El miedo de la población de Lima previo a la proclamación de la Independencia del Perú

El historiador Arnaldo Mera señaló que el miedo de los vecinos de Lima de un eventual levantamiento de la plebe desaparecerá cuando el general San Martín ingresó a la ciudad pacíficamente y garantizó a un sector de la sociedad realista la seguridad y que no habría una “ruptura completa” con el establecimiento de una República. Foto: Detalle del cuadro de Juan Lepiani. | Fuente: Proyecto Especial Bicentenario

El arribo del general José de San Martín y el Ejército Libertador causó miedo para algunos vecinos de Lima, sobre todo para comerciantes, funcionarios y la nobleza, ahora la guerra tocaba sus puertas. ¿Cómo esos temores influenciaron en la Independencia del Perú?

Acechaba de día y de noche. Merodeaba en los extramuros de la antigua ciudad. La desesperación se percibía en las calles ante su arribo inminente. El hambre y la enfermedad invadían las casas. Rumores de saqueos y violencia se esparcían por doquier en Lima. La desconfianza al otro imperaba. Algunos acudían a los conventos para resguardarse, mientras otros huían entre gritos y confusión hacia la fortaleza del Real Felipe, en el Callao. Sin embargo, aquello que pensaban asediaba a la capital del Virreinato del Perú en 1821 hace tiempo que ya estaba entre ellos: el miedo.

En septiembre de 1820, el Ejército Libertador del Sur desembarcó en Paracas, con la misión de contribuir con los patriotas en la emancipación del Perú. Su arribo era una preocupación para algunos vecinos de Lima, sobre todo para comerciantes, funcionarios y la nobleza, ya que las guerras de la independencia parecían lejanas. Pero, ahora, surgían viejos y nuevos temores que iban en aumento.

¿Cuáles eran los miedos de la población de Lima previo al ingreso del general José de San Martín con el Ejército Libertador? ¿Y cómo esos temores influenciaron en la Independencia del Perú?

Miedos justificados

El historiador Arnaldo Mera Ávalos (PUCP) señaló en su investigación Cuando la patria llegó a la capital: el miedo ante el advenimiento de la Independencia, 1820-1821, que ese temor se expresaba en una desesperación generalizada ante una eventual alteración del orden público y la subversión ante la autoridad.

Precisó que para la mayoría de los vecinos de Lima “no solo existía un miedo a aspectos doctrinarios de una ideología, que conllevaría el formar parte del ejército de la patria o simpatizar con esta”, sino que también “existía un miedo a la hipotética situación de un levantamiento de la plebe, que se podía volver real”. Es decir, las propiedades e intereses de cierto sector estaban en riesgo.

"Hay un miedo por parte de los habitantes (que tenía algún recurso) de que la plebe tomase la ciudad. La plebe estaba conformada por diferentes sectores populares y se incluían ahí a los libertos, tal vez a los esclavos que podían andar en las calles. Era gente con poca capacidad económica que saquearon pulperías. Sí, pasaron desmanes entre el 6 y el 9 de julio (de 1821). Sí hubo desmanes en la ciudad", dijo el historiador en conversación telefónica con RPP.

Arnaldo Mera aseguró que la población de Lima vivía en la incertidumbre de qué podía pasar con su seguridad cuando llegara el Ejército Libertador. Enfatizó que muchos de sus miedos estaban justificados por noticias de las rebeliones en Río de la Plata, en el Alto Perú, en Chile y la "ruptura exabrupta" que sucedió en la Revolución Francesa años en 1789.

"Se sabía que habían hechos de violencia, hechos bélicos y de represalia de los realistas. Los miedos no es que sean inventados, sino que es a raíz de la lectura de las gacetas, de tanto de la Gaceta de Madrid como de la Gaceta de Gobierno de Lima o de otras que llegaban a la capital (...) la población letrada se va enterando de lo que está pasando tanto por la Revolución Francesa, por la por la Revolución de mayo de 1810 de Buenos Aires y por todas las rebeliones indígenas del Alto Perú (...) la gente tiene miedo porque obviamente sabe que Lima es un reducto del realismo", indicó.

Hechos convulsos

Pero ¿cómo se llegó a esa situación? En pocos meses tras la llegada de Ejército Libertador al Perú una serie de hechos generaron la angustia en Lima durante 1820 y 1821: El 30 de octubre el almirante Thomas Cochrane inició el bloqueo del puerto del Callao ocasionando la carestía de alimentos, el 6 de noviembre se producirá la captura de la fragata española Esmeralda por parte de las fuerzas patriotas. Ese mismo mes el general José de San Martín se trasladó a Huacho.

El 2 de diciembre el batallón español Numancia desertó y pasó a las filas del Ejército patriota, mientras que el 6 de diciembre el general Juan Álvarez de Arenales venció a las tropas realistas en Cerro de Pasco y el 29 de diciembre la Intendencia de Trujillo proclamó su independencia. Finalmente, como la cúspide de un panorama desolador para los españoles el 9 de enero de 1821 se produciría el motín de Aznapuquio contra el virrey Joaquín de la Pezuela.

En medio de esta crisis política, una escasez de alimentos, una epidemia sobre la capital y el accionar de las montoneras, el nuevo virrey José de la Serna decidió abandonar Lima el 6 de julio rumbo al Cusco junto a todo el ejército realista. En ese momento, el pánico invadió a una población que fue abandonada a su suerte. Los vecinos de Lima empezaron a desconfiar del otro, oír rumores de saqueos, presenciar casos de violencia y esperar lo peor con la llegada de tropas extranjeras conformadas por la plebe y esclavos.

El miedo que se sentía en Lima con el desembarco del general José de San Martín también existía en otras ciudades del Virreinato del Perú como en Trujillo.Fuente: Andina

Según el historiador Gustavo Montoya en el libro El pueblo de Lima durante el proceso independentista, una epidemia azotó la capital del Virreinato del Perú cuando se registraban altas temperaturas a causa de un Fenómeno El Niño. Refiere que la insalubridad era tal que los hospitales de la ciudad estaban llenos de enfermos y algunos con casos terminales.

Además, destacó que en los valles alrededor de Lima grupos de montoneras patriotas, “compuestas por esclavos y grupos subalternos de mestizos y castas”, atacaban a partidas del ejército español y hacían suyas “la propaganda e intensa retórica patriota”.

Un ejemplo del terror que vivieron en esos días los vecinos de Lima lo da el marino y viajero inglés, Basil Hall, quien en su relato El Perú en 1821 señaló que el retiro del virrey La Serna de Lima provocó la “fuga inmediata” hacia la Fortaleza Real Felipe en el Callao por “miedo” y “puro pánico”.

“Grupos de gente a pie, en carros, a caballo, pasaban presurosos; hombres, mujeres y niños, con caballos y mulas y numerosos esclavos cargados con equipaje y otros valores, transitaban confundidos, y todo era gritería y confusión En la ciudad misma la consternación era excesiva; los hombres vacilaban en la terrible duda de lo que habría que hacer; las mujeres se veían por todas partes correr hacia los conventos; y las callejuelas estaban literalmente atestadas con carros y mulas cargadas y con jinetes. Toda la noche continuó la confusión y, al venir el día, el virrey salió con sus tropas, no dejando ni un solo centinela en el polvorín (…) un terror vago de alguna terrible catástrofe era la causa de este pánico universal”, escribió en su diario recogido en la Colección documental de la Independencia del Perú, tomo XXVII, volumen 1.

Para Arnaldo Mera, el miedo de los vecinos de Lima de un eventual levantamiento de la plebe desaparecerá cuando el general San Martín ingresó a la ciudad pacíficamente y garantizó a un sector de la sociedad realista la seguridad de las calles y que no habría una “ruptura completa” con el establecimiento de una República como, por ejemplo, el respeto a títulos nobiliarios.

"Es un miedo frente a la ruptura de lo que de lo que se estaba viviendo. No se sabía qué podía pasar. Entonces, esa tranquilidad se la va a dar San Martín cuando ocupa pacíficamente la ciudad. Cuando el marqués de Montemira, a quien el virrey La Serna deja como gobernador de la ciudad -un anciano aristócrata de casi 80 años-, invita a San Martín y éste acepta su invitación, se va a perder el miedo a la plebe", explicó el historiador.

Miedo fuera de Lima, el caso Trujillo

El miedo que se sentía en Lima con el desembarco del general José de San Martín también existía en otras ciudades. El historiador de la Universidad Nacional de Trujillo, Juan Castañeda Murga autor (con Isaac Trujillo Coronado) de la investigación Un acercamiento a la experiencia del miedo: la independencia en la ciudad de Trujillo, Perú, analiza el temor de una eventual incursión armada en el norte del Virreinato del Perú “que permitió a la élite criolla comenzar a cuestionar su lealtad al rey y buscar otras alternativas de gobierno”.

En conversación con RPP, Juan Castañeda sostuvo que “hay varios niveles de miedo” de la población de Trujillo que inician con los procesos independentistas en Río de la Plata y Chile. Indicó, por ejemplo, que hay un temor a convertirse en súbditos de la monarquía inglesa y caer en el anglicanismo y dejar de pertenecer al reino de España.

Precisó que son tres las etapas de cómo el miedo se acentúa en la población de la Intendencia de Trujillo a través de expediciones navales: En 1816, con la expedición de Brown al virreinato, el asalto del puerto de Santa en 1819 por parte de Cochrane y, finalmente, con la presencia del general San Martín al norte de Lima en 1820.

“Estos insurgentes son vistos como piratas, porque también atacaron Paita, Santa y el mismo Huanchaco (…) y claro estas noticias llegan a Trujillo y la gente pues siente miedo”, afirmó.

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Juan Castañeda señaló que los temores tienen su culmen con la presencia del general San Martín en el Perú y la élite trujillana comienza a pensar que es hora de optar mejor por la independencia “en salvaguarda de los intereses”.

San Martín llega al país en septiembre de 1820 y el cabildo dejó de sesionar. Claramente se nota que están pensando en optar por la independencia (…) optar por la independencia porque quieren proteger sus negocios. Además, porque la independencia de Chile significó la pérdida de un mercado”, aclaró.

¿Miedo a la plebe?

La historiadora de la PUCP y editora del libro El miedo en el Perú Siglos XVI al XX, Claudia Rosas Lauro, explicó en conversación con RPP que el miedo a la plebe, que así se llamaba en el siglo XVIII a los sectores populares, era un "temor estructural" que venía de años atrás. Afirmó que era un grupo al que “siempre se veía como algo potencialmente amenazante” sobre todo en coyunturas de crisis.

"Lo que pasa es que en el siglo XVIII las ciudades, no solo en el Perú, sino en América; tenían un componente multiétnico muy grande que era superior a los criollos y españoles. Y estos sectores populares están constituidos por población indígena que vivía en las ciudades. Castas, que eran las llamadas mezclas étnicas donde estaban mestizos, libertos, afrodescendientes; y todo este conjunto era un conjunto numeroso de personas, según el censo 1790", precisó.

Claudia Rosas, integrante de la Academia Nacional de la Historia, aseguró que en ese entonces existía un temor a estos grupos porque "había una visión negativa", ya que se pensaba que eran "proclives al hurto, no tenían temor de la autoridad, que les gustaban los juegos de azar, el alcoholismo, y eran poco dados al trabajo".

"Esta visión desde la Ilustración se afirmó en el siglo XVIII. Y a estos sectores que habían ganado en presencia en la ciudad se buscaba controlarlos. Si nosotros pensamos desde 1780 con la rebelión de Túpac Amaru II, luego el impacto de la Revolución Francesa en la década de 1790 sobre todo, y los posteriores sucesos de la independencia, hay muchas coyunturas de un temor muy grande a desmanes, a las conspiraciones, a la movilización social de estos grupos que pudieran amenazar a los grupos de poder, a las clases altas en la ciudad", dijo.

"Los miedos no vienen solos"

Ante la consulta de qué temor imperaba más durante el proceso emancipador, Claudia Rosas aclaró que, al analizar la historia de la independencia del Perú y la del continente, que trata en el libro Los miedos sin patria. Temores revolucionarios en las independencias iberoamericanas, observa que “los miedos no vienen solos” citando al historiador francés, Jean Delumeau, quien trató el estudio sistemático del miedo en Occidente en la época moderna.

“Es lo que él llama el tren de miedos. Entonces, el miedo a la violencia, al atentado frente a la vida, pero también a las propiedades venía de la mano con el temor a las nuevas ideas, a la inversión del orden social, político y religioso, incluso económico, del statu quo. Esos temores vienen juntos y en determinadas coyunturas se mezclan. A veces cobra más importancia alguna, pero un temor también está vinculado a otros temores”, expresó.

“Por ejemplo, el miedo a la patria, a la independencia, venía con esos otros temores que acabo de mencionar. Es más, incluso el miedo a la intromisión considerada extranjera en la independencia, el miedo a figuras de autoridad, que fueron los libertadores como San Martín y Bolívar. Pero a la vez estaba el miedo a la anarquía, y por eso posiciones fuertes”, manifestó.

Es así, que Claudia Rosas remarca que se debe entender que la independencia es “un periodo diverso, complejo, con coyunturas diferenciadas” donde no podemos decir que un miedo específico primó más que otro en todo el proceso emancipador.

"Una cosa es la década de 1810 y otra cosa va a ser, por ejemplo, la década de 1820. Mientras en una hay movimientos con reivindicaciones sociales a nivel regional y grandes movimientos como el del Cusco de 1814 y 1815; en la década de 1820 es un contexto de guerra, de revolución más fuerte, con los ejércitos libertadores que vienen con San Martín primero y después con Bolívar. Y es un momento donde la contingencia de la guerra y de la política está pesando. Entonces, ahí los temores funcionan de manera de manera diferente, pero además hay un temor diferenciado porque una cosa es lo que temen los sectores populares, los indígenas, y otras otros temores son aquellos de las élites sobre una inversión al orden. En cambio, para estos otros sectores, no todos claro, era una posibilidad de poner en el tapete sus reivindicaciones”, finalizó.

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Bachiller en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Federico Villarreal. Especializado en la cobertura de temas de actualidad, política y mundo. Periodista con más de 15 años en experiencia en medios digitales e impresos.

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