El río Santa, Chavimochic y Chinecas; por Fernando Carvallo [COLUMNA]

Si los plazos se cumplen, la espera de casi cuarenta años dará lugar a una transformación radical de las pampas desérticas de la costa ancashina. | Fuente: Andina

El Gobierno anunció ayer que se ha concedido la buena pro de los estudios técnicos del proyecto Chinecas a una empresa alemana especializada en estudios de ingeniería, irrigación e hidroeléctrica.

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El río Santa es uno de los más caudalosos que atraviesa la costa peruana. Durante décadas nos hemos acostumbrado a verlo llevar cantidades enormes de agua dulce desde los nevados de la sierra norte hacia el Océano Pacífico. Y durante décadas no hemos sido capaces de aprovechar esa agua para ampliar la superficie agrícola y para garantizar agua potable y energía eléctrica en ciudades de población creciente como Chimbote

Y de pronto tuvimos, primero, el destrabe del proyecto Chavimochic, que beneficiará a cuatro valles de La Libertad: Chao, Virú, Moche y Chicama. Como para probar que es cierto que las buenas noticias atraen otras buenas noticias, el primer ministro y el gobernador regional de Áncash han anunciado ayer que se ha concedido la buena pro de los estudios técnicos del proyecto Chinecas a una empresa alemana especializada en estudios de ingeniería, irrigación e hidroeléctrica. 

Si los plazos se cumplen, la espera de casi cuarenta años dará lugar a una transformación radical de las pampas desérticas de la costa ancashina. Chinecas, como Chavimochic, es un acróstico que une los valles de Chimbote, Nepeña, Casma y Santa. Y que significará cincuenta mil hectáreas que aportarán 150 000 empleos formales y una contribución considerable a nuestra capacidad agroexportadora. 

La noticia es tanto más alentadora que durante sucesivos gobiernos regionales hubo dirigentes que sucumbieron a la corrupción y terminaron presos. En el lanzamiento del proyecto, Alberto Otárola expresó su alegría como ancashino. Y Kiko Noriega aprovechó para informar que desde julio tendremos aviones comerciales aterrizando en el aeropuerto de Huaraz. 

No sabemos con precisión cuál pueda ser la clave de estos dos éxitos. Pero no cabe duda que nada se hubiera podido lograr sin resolver el problema del tráfico de tierras y por encima de todo, el de la corrupción. 

Las cosas como son

Fernando Carvallo

Fernando Carvallo Columnista

Periodista

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