¿Qué razón puede haber para que el Gobierno nombre a la cabeza de EsSalud a una persona que hace menos de un mes tuvo que renunciar al Ministerio de Salud?
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¿Qué razón puede haber para que el Gobierno nombre a la cabeza de EsSalud a una persona que hace menos de un mes tuvo que renunciar al Ministerio de Salud? Rosa Gutiérrez fue invitada ante el Congreso el pasado 15 de junio para que explique la ligereza de su política frente al dengue.
Sus explicaciones no fueron convincentes pero la por entonces ministra se había presentado con una carta de renuncia que la presidenta y el primer ministro se precipitaron en aceptar. EsSalud necesita desde hace tiempo de un líder con autoridad y eficiencia.
¿Por qué Rosa Gutiérrez podría inspirar confianza ahora si no supo hacerlo durante los seis meses en que dirigió el Ministerio de Salud? ¿No hay otras personas capaces de liderar las reformas en una institución de la que la población espera un servicio de calidad? ¿O será que el Gobierno ha optado por encerrarse en un círculo de personas de lealtades ciegas y silencios cómplices?
Dina Boluarte, Alberto Otárola y -en este caso- el ministro de Trabajo deberían saber que parar durar tienen que ampliar el reducido porcentaje de electores que los apoya. Y eso es exactamente lo contrario que nombrar funcionarios cuestionados desde el origen.
El propio Colegio Médico ha expresado sus reservas, que son las mismas que tuvo frente al desempeño ministerial de Rosa Gutiérrez. La defensa extravagante que la exministra hizo de su trayectoria y de sus méritos académicos se ha quedado en la memoria de la mayor parte de médicos.
Por eso no extraña que haya congresistas que desde ya anuncian que se adoptarán sanciones políticas. Son congresistas de diferentes bancadas que en este caso no parecen actuar con sesgo político, aunque la prudencia debería llevarnos a reconocer que nunca se sabe. La salud de los afiliados de la Seguridad Social es demasiado importante como para resignarse a decisiones que nos recuerdan los nombramientos irresponsables que solía hacer Pedro Castillo.
Las cosas como son
Fernando Carvallo Columnista
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