El matrimonio igualitario no es legal en Perú, por lo que inscribir a los hijos de parejas del mismo sexo en los registros es una opción que no se contempla en los trámites administrativos.
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Noam o Dakarai no tienen los mismos derechos que otros niños peruanos, No pueden heredar o recibir atención sanitaria de la misma forma que el resto porque tienen dos madres. En Perú, este detalle afecta al derecho de identidad de los menores y genera largas batallas judiciales para sus familias.
El matrimonio igualitario no es legal en Perú, por lo que inscribir a los hijos de parejas del mismo sexo en los registros es una opción que no se contempla en los trámites administrativos.
Esta falta de ambos apellidos en los niños de familias homoparentales en su documentación legal le expone a una desprotección que les afecta en su día a día.
Jenny Trujillo y Darling Delfín son las madres de Dakarai, nacido en México, donde pudo recibir los apellidos de ambas porque se casaron fuera de Perú. Pero en 2016, cuando llegaron al Perú natal de sus madres, el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) no permitió que el menor tuviera sus apellidos.
Desde entonces, comenzaron una lucha legal para que el Estado peruano reconozca los derechos de su hijo, así como el de los de otros miles nacidos en el seno de familias homoparentales.
"No hay ninguna ley que prohíba que un peruano o peruana tenga dos mamás o dos papás, no hay nada en nuestra legislación donde ponga que eso está prohibido", explicaron a Efe Delfín y Trujillo durante una videollamada desde Canadá, donde ambas residen actualmente.
Hace cinco años interpusieron una acción de amparo contra el Reniec que el Segundo Juzgado Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima dictó como favorable para su familia y obligaba al registro a otorgar al pequeño un Documento Nacional de Identidad (DNI) con los apellidos de ambas, pero todavía no ha sucedido.
Es por esto por lo que el matrimonio acudió el pasado mes de marzo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para presentar una demanda internacional contra el Estado de Perú para que el registro nacional acate la sentencia y que Dakarai consiga el documento legal que recoja la realidad de su familia.
"No sabemos a quién está defendiendo el Reniec porque nosotras estamos defendiendo a nuestra familia. No sabemos por qué tiene que apelar a una sentencia de un juez, está defendiendo una creencia y no nos está defendiendo a nosotras como ciudadanas", dijeron Delfín y Trujillo, pioneras en acudir a la instancia internacional.
UNA LUCHA ICÓNICA PARA EL COLECTIVO
"Ellas representan no solo una lucha legal, son un icono, un ejemplo de roles para la juventud y para miles de chicas que no saben, no quieren o tienen miedo de aceptar su identidad por temor a no encontrar roles que se vean acompañando su plan de vida", explica a Efe Luisa Morcos, madre junto con Mabel Aguilar de un bebé de 20 meses, Noam.
En su caso, no tuvieron la posibilidad de tener a su hijo fuera del país para que este tuviera sus apellidos, por lo que optaron por poner de forma simbólica el apellido de Luisa como segundo nombre del pequeño y Mabel lo registró como madre soltera.
Ajeno a todo ello, Noam muestra orgulloso cómo ha aprendido a señalar dónde están sus ojos o su nariz mientras sus madres explican a Efe las trabas que encuentran por ser una familia diferente a la norma y no poder inscribir a sus hijos con ambos apellidos.
"Mi hijo no está protegido por el Estado de la misma forma que lo están otros niños. Si, por ejemplo, me atropellan y me muero, Noam no puede heredar nada mío", declaró Morcos, que no es la madre legal del pequeño.
Además, si esta va con él al hospital es muy posible que no le atiendan porque ella no está registrada en el DNI del niño. Además, el hijo de una pareja homosexual solo puede optar al seguro de salud de su progenitor legal y no se puede elegir cuál de los dos es mejor.
Otro escenario que muestra una diferencia con las familias heterosexuales es que, si la pareja se rompe, no existe ninguna herramienta legal que obligue a la madre no legal a seguir manteniendo al hijo, como tampoco hay una protección en el caso de que el tutor legal se traslade a otra región o país.
"Somos miles de familias homoparentales en Perú y nos hace falta visibilidad, pero eso no significa que no existimos", dijo Aguilar al explicar que dentro de la asociación a la que pertenecen hay hijos de parejas homosexuales que ya han acabado el colegio.
"No somos nada nuevo, siempre hemos existido y el Estado debe dar respuesta a nuestra situación", concluyó Aguilar.
EFE
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