La seguridad informática implica la gestión de herramientas seguras para evitar que niños y adolescentes puedan encontrarse con contenido inapropiado en la Internet. En estas semanas, comparto mi propia experiencia de uso.
Con el reinicio de las clases este 2021 en el Perú, los niños y adolescentes deben permanecer más tiempo en casa. Esto genera una mayor dependencia a recursos digitales para pasar el rato lejos de los lugares frecuentes de socialización, y propicia que no solo exploren más la red en busca de respuestas para sus tareas, sino que incrementan su exposición a contenido inapropiado o a entornos en donde abunda el acoso hacia menores.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática, en el Perú el 93.9% de hogares cuenta con, al menos, un acceso a tecnología de la información y la comunicación. Además, el 92.6% de hogares peruanos acceden a la telefonía móvil, con un mayor énfasis en las zonas urbanas.
Si nos centramos en el uso de la tecnología, el estudio señala que 3 de cada cuatro menores entre los 12 y los 18 años accede a Internet. En el caso de los niños entre los 6 a los 11 años, el 42,7% de estos ingresa a la web y usa, predominantemente, un teléfono para hacerlo (15.5% del total de niños en esta edad usan una PC y un celular en casa).
Este panorama se acentúa con la cuarentena, pues los chicos buscan maneras para mantener sus entornos sociales activos mediante dispositivos tecnológicos, ante la imposibilidad de compartir espacios físicos. Sin embargo, los adultos podrían desarrollar una sensación falsa de seguridad, pues el tener a los chicos en casa no los aleja del peligro que acecha en redes. Es ahí en donde debemos habilitar el “Control Parental”.
Los entornos digitales cuentan, desde hace años, con herramientas de control parental. Estas soluciones se añaden tanto a sistemas operativos – iOS, Android, Windows – como a plataformas de comunicación y entretenimiento, y pueden tener nombres distintos según el desarrollo, como “Modo niños” o “perfil para menores”.
En principio, todas las herramientas de control parental apuntan a:
Restricciones en la navegación libre. La idea es que, durante el uso de navegadores, los niños no se encuentren con contenido ofensivo al buscar una temática. El sistema permite que los resultados obtenidos en una búsqueda sean filtrados de manera eficiente para que los chicos tengan acceso solo a lo que deben buscar.
Vínculo a la cuenta de los padres. A diferencia de cuentas abiertas, las cuentas para menores en estos entornos están asociadas a la cuenta de un adulto responsable. De esta manera, la madre o el padre habilita permisos, monitorea la actividad y supervisa el comportamiento de su hijo en el dispositivo.
Contenido en base a su edad. Si bien Internet ofrece acceso libre, las restricciones a menores apuntan a un mejor contenido en base a su edad, pues la configuración se establece en base de los datos de la cuenta y se ajustan al nivel del niño y su crecimiento.
Herramientas necesarias. Las configuraciones de control parental permiten el acceso a cierto software instalado en la PC, como programas de ofimática, diseño, navegación y videojuegos. La administración de sus permisos se instala en el entorno del adulto, y es desde esta cuenta que se permite el acceso a ciertas herramientas y páginas.
El Control Parental y las redes sociales
Es aquí en donde las aplicaciones no pueden hacer mucho por la seguridad de tus hijos, y no es su culpa. Las redes sociales establecen un mínimo de edad para crear una cuenta (13 años es casi el estándar), pero eso no significa que los chicos pueden actuar con libertad en esos entornos.
Es aquí en donde entran elementos “no tecnológicos” que los padres podemos aportar, como la confianza y la comunicación. Como señala Manuel Bruscas, vicepresidente de la app Qustodio, "las nuevas tecnologías no tienen por qué ser perjudiciales, siempre que se usen de forma correcta y siendo conscientes de sus posibles riesgos. No sirve de nada prohibirlas, lo mejor es educar en su correcto uso para aprovechar todas sus ventajas".
El conversar con tus hijos sobre los riesgos que puede encontrar en la red es importante, y siempre extendiendo la mano ante situaciones en donde sienten que pierden el control, como el grooming o recibir ciertas imágenes en el teléfono.
No existe aplicación que pueda restringir una fotografía de desnudos a través de WhatsApp o Messenger, y es casi inevitable el hecho de que nuestros hijos se encuentren con este tipo de publicaciones. Ahí la solución debe venir antes: hablar con ellos, entender la dinámica de las redes y explicar las situaciones que pueden generar peligro.
Mi configuración de Control Parental en casa
Existen muchas fórmulas para establecer control sobre cierto tipo de exposiciones. En mi caso, al tener una niña de ocho años que recibe clases remotas por videoconferencia, he aprendido a adaptar algunas soluciones a nuestra rutina diaria.
Sesión propia de Windows 10. Ella recibe clases en mi laptop, mientras yo uso la computadora de escritorio para mis notas en NIUSGEEK. En ese equipo, he abierto una cuenta @outlook para menores de edad. En ese entorno, suyo, tiene las herramientas de Office para sus clases y el navegador “Chromium Edge” ajustado por defecto a su edad. Lo puedes hacer desde “Configuración/Cuentas/Familia”.
Google Family Link. Tanto para la laptop como para el smartphone que le hemos prestado durante esta cuarentena tienen una configuración de Family Link, la solución de control parental de Google. Desde aquí controlo el tiempo de pantalla, ubico el teléfono en un mapa, establezco límites para la conexión a Internet y superviso qué aplicaciones usa.
Microsoft Teams. Debido a las limitaciones de su cuenta, hemos encontrado en esta app de Microsoft un entorno seguro para que ella pueda contactarse con nosotros, sus profesores y sus amigos. A diferencia de WhatsApp, que requiere un número telefónico y no puede ser supervisada por terceros, Teams permite ver el historial de mensajes y establecer horarios de llamada.
Netflix Kids y clave para las cuentas de adultos. Ahora que Netflix ha habilitado, por fin, los códigos para bloquear perfiles hemos decidido incluir este protocolo en la cuenta familiar que compartimos y dejar abierta la de mi hija. Esta cuenta ha sido creada dentro de Netflix como “cuenta para menores”, y solo accede a cierto contenido.
YouTube Premium. Estoy pagando YouTube Premium y eso me permite un nivel de defensa sobre uno de los temas más invasivos e impredecibles en el contenido de la plataforma: la publicidad. Con esto reduzco la posibilidad de que un contenido adulto aparezca en los videos que ella ve fuera de YouTube Kids.
Roblox. Este juego se ha vuelto popular en el grupo de amigos de mi hija, y he tenido que aprender a jugarlo, y ver con quién está interactuando. Además, me ha permitido entender cómo las personas interactúan dentro de la aplicación y cuántas propuestas de amistad llegan. Ya hablamos con ella para decirle que no debe aceptar a gente que no conoce, y vemos las cuentas que ella añadidas y que pertenecen a sus amigos del colegio.
Un router con aplicación. Pude conseguir este producto para el acceso a internet en casa que me permite gestionar el acceso de equipos a mi red. Desde la app puedo bloquear su teléfono y la PC para que no puedan conectarse a Internet, y lo mismo puedo hacer con cada equipo conectado. Esto añade una capa más de control, ya que ella aun no tiene un chip con datos.
Reglas extra. Además de estas soluciones tecnológicas, hemos dispuesto algunas medidas más:
El teléfono es “prestado”, no de ella. Es un smartphone que tenemos en caso se dañe o pierda el que usamos frecuentemente, y se lo hemos cedido durante el tiempo que ella permanezca en casa. Los límites han sido claros, y existen consecuencias asociadas al comportamiento que ella tenga en casa.
El teléfono no “duerme” con ella. A la hora determinada, ella nos entrega el teléfono y lo dejamos apagado. Ella no se lleva el equipo a su cuarto, ni tampoco le permitimos usarlo en el baño u otro ambiente cerrado de la casa.
Beneficios y consecuencias. Cada acción positiva o negativa sobre el uso del teléfono determina una acción. Esa acción puede ser no dar el teléfono durante todo el día, o ganar el derecho de uso por tareas culminadas. Como el teléfono no es suyo, debe hacer mérito para obtenerlo.
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