Elon Musk aumentó el valor de las acciones de Twitter con el anuncio de su compra, pero ahora se ha echado para atrás y ha puesto a la red social en la peor situación posible. ¿Cómo lo hizo?
Elon Musk ha logrado poner en velo al mundo de internet y las redes sociales luego de anunciar la compra de Twitter por 44 mil millones de dólares. Sin embargo, semanas después de este gran trato, el proceso está más que estancado.
Musk, multimillonario dueño de Tesla, SpaceX y Neuralink, ha puesto en una montaña rusa a los accionistas y directivos de Twitter, presionando para que hagan sus requerimientos ahora que existe dinero de por medio, en una historia que no nació recientemente, sino que viene de la gran popularidad del personaje en la plataforma.
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Elon Musk: un rockstar en Twitter
Elon Musk es uno de los usuarios más activos y con mayor actividad en Twitter. Desde su cuenta personal, no solo da alcances de las novedades de sus empresas, sino que mueve el mercado a su antojo: hace crecer y descender el valor de criptomonedas e incluso lograr que las acciones de sus empresas (o fijarlas como en el caso del 420 de Tesla). Sus tuits tienen tanto impacto que la propia Comisión de Bolsa y Valores (SEC) ha pedido a Musk que deje de hacerlo y empezó a monitorear sus publicaciones.
Pero Musk no solo quiere cambiar el mercado, sino también a la plataforma, criticándolo en más de una ocasión. El más reciente fue en abril, cuando se preguntó "¿se está muriendo Twitter?", junto a una lista de famosos que solo publican “una vez al año”.
“Como Twitter es una plaza pública, el hecho de que no se apegue a los principios fundamentales de la libertad de expresión es un peligro para la democracia”, escribió el empresario. Elon Musk se ha definido como un “absolutista de la libertad de expresión”.
Este desenvolvimiento de Elon Musk en Twitter lo ha llevado a su jugada maestra: invertir en la red social.
El 4 de abril, Musk reveló en una presentación a la SEC que pagó 2890 millones de dólares para la compra de 73 millones de acciones de Twitter, lo que representa un 9,2 % del total, pasando a convertirse en el mayor inversionista de la red social al superar al grupo Vanguard (8,79 %) o de Morgan Stanley (8,76 %). En aquella ocasión, las acciones de Twitter se dispararon un 30 %.
Este acto levantó sospechas porque lo declaró dos semanas después de realizarlo, provocando un remezón en el mercado sin avisarlo a la SEC en su momento, hecho obligatorio para la compra de participación de al menos un 5 % de una empresa. Accionistas también llegaron a interponer una demanda por ello.
En aquel momento, se esperaba que Elon Musk empezara a participar de la junta directiva de Twitter, hecho que puso al grito al cielo en la compañía que se caracteriza por ser inclusiva y abierta, frente a un millonario que ha demostrado en más de una ocasión no respetar dichas orientaciones. Sin embargo, dicha unión tenía un propósito extra: como miembro, solo podría comprar hasta un máximo de 15 % de acciones de total de la compañía.
Tras días de evaluación, el 11 de abril, el CEO de Twitter, Parag Agrawal, confirmó que Musk declinó la oferta de ingresar al consejo de administración. "Apreciamos y seguiremos apreciando siempre la participación de nuestros accionistas, tengan asiento o no en nuestro consejo. Elon es nuestro mayor accionista y seguiremos abiertos a su participación", agregó.
¿Por qué declinó? Para comprar la empresa completa.
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La compra de 44 mil millones de dólares que aún no se concreta
El 14 de abril de 2022, Elon Musk cambió el rumbo de las negociaciones al anunciar que ofrecía 43 mil millones de dólares por la empresa, a un valor de 54 dólares por acción, un precio por encima de su valor de ese entonces en un 54 %. Con ello, cada acción aumentaba su valor en un 18 % solo con el anuncio.
“Invertí en Twitter porque creo en su potencial para ser la plataforma para la libertad de expresión en todo el mundo, y creo que la libertad de expresión es un imperativo social para una democracia que funcione”, señaló Musk en una carta enviada a la junta directiva. El detalle iba con un pero: “Mi oferta es mi mejor y última oferta y, si no se acepta, tendría que reconsiderar mi posición como accionista”. En pocas palabras, un no como respuesta ocasionaría ahora una salida de 2890 millones de dólares más el caos en el resto de inversores que provocaría esta decisión.
A partir de allí, la presión ya no radicaría en Elon Musk (quien solo se preocupaba en encontrar el efectivo para el pago de 43 mil millones), sino en la cúpula de Twitter. Parag Agrawal está teniendo el proceso más difícil de su carrera, con todas las implicancias que tendría el poder vender la red social a Musk, además de las remodelaciones en la directiva que, según se leen en los informes, eliminaría al propio directivo indio y pondría al millonario a la cabeza.
Otros accionistas señalaron primero que el precio a pagar era muy bajo y se espera una venta a 70 dólares la acción, pico máximo de la compañía. Otros no desean que se concrete por las polémicas propias de Musk, pero también existe una gran cantidad de inversores que quieren ver ese ingreso de capital, lo cual divide la votación interna.
Pero la actitud de Elon Musk ha cambiado nuevamente. El pasado 13 de mayo, el millonario suspendió la compra de Twitter temporalmente por un pedido poco convencional: quiere un informe sobre cuántas cuentas falsas existen en la plataforma. Actualmente, Twitter es una red social con 217 millones de usuarios activos diarios. Este hecho llevó al desplome de un cuarto de su valor a las acciones de la compañía.
“Como resultado de estos desarrollos creemos que, si la oferta de Elon Musk desapareciera mañana, la equidad de Twitter caería en un 50% desde los niveles actuales. En consecuencia, vemos un riesgo significativo de que el precio de la operación sea más bajo”, señaló un análisis de Hindenburg Research.
En el caso de no pagar concretar la oferta, se ha establecido una penalidad de mil millones de dólares. Este monto es menor al pagado en acciones y que sacaría de la empresa tal como lo advirtió en su mensaje a los directivos, además del caos que ocasionaría en la empresa, la cual tampoco pasa por su mejor momento económico. En los resultados del primer trimestre del 2022, la red social no solo reportó una reducción en los ingresos, sino también un incremento exagerado en usuarios activos de 1,9 millones de perfiles.
Y ahora, con todos los puntos a su favor, Elon Musk se da el lujo de seguir atacando a la plataforma.
En las publicaciones, Elon Musk pidió a sus 93 millones de seguidores cambiar la personalización de Twitter del “feed algorítmico” al de “últimas publicaciones”.
De acuerdo con el CEO de Tesla, "estamos siendo manipulados por el algoritmo de formas de las que no te das cuenta".
Y este 17 de mayo, Musk, a través de un tuit, señaló que el 20 % de las cuentas de Twitter eran falsas y que Parag Agrawal, cabeza de la red social, no puede demostrar públicamente que solo un 5 % está conformado por bots. Un día antes, le contestó como emojis de heces al hilo del CEO en el que explicaba por qué es tan complicado el poder combatir contra los bots.
Todo esto indica, además de la intención de terminar por desestimar la compra, tener la posibilidad de compra a un precio mucho menor. Y los cambios en el funcionamiento de la red social no serían menores: se espera convertir a Twitter en empresa privada, añadir la función de editar tuits, cobrar a instituciones públicas por su uso y añadir el código libre en la plataforma.
Elon Musk tiene a Parag Agrawal y a todo Twitter contra las cuerdas. Y todos los mecanismos que usó para ello están amparados en la ley. ¿Podrá la red social salir airosa de esta complicada transacción? El tiempo lo dirá.
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