Los limeños de hoy se caracterizan por su diversidad, que sin embargo no ha abolido referencias y núcleos culturales que han resistido al paso del tiempo y al aumento extraordinario de la población.
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Hay pocas ciudades en el mundo que pueden mostrar sitios arqueológicos que evidencian el talento constructivo y urbano de ancestros que vivieron hace cuatro mil años. Esa es la antigüedad de algunas de nuestras huacas, como la que se denomina El Paraíso, en las cercanías del río Chillón, actual distrito de San Martín de Porres.
Cuando los españoles llegaron a lo que hoy llamamos Lima, encontraron una agricultura floreciente en más de cien mil hectáreas, un complejo sistema de irrigación, pirámides y plazas ceremoniales. Pizarro y sus compañeros invitaron a participar en la ceremonia de toma de control al último cacique, Taulichusco, quien hasta 1535 residió en el área en la que hoy se ubica el Palacio de gobierno.
La ciudad actual rinde homenaje a Taulichusco con una roca andina junto a la Plaza de Armas y un busto en el distrito de Pueblo Libre, donde terminó sus días, lejos del Rímac y cerca del mar. Cinco siglos después Lima es una ciudad de más de diez millones de habitantes, provenientes de todos los rincones de nuestro país y de una gran variedad de países.
Los limeños de hoy se caracterizan por su diversidad, que sin embargo no ha abolido referencias y núcleos culturales que han resistido al paso del tiempo y al aumento extraordinario de la población. No hay mejor manera de conocer las preocupaciones de los limeños de hoy que el informe anual presentado esta semana por el Observatorio ciudadano Lima cómo vamos.
El principal malestar es sin duda la inseguridad ciudadana, puesto que apenas 3% de los limeños sienten seguridad en el barrio en el que viven y en los espacios que frecuentan. La segunda queja se dirige a la basura física y la tercera a la basura moral, que solemos llamar corrupción. Y, en cuarto lugar, el transporte. Desde la huaca El Paraíso hasta Taulichusco y desde el último cacique hasta nuestros días vivir en Lima ha requerido dos manifestaciones de sabiduría: 1) Conocer y adaptarnos a nuestro territorio. 2) Respetar a nuestros semejantes y evitar vivir en estado permanente de inseguridad, violencia y amenaza.
Las cosas como son
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