Analistas de diferentes tendencias sostienen que la larga etapa de precariedad política que seguimos atravesando comenzó en julio del 2016, cuando Pedro Pablo Kuzcynski formó un gobierno que tuvo al frente a un Congreso hostil.
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Toda democracia necesita un Congreso independiente y eficiente. El Congreso es el espacio del diálogo por excelencia, la expresión de la diversidad geográfica e ideológica de nuestra sociedad. Cada ciudadano puede rechazar al presidente y al Poder Ejecutivo, pero nadie debería definirse contra todo el Congreso, puesto que por definición representa el espectro de las ideas políticas que existen en nuestro país. Y también la diversidad de estilos y de formas de hacer política. Desdichadamente las sucesivas encuestas muestran consistentemente que la confianza de los ciudadanos en el Congreso se ha ido reduciendo hasta ubicarse por debajo del 10%. Analistas de diferentes tendencias sostienen que la larga etapa de precariedad política que seguimos atravesando comenzó en julio del 2016, cuando Pedro Pablo Kuzcynski formó un gobierno que tuvo al frente a un Congreso hostil, en el que la mayoría absoluta era detentada por un solo partido: Fuerza Popular. Algunos señalan que la censura parlamentaria del ministro Jaime Saavedra consolidó una polarización que culminó con la renuncia de Kuzcynski y la inestabilidad de la que no hemos logrado salir. Pero el Congreso que se instaló el 2021 ha ido más lejos en el descrédito: un miembro desaforado por violación sexual, otro condenado por corrupción, varios investigados por complicidad con Pedro Castillo. En los últimos tiempos hemos sabido que varios congresistas han sido capaces de beneficiarse con parte de las remuneraciones de sus empleados. Y esta misma semana hemos sabido que el congresista Diego Bazán ha renunciado a la comisión que investiga el favorecimiento de empresas chinas, después de haber aceptado una invitación para visitar el gigante asiático. Por cierto que hay congresistas que salvan el honor de su institución. Cada uno reconocerá a los suyos. Algunos siguen siendo incluso favorables a las elecciones anticipadas. Duren lo que duren, necesitamos una renovación que revitalice nuestra democracia y restablezca la confianza de los ciudadanos.
Las cosas como son
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