Necesitamos paciencia y serenidad para que las investigaciones avancen. Y evitar que las antipatías políticas nos hagan perder el norte de la lucha contra la impunidad.
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Por muy fatigados que podamos estar del clima de querella y las acusaciones recíprocas entre instituciones del Estado y autoridades públicas, hay algo todavía peor. Y es que tras los despliegues retóricos y la profusión de argumentos, lo que de verdad motive la acción de algunos sea la búsqueda de impunidad. Parece bastante claro que Pedro Castillo intentó construir una red de congresistas sensibles a sus favores para evitar el riesgo de la vacancia. Pero todo lleva a creer que esa modalidad de hacer política sobrevivió al fracasado golpista del 7 de diciembre. Anoche, la congresista Lady Camones confirmó en RPP que como presidenta de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales tuvo acceso a una carpeta fiscal que detallaba las acciones de los llamados “Niños”. Y dijo también, que pese a las evidencias los “Niños” nunca fueron sancionados. Desde luego, la suspendida Fiscal de la Nación Patricia Benavides atribuye a Marita Barreto la falta de resultados en la investigación, lo que le habría impedido denunciar a congresistas protegidos por la inmunidad de sus cargos. Habrá que esperar que se confirmen las afirmaciones del ex asesor Jaime Villanueva, para saber por orden de quién y con qué objetivo estableció relaciones con los “Niños”, que fueron blindados en el Congreso. Necesitamos paciencia y serenidad para que las investigaciones avancen. Y evitar que las antipatías políticas nos hagan perder el norte de la lucha contra la impunidad. No importa que los corruptos sean de izquierda, derecha o centro. Lo que importa es que distorsionan la acción del Estado y matan la confianza de los ciudadanos. Ese ha sido siempre el camino hacia destrucción de la democracia, puesto que si la democracia no sirve para mejorar los servicios públicos y garantizar la igualdad ante la ley, la opinión pública se verá tentada por el atractivo que despiertan los discursos simplistas y la mano dura de los dictadores. Hay que oponer al espíritu del sectarismo, el valor de la moderación y la aspiración común a vivir en un mundo sin corrupción ni impunidad.
Las cosas como son
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