Juan Francisco Silva duró a causa de un apoyo especial que le ofreció el presidente Pedro Castillo por razones que una investigación judicial podrá explicar.
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Después de invocar cientos de veces su compromiso con el pueblo y de asegurar que cumpliría sus deberes hasta el último momento, el ministro Silva presentó su renuncia y el presidente Castillo se apresuró a aceptarla. Juan Francisco Silva sobrevivió a cuatro gabinetes y a cuestionamientos que le fueron formulados desde el primer momento: sin formación ni experiencia en el Estado, multas por faltas graves cuando se desempeñaba como conductor informal, nombramientos de funcionaros sin idoneidad, apartamiento de los mejores cuadros con experiencia en su ministerio. Silva duró a causa de un apoyo especial que le ofreció el presidente Castillo por razones que una investigación judicial podrá explicar. Por ahora disponemos de la versión de la lobista Karelim López quien ha afirmado haber participado en actos de corrupción con una mafia encabezada por el presidente Castillo e integrada, entre otros, por el ahora ex ministro Silva.
La renuncia de Silva se produjo mientras el Congreso debatía su censura. SP y Podemos anunciaron que se abstendrían, aunque como la mayoría de las bancadas reconocieron que había demasiada corrupción. Por grave que sea que un funcionario incompetente se halle a la cabeza del más importante presupuesto de inversión del Estado, es aún más grave no saber qué se quiere hacer con ese presupuesto. Además de desviar parte del dinero a bolsillos privados, ¡por supuesto! El Perú sufre de un déficit de infraestructura que todos padecemos en nuestra vida diaria. La brecha de infraestructura impide también aumentar la productividad de nuestras empresas. Silva no podía hacer nada mejor que renunciar. Y hasta quizás la suya prefigure la renuncia que llegado el momento Pedro Castillo podría juzgar oportuno presentar. Se ahorraría y le ahorraría al Estado tiempo, procedimientos y energía que más vale la pena poner en políticas públicas orientadas al desarrollo.
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