“El pájaro es libre”: Elon Musk y el camino que le espera en Twitter

Elon Musk ha cambiado su bio en Twitter a "Chief Twit" | Fuente: Composición RPP | Foto de AFP

Elon Musk llegó a un acuerdo final con Twitter para la adquisición de la plataforma por 44 mil millones de dólares.

Justo a tiempo y de la peor manera posible. Elon Musk, tras varios meses de incertidumbre, adquirirá finalmente los activos de Twitter y los fusionará con dos compañías suyas tras el desembolso de 44 mil millones de dólares. Un movimiento que, desde abril, se ahoga en la garganta por una serie de irregularidades procesales y una supuesta falta de transparencia en la información que provocó gritas en la estabilidad de la compañía.

Con el tuit “the bird is freed” y el cambio en su perfil a “Chief Twit”, Musk exhibe el “humo blanco” en el proceso de negociación, que se Cierra justo antes del plazo establecido por la jueza Kathaleen McCormick, que vence este viernes 28 de octubre a las 5pm.

Buscando CEO

Con el anuncio del acuerdo, se incluyeron varios despidos en cargos altos dentro de la compañía, entre los que destacan el CEO Parag Agrawal, el director de finanzas Ned Segal y otros puestos claves en la jefatura de Twitter.

Sin embargo, no hay noticias sobre una sucesión en estos cargos, mientras que todo apunta a que Musk se establecerá como CEO interino mientras ocurra la transición. Todo esto ocurre en medio de una confusa estabilidad laboral entre los empleados de la firma, que dudan sobre su continuidad dentro de los próximos tres meses.

Parag Agrawal, ex CTO de Twitter, había sido designado como nuevo líder corporativo de la empresa por Jack Dorsey en noviembre del 2021, tras anunciar su salida del cargo de director ejecutivo que mantuvo por años.

Durante este periodo, los cambios en Twitter apuntaban a mejorar la experiencia de usuario, la adquisición de nuevos servicios y el despliegue de Twitter Blue, el plan mensual premium con acceso a herramientas en la interfaz.

Los desafíos de Musk en Twitter

No es fácil esto, por más que seas Elon Musk. Para empezar, la red social tiene un serio problema en la moderación de contenidos, un lastre que provoca tasas bajas de inversión publicitaria y reduce los ingresos en categorías que, con el tiempo, han dejado de interesar a los usuarios o que, de plano, han sido opacadas por intereses “menos monetizables”.

Un reporte señalaba la reducción de interacciones desde cuentas grandes, un detalle que impacta en el tiempo de permanencia de los usuarios. Mientras esto ocurre, el contenido pornográfico y el destinado a criptoactivos crece considerablemente.

Al no generar tracción para una “interacción monetizable”, Twitter enfrenta otro problema: la poca eficiencia en la gestión de cuentas. Todo el debate previo a la adquisición se centró en la abundancia de perfiles spam y bots dentro de la red. Más allá de que sean solo el 5% - como sostiene Twitter – o el 20% - como argumentaba Musk -, la prevalencia de estas cuentas afecta al engagement y ael impacto real de los contenidos.

Los servicios de cuentas falsas, por años, han “hecho su agosto” inflando las métricas de influencers y perfiles que, para darse credibilidad y reputación dentro de Twitter, apelaban al arriendo de estos robots. Sitios de estafa apelan a este recurso para disfrazarse con esta métrica y no generar desconfianza en las personas con las que interactúan.

Esta enorme cantidad de fricciones provoca que la gente abandone Twitter y no sea rentable, si comparamos a esta longeva red con servicios más dinámicos como TikTok o Instagram. En los últimos años, Twitter no halló la manera de gestionar publicidad en la plataforma y su estrategia comercial solo se centraba en mercados de habla inglesa, reduciendo su capacidad de negocio a segmentos específicos.

La “Super App X”

La compra no es un capricho de Musk, pese a que el proceso haya dejado esa apariencia. El valor de Twitter es mayor al actual, pero debe ser correctamente estimulado. Es por eso que esta adquisición le permite a Elon construir un concepto más grande, y que requiere este “protocolo” basado en tuits para comenzar a diseñar “X”.

En entrevistas, Musk había señalado su interés en construir un megaentorno - actualmente bajo el nombre clave “X” - que replique en occidente lo que WeChat representa en Asia. La app de mensajería desarrollada por Tencent, reúne cientos de servicios que mantienen al usuario mucho tiempo en actividades comerciales, personales, educativas y administrativas dentro el entorno.

El reto para Musk es, sin duda, la manera en que las Big Tech calibran estos intentos. Apple y Google, dueños de los repositorios de apps más importantes del mundo, mantienen a raya aquellas aplicaciones que suelen añadir un stock de soluciones. Recientemente, Apple decidió rechazar la actualización de Spotify para la inclusión e audiolibros, un nuevo modelo de negocio tras el auge del podcast dentro de la plataforma de streaming.

Para que Elon Musk desarrolle una “Super App” que unifique múltiples servicios y que tenga éxito en Estados Unidos y Europa, debe estar en iOS y Androide. En ese punto, el hueso más duro de roer es Apple. Un camino externo, que lleve a X a ser una webapp, lo aleja de toda posibilidad de mantenerse activa en el iPhone o el iPad.

Hasta el momento, no hay detalles sobre el desarrollo de esta app ni tampoco qué otros entornos formarán parte del servicio.

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Soy Editor de Tecnología en RPP Noticias. Conduzco #FamiliaPuntoCom los sábados a las 10:30 de la mañana via RPP Radio. Reseño dispositivos, estoy en contacto con la industria de la innovación, y desarrollo contenido para NIUSGEEK y METADATA, el podcast de tecnología de RPP.

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