Desde la cima del cerro, la capilla ‘Tobogan macho’ funge como punto de partida y bendición a los que emprenden una caída libre llena de piedras y arena hasta la meta en la plaza central de Coayllo, en Cañete.
Cientos de turistas peruanos pusieron a prueba su valentía a lo largo del fin de semana para desafiar al 'Tobogán macho', un cerro de más de 280 metros de altura situado en la localidad de Coayllo, provincia de Cañete, al sur de Lima, por el que solo los más valientes se atrevieron a deslizarse sin ningún equipo de seguridad.
"Valor, coraje y atrevimiento" son las características que destacan a los participantes de este reto, que consiste en descender lo más rápido posible desde un cerro de 289 metros de altura, sin ningún equipo de protección o asistencia médica.
Desde la cima del cerro, la capilla ‘Tobogan macho’ funge como punto de partida y bendición a los que emprenden una caída libre llena de piedras y arena hasta la meta en la plaza central de Coayllo, uno de los típicos distritos desérticos del sur de Lima.
Ana Villalobos, primera regidora de Coayllo y testigo de los cientos de personas que han aceptado el reto, lo describe como una carrera "solo para valientes e intrépidos”.
"En un inicio, los profesores nos hacían bajar por el cerro como parte de nuestras actividades educativas, hasta que a un alcalde se le ocurrió volverlo una competencia", recuerda Ana sobre la historia de este reto extremo.
Evento de hace 26 años
El desafío del 'Tobogán Macho' se inició hace 26 años en Coayllo, ubicado a unos 100 km al sur de Lima, el evento cierra las celebraciones por el festival del níspero, una fruta oriunda de este pueblo.
En esta edición participaron diecisiete personas entre ellas cuatro mujeres y cinco adolescentes entre 15 y 18 años. El primer puesto se llevó 800 dólares, mientras que el segundo y tercer puesto 500 y 260 dólares, respectivamente.
"La cosa es salir con todo", explica Jan Carlos Gómez, ganador por cuarta vez de esta competencia. Su tiempo en esta edición fue de un minuto y 29 segundos, superando su récord anterior y cumpliendo la promesa que se hace todos los años al viajar a Coayllo "competir y ganar".
Por su parte, Carmen Chisle, una de las cuatro mujeres en aceptar el descenso mortal, tiene 43 años y es madre de dos hijos. Ella encuentra la motivación en enfrentarse a sus miedos.
"La primera vez sentí temor, tragas mucha tierra y te puedes cortar con las rocas, pero esta es mi tercera vez que lo hago y me gusta", explica Carmen.
Poco a poco se ha ido haciendo masivo y conocido este evento, según explica la regidora Villalobos, tras dar a conocer una cifra de más de 3.000 turistas que acudieron a la festividad del níspero.
"Coayllo revienta siempre, cada vez se hace más masivo, ya no hay capacidad para carros, para estacionamiento, los hospedajes dos meses antes están llenos y ese es el turismo que queremos incentivar porque nos trae desarrollo", sostiene Villalobos.
La carrera del ‘Tobogán Macho’ se realiza una vez al año durante los primeros días de octubre como acto de clausura del festival del níspero en Coayllo. La convocatoria a este reto es libre para cualquier turista nacional o extranjero. (Con información de EFE)
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