En espera del próximo ministro de Salud [COLUMNA]

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La gestión de Pedro Castillo ha sido particularmente desastrosa en materia de Salud Pública. Su primer ministro del sector fue Hernando Cevallos, quien mantuvo viceministros nombrados por Francisco Sagasti, preservó lo que se venía haciendo bien y logró mejorar los indicadores de vacunación.

Pero como el mérito no se toma en cuenta, Castillo lo sacó sin explicaciones y nombró en su reemplazo al inefable doctor Hernán Condori, quien reforzó la llamada “cuota” de Vladimir Cerrón. En abril de este año nombró a Jorge López, quien tenía tanto tiempo libre que se dedicó a operaciones inmobiliarias e incluso a la venta de un tomógrafo a un empresario cuyos centros de salud se enriquecen a causa de las carencias en los hospitales públicos. De una manera inesperada, Pedro Castillo anunció la destitución de López, horas después de que el programa Punto Final difundiera sus actividades ilegales. Entre ellas, el uso de empleados del ministerio de Salud para “pitufear” dinero en efectivo que se usó para la adquisición de un departamento.

El ministro de Justicia afirmó anoche que el presidente y el primer ministro han decidido adoptar un “viraje” y separar a todo funcionario que sea cuestionado, para facilitar las investigaciones y evitar que se les atribuya obstrucción a la Justicia. ¿Cómo saber si el ‘viraje” no será una promesa incumplida más? Los enfermos que esperan durante meses para obtener una cita, los niños que padecen anemia, los pacientes para los que no hay tomógrafos y los médicos con contratos precarios merecen algo más que promesas. Y menos aún, pagar las consecuencias del apetito de poder de Perú Libre, de la codicia de ministros venales y de la incompetencia de Pedro Castillo.

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