Solo 14 horas pasaron desde que Pedro Castillo dijo que respetaba la Constitución y el debido proceso hasta su anuncio de disolver el Congreso para instalar un “gobierno de excepción”. Su aventura golpista fracasó y fue vacado por el Parlamento.
Cerca de las 10:00 p.m. del martes 6 de diciembre y a un día del debate de la tercera moción de vacancia presidencial, el entonces mandatario Pedro Castillo negó estar implicado en actos de corrupción y – en un afán de volver a victimizarse – dijo que en sus 17 meses de gestión un sector del Congreso ha tenido como “único punto de agenda” intentar destituirlo del cargo.
En un mensaje a la Nación, emitido desde Palacio de Gobierno, Castillo Terrones anunció esa vez que ejercería su defensa ante el Parlamento y señaló que aquellos que promueven su vacancia “serán responsables de que sus decisiones no generen más inestabilidad en el Perú”.
"Mañana afrontaré una tercera moción de vacancia basada en dichos de terceros que, para rebajar sus penas por los presuntos actos cometidos, abusando de mi confianza, intentan involucrarme sin pruebas. Ratifico que jamás le he robado un solo sol a mi patria”, señaló.
Al minimizar los tropiezos de su gestión alegando que es “un hombre del campo que está pagando errores por su inexperiencia”, el entonces jefe de Estado dijo que era un demócrata que “respeta la Constitución, la institucionalidad, el debido proceso, el estado de Derecho y el equilibrio de poderes”.
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Pedro Castillo y su gran contradicción
Catorce horas luego de aquel mensaje, Castillo Terrones se contradijo totalmente en un inesperado pronunciamiento a horas de votarse la moción que promovía el congresista no agrupado Edward Málaga.
Al promediar las 12:00 p.m. de este miércoles, el exmaestro chotano, en una clara intención de convertirse un dictador más de la historia del Perú, anunció la disolución arbitraria disolución del Congreso y la instalación de un “gobierno de excepción”; así como la convocatoria de elecciones congresales para que el nuevo Parlamento elabore una nueva Constitución.
Sin contar con argumentos jurídicos válidos, tal como lo dijo el propio presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Morales; Castillo también ordenó restructurar todo el sistema judicial, con la aparente motivación de evadir las investigaciones que encabeza la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, quien investiga al vacado mandatario por presuntos delitos como organización criminal, tráficos de influencias, colusión agravada, delito contra la administración pública y delito contra la tranquilidad pública.
"A partir de la fecha y hasta que se instaure el nuevo Congreso de la República se gobernará mediante decretos ley. Se decreta el toque de queda a nivel nacional a partir del día de hoy, miércoles 7 de diciembre de 2022, desde las 22.00 horas hasta las 4.00 horas del día siguiente", anunció.
La intentona golpista de Castillo Terrones fracasó y no contó con el respaldo de su propio Gabinete Ministerial, y eso se vio reflejado con las renuncias de su primera ministra, Betssy Chávez, y sus más fieles escuderos: Roberto Sánchez (Comercio Exterior), Alejandro Salas (Trabajo) y Félix Chero (Justicia).
A la par, el Congreso de la República adelantó el debate de la moción de vacancia presidencial y, con 101 votos a favor, aprobó destituir a Castillo Terrones. Una algarabía se desató entre los congresistas de oposición y, luego, se convocó a la vicepresidenta Dina Boluarte para jurar como la primera presidenta de la historia republicana del Perú.
Pedro Castillo llegó al poder tras imponerse sobre Keiko Fujimori (Fuerza Popular) en las Elecciones Generales 2021. Apenas duró 17 meses en el cargo y “sobrevivió” a dos intentos de vacancia presidencial. Al cierre de la nota, el personaje, que ocupó Palacio de Gobierno para “representar al pueblo”, permanecía en la sede de la Prefectura al lado de su expremier Aníbal Torres.
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