El misticismo detrás del Titanic, uno de los mayores barcos de pasajeros en la historia, provoca que millonarios en la actualidad saquen su lado explorador e intenten acercarse a sus restos, aunque esto pueda significarles la muerte, como pasó con Titán.
El mundo entero ha vuelto a entrar en shock debido a una nueva tragedia en las aguas del Océano Atlántico. A exactamente 113 años del naufragio del RMS Titanic, un sumergible dedicado a expediciones a sus escombros, aún blanco de estudios y análisis, ha implosionado a solo 488 metros de ella.
Titán, de la empresa OceanGate, fue el centro de las preocupaciones, oraciones y misiones de rescate. Era un suceso con plazo limitado. Desde su desaparición solo se contaban con un plazo máximo de 96 horas para las reservas de oxígeno de sus cinco tripulantes, quienes, lastimosamente, han fallecido. Esta es la cronología de un accidente que, según extrabajadores de la empresa y antiguos pasajeros, era cuestión de tiempo ante las pocas medidas de seguridad del submarino.
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Los antecedentes
El descenso de Titán hacia los escombros del Titanic no era el primero. OceanGate ya había logrado realizar esta hazaña en ocasiones anteriores, en 2021 y 2022.
Sin embargo, su éxito en ellas no dejaba de causar dudas sobre el funcionamiento del submarino de fibra de carbono. En 2018, dos exempleados de la compañía habían sido separados por expresar su preocupación por las medidas de seguridad del sumergible. Esta se desestimó para finales del mismo año.
Otro ejemplo son las declaraciones del explorador Chris Brown, quien retiró sus depósitos de 110 mil dólares que había pagado para la travesía tras ser testigo de dichas cuestiones en carne propia. Aun así, OceanGate prosiguió en sus planes.
Más famoso es el caso del mexicano Alan Estrada, el popular “Alan por el mundo”, que pudo estar en una de las expediciones al lecho marino. "Todas las personas que hicimos esa expedición estábamos plenamente conscientes de los riesgos que estábamos tomando", señala a BBC Mundo. "Pero nunca me sentí inseguro. Estaba plenamente consciente de los riesgos y sabía que, si algo pasaba, si había algún fallo en esas profundidades y el sumergible implosionaba, probablemente ni cuenta nos íbamos a dar".
Titán está fabricado en fibra de carbono y titanio. Mide 2,8 metros de ancho, 2,5 de alto, 6,7 de profundidad y cuenta con oxígeno para cinco personas por 96 horas. Esta información es clave para lo que pasaría después.
El hecho
Cinco personas se dirigían a cumplir esta misión a las profundidades del Océano Atlántico el pasado domingo 18 de junio.
Estaba en el listado de miembros Hamish Harding, multimillonario presidente de la compañía de jets Action Aviation y que no era nuevo en viajes inéditos: ya había ido al espacio (100 km de altitud) con la empresa espacial de Jeff Bezos, Blue Origin). Lo acompañaba el empresario de Pakistán Shahzada Dawood, quien iba con su hijo Suleman a cumplir un sueño. El guía científico era el francés Paul-Henry Nargeolet, experto en estudio del Titanic, mientras que Stockton Rush, ejecutivo de OceanGate, era también el piloto del sumergible. A excepción de este último, el resto de pasajeros pagó 250 mil dólares por el viaje.
El submarino partió de la ciudad de St. Johns, en la provincia canadiense de Terranova. Inició su descenso 400 millas mar adentro, según el Centro Conjunto de Coordinación de Rescate en Halifax, Nueva Escocia.
Titán salió de un rompehielos llamado Polar Prince para iniciar sus operaciones. 1 hora y 45 minutos después, se perdió el contacto total con la nave.
Quien asumió de inmediato las tareas de búsqueda fue la Guardia Costera de Estados Unidos, precisamente la de Boston, Massachusetts. La presencia del contraalmirante John Mauger sería clave para las comunicaciones oficiales desde esta fecha. 9:13 pm hora local.
Las misiones de búsqueda
El domingo, la situación empezaría a agravarse al pasar de las horas debido al principal contador: la reserva de oxígeno.
La misión en Titán es de 8 a 10 días desde que abandona el puerto. El submarino no permanece necesariamente todo el tiempo bajo el mar, sino que desciende y asciende en múltiples oportunidades durante el tiempo de acción.
Pero las 96 horas de reserva se encontraban para el caso de emergencias que puedan suscitarse, como en esta ocasión.
Por su proximidad, los equipos de rescate de EE. UU. y Canadá se unirían para encontrar al submarino. "Es una región lejana y es complicado hacer búsquedas en una zona así", dijo el lunes el contralmirante John Mauger a los reporteros en Boston, desde donde supervisaba la operación.
20 kilómetros cuadrados, con 4 kilómetros de profundidad, era el área en el cual buscar. En el centro, en el lecho marino, yacen los restos del Titanic. A tal profundidad se pueden esperar presiones unas 380 veces superiores a la presión atmosférica a la que estamos acostumbrados en la superficie de la Tierra.
Para localizarlo se utilizan al menos dos aviones, un submarino y boyas sonar. Estas boyas están a la escucha de ruidos submarinos, incluidas las balizas de socorro que puedan haberse disparado.
Las primeras previsiones del fin del oxígeno determinaban hasta el jueves 22 de junio y, mientras pasaba el tiempo, se iban agotando las ilusiones de poder hallar a los integrantes de la expedición con vida.
Pero un día antes, el miércoles 21, se halló una luz de esperanza. O un sonido, mejor dicho.
La misma Guardia Costera estadounidense confirmó en las primeras horas del miércoles que equipos de rescate detectaron "ruidos bajo el agua" en el área de búsqueda. Como resultado, se reubicaron las operaciones de un ROV (vehículo operado en remoto, siglas en inglés) en un intento por explorar el origen de los ruidos. Allí, el marcador se había reducido de 96 a menos de 30.
La etapa crítica de la búsqueda, este jueves, iniciaría con ayuda francesa, un enorme buque robot y con una noticia más que impactante. Wendy Rush, esposa del Stockton Rush, era descendiente del magnate minorista Isidor Straus y su esposa, Ida Straus, dos de las personas más ricas a bordo del Titanic. Esta figura incluso fue representada en la película de James Cameron, formando parte del universo colectivo del que se habla cuando se referencia al enorme buque.
Lastimosamente, allí empezaríamos a encontrar el desenlace de la historia.
Un misterio (casi) resuelto
Para las 11 de la mañana, hora Perú, el robot controlado remotamente, daría con la pista clave para resolver el caso. Muy cerca de los escombros del Titanic, se hallarían "un marco de aterrizaje y una cubierta trasera” que, horas más tarde, confirmaríamos eran de Titán.
La Guardia Costera, con nuevamente Mauger en la voz, esclarecería el tema. A solo 488 metros del escombro principal, se consolidaban nuevas piezas históricas de una tragedia. Su presencia también confirmaba la muerte de sus tripulantes por implosión: proceso físico en el que un objeto se contrae hacia su propio centro bajo la acción de fuerzas externas o internas. En este caso, la presión de las profundidades.
“Estos hombres eran auténticos exploradores que compartían un marcado espíritu de aventura y una profunda pasión por explorar y proteger los océanos del mundo. Lamentamos la pérdida de vidas y la alegría que aportaron a todos los que conocieron”, diría en un comunicado OceanGate sobre la muerte de los 5 tripulantes de Titán. “Este es un momento muy triste para toda la comunidad de exploradores y para cada uno de los familiares de los perdidos en el mar. Pedimos respetuosamente que se respete la intimidad de estas familias durante este doloroso momento”, agregaron.
Pero esto está lejos de terminar.
A partir de aquí, los esfuerzos cambian de forma. Se debe hallar, primero, a los restos o pertenencias de los tripulantes, como una forma de dar cierre al tristísimo capítulo por el que pasan sus familiares. Además, se debe determinar la causa del desastre, así como el momento exacto en el que sucedió la implosión.
“Comenzaremos a desmovilizar personal y embarcaciones de la escena en el transcurso de las próximas 24 horas. Pero vamos a continuar con las operaciones remotas en el fondo del mar”, añadió Maugen en su conferencia de prensa más apenada. “En nombre de la Guardia Costera de EE. UU. y todo el comando unificado, ofrezco mis más profundas condolencias”.
Al menos 46 personas viajaron con éxito en el sumergible de OceanGate hasta los restos del transatlántico en 2021 y 2022. Pero, si es que las autoridades toman las cartas en el asunto, ninguna persona más volverá a pasar el riesgo de morir en esta parte del Atlántico. El Titanic es majestuoso, pero también es parte de un pasado al que solo los científicos e historiadores, con todas las medidas de seguridad necesarias, deberían viajar.
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