Restos de las víctimas de la masacre de Accomarca serán sepultados este viernes 37 años después

Restos de las víctimas de la masacre de Accomarca serán sepultadas este viernes 37 años después | Fuente: Foto: AFP

En la plaza del pueblo de Accomarca, en la región de Ayacucho, se dará el último adiós a las víctimas de la matanza perpetrada por una patrulla del Ejército el 14 de agosto de 1985, entre ellos una veintena de niños.

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Los restos de decenas de víctimas del 'carnicero de los Andes' serán sepultados este viernes en un pequeño cementerio de una remota aldea de Perú 37 años después de una emblemática masacre en la época del terrorismo (1980-2000).

En la plaza del pueblo de Accomarca, en la región de Ayacucho, se dará el último adiós a las víctimas de la matanza perpetrada por una patrulla del Ejército el 14 de agosto de 1985, entre ellos una veintena de niños.

Decenas de pequeños ataúdes blancos con los restos de las víctimas, con crucifijos plateados en la cubierta, han sido velados durante dos días en la iglesia del pueblo por sus parientes.

"Yo perdí a mi madre y a mis cinco hermanos", dijo con lágrimas a la AFP Teófila Ochoa, quien tenía 11 años y se salvó corriendo al campo el fatídico día.

Los soldados que comandaba el subteniente Telmo Hurtado mataron y quemaron a casi todos los habitantes de Accomarca, alegando que eran integrantes del grupo terrorista Sendero Luminoso.

Hurtado, "el carnicero de los Andes", cumple una sentencia de 23 años de prisión por la masacre tras ser extraditado desde Estados Unidos. De los 10 militares condenados por la matanza, cinco están prófugos.

"A todos los llevaron en filas, los metieron en tres casas con balacera, bombas y después empezó a arder en llamas. Todos gritaban, fue un terrible momento", relató Ochoa, de 49 años, quien porta una foto en blanco y negro de su madre.

Misa y ceremonia

Estas exequias que tienen lugar con 37 años de retraso han alterado la apacible vida en Accomarca, situada a casi 3.400 metros sobre el nivel del mar y rodeada de cerros con pinos y eucaliptos.

Sus 500 habitantes viven del cultivo de cebada, papa, quinua y trigo, y la mayoría solo habla quechua, como sus ancestros. Una misa será oficiada en la mañana en la iglesia donde las víctimas fueron veladas el miércoles y jueves.

Después, los pequeños ataúdes serán llevados a la plaza, al frente del templo, donde se levantó un escenario con fondo blanco con imágenes de las exhumaciones de las víctimas en una fosa común.

En la plaza se hará una ceremonia en presencia de autoridades gubernamentales llegadas de Lima y luego los ataúdes serán conducidos al pequeño cementerio del cerro San Cristóbal, desde cuya cima se divisa un fértil valle.

Decenas de sepulturas de cemento fueron construidas especialmente para acoger los pequeños ataúdes. AFP

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