del abandono institucional. Las calles están llenas de baches, los servicios de control animal tardan días en atender emergencias, y la presencia de personas sin hogar es cada vez más visible. Los vecinos denuncian una alarmante acumulación de basura y un ambiente insalubre que afecta directamente la calidad de vida. Lejos de ser una prioridad, sienten que su comunidad ha sido invisibilizada por las autoridades de Dallas.

A pesar de los problemas, los habitantes han logrado construir un sentido de comunidad admirable. En el vecindario hay iglesias, una biblioteca, un centro recreativo, estaciones de servicio, industrias y almacenes. No es solo un barrio lleno de necesidades, también es un lugar donde las personas luchan por salir adelante. Los vecinos, con esfuerzo y solidaridad, han tejido lazos fuertes para resistir la desatención oficial, y mantienen viva la esperanza de que algún día su barrio será escuchado.

En marzo de 2024, el gobierno local intervino para limpiar uno de los terrenos ocupados por personas sin hogar. Sin embargo, en pocas semanas, tanto la basura como los campamentos regresaron. Las calles volvieron a ser bloqueadas por vehículos abandonados y los vecinos continuaron con sus reclamos. Hasta hoy, la comunidad no ha recibido respuestas concretas por parte del condado ni de la ciudad. Aun así, no pierden la fe y siguen alzando la voz, esperando que algún día Kleberg-Rylie deje de ser un punto ciego en el mapa de Dallas.