Familiares de las víctimas recuerdan el terrible accidente que le ocurrió al avión con destino a Chachapoyas, el cual no dejo sobrevivientes.
Luego de dos décadas del lamentable accidente aéreo, los familiares y amigos de las víctimas no olvidan lo que experimentaron aquel día.
La mañana del 9 de enero del 2003, el vuelo 222 de Tans Perú, con destino a la ciudad de Chachapoyas, se estrelló contra el cerro Golorque, ubicado en el distrito de San Jerónimo, en la provincia de Luya, en la región Amazonas.
El trágico accidente no dejó sobrevientes, y cobró la vida de 46 personas; dentro de los cuáles, 37 eran adultos, cinco eran niños y cuatro eran parte de la tripulación.
Sin contratiempo aparente
El avión Fokker F28 de la empresa Tans Perú, correspondía a un vuelo cívico que llevaba pasajeros desde la capital hasta la ciudad de Chachapoyas. El vuelo 222 realizó sin problema una escala en el Aeropuerto Internacional Capitán FAP José A. Quiñones, en la ciudad de Chiclayo y, a las 08:17 a.m. partió a su destino final.
El experimentado piloto, el capitán Julio Aliaga Menéndez, tenía más de 9 mil horas de vuelo al momento del accidente; había realizado esa misma ruta cientos de veces, sin embargo, el avión perdió contacto con la torre de control y desapareció apenas tres minutos antes de su previsto aterrizaje.
Avión estuvo desaparecido dos días
El avión, que anteriormente pertenecía a la Fuerza Aérea del Perú (FAP), fue declarado en emergencia a las 08:43 a.m., luego de haber perdido contacto con el aeropuerto de Chachapoyas. En primera instancia, las autoridades del aeropuerto pensaron que había caído en la ciudad de Lamud, ubicada a 20 kilómetros al noreste de Chachapoyas.
El entonces coronel de la FAP, Juan Rodríguez, lideró las operaciones de rescate que movilizaron centenares de militares y policías bajo un manto de nubes e intensas lluvias, para localizar al avión desaparecido con 42 pasajeros y cuatro tripulantes a bordo.
Sin embargo, tras dos días de largas jornadas los helicópteros militares identificaron los restos del avión a 16 kilómetros del aeropuerto. Estos se encontraron ubicados en la ladera del cerro Golorque, en una altitud 3 300 m s.n.m., en el distrito de San Jerónimo, ubicado en la provincia de Luya, en el departamento de Amazonas.
Conclusiones de la investigación
El Ministerio de Transportes y Comunicaciones determinó que, según el examen registrador de voz de cabina, la tripulación estaba demasiado confiada y no siguió el protocolo de aterrizaje. Además, la comunicación de aeropuerto con la tripulación fue deficiente, ya que no se disponía de un equipo de medición de distancia (DME) para comprobar la distancia a la que se encontraban la pista.
Asimismo, las condiciones de visibilidad se vieron afectadas por un denso banco de niebla que finalmente provocó el impacto. El informe oficial concluyó que las causas más probables del accidente fueron por la "complacencia" y "la falta de comunicación efectiva" entre la tripulación.
Recuerdo eterno
Algunos familiares y amigos recordaron a los seres queridos que perdieron en el lamentable accidente. Comentaron cómo recibieron la noticia y lo que significó esta tragedia que dejó en luto a toda la región de Amazonas.
Muchos de los que estaban a bordo eran profesionales de la salud, así contó el doctor Juan Carlos Díaz Sánchez quien el año del suceso, era director del Hospital Regional Virgen de Fátima de Chachapoyas recordó algunos colegas que trabajaban en el mencionado hospital. Se refirió especialmente la pérdida de sus compañeros, los doctores Neill M. Roman Robles, Luis Humberto Mendoza Guevara y la doctora Carmen Virginia Zubiate Mas, por su gran calidad humana y profesional.
El doctor Díaz contó que, a partir de ese evento se nombró al centro de salud 9 de Enero, que se encuentra ubicado en el asentamiento humano Santo Toribio de Mogrovejo, en la ciudad de Chachapoyas. Además, comentó que se hicieron dos monumentos conmemorativos por los fallecidos del accidente; uno de ellos, se encuentra en el cementerio de la ciudad, en donde figura una placa con todas las víctimas y, el otro memorial hace mención específica de los fallecidos que eran parte del personal médico del hospital regional.
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Asimismo, Jorge Luis Zubiate Mas habló de la pérdida de su hermana, la doctora Carmen Virginia Zubiate Mas y su pequeño sobrino, Miguel Alberto Reyna Zubiate, quienes estaban de retorno a su ciudad de natal de unas breves vacaciones en Lima.
El señor Jorge, periodista de profesión, indicó que fue el primero en su familia de enterarse de la dolorosa noticia. Agregó que, a pesar de su arraigada crianza religiosa, hasta la fecha no comprende por qué sus seres queridos tuvieron ese trágico final; mencionó que cada año, en estas fechas, realizan una misa que reúne a la familia para honrar a su hermana y sobrino.
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De igual forma, Héctor Manuel Badillo Bramón, recordó la pérdida de su esposa, Patricia Marleni Meléndez López, y sus dos menores hijas de 10 y 2 años. Contó que su esposa iba de retorno hacia su natal provincia Rodríguez de Mendoza, con el fin de entregarle regalos navideños a sus padres y hermanos; había optado por ir en ese vuelo, ya que su menor hija no podía soportar el largo viaje en bus.
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