No resignarnos a la violencia en el VRAEM, por Fernando Carvallo [COLUMNA]

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No debemos resignarnos a que en el corazón de nuestro territorio siga existiendo una región sometida a la violencia de remanentes terroristas y de varias generaciones de narcotraficantes.

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Un comunicado del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas confirma que durante la madrugada de ayer cuatro miembros del Ejército fueron víctimas de una emboscada llevada a cabo en las alturas de la provincia ayacuchana de Huanta, cerca de la localidad de Putis. Un teniente, dos suboficiales y un sargento fallecieron, mientras que otros tres miembros del Ejército resultaron heridos. El comunicado señala también que “las fuerzas del orden lograron abatir a dos delincuentes terroristas, los cuales cayeron con su armamento de largo alcance”. Aunque el comunicado no hace referencia al narcotráfico, parece claro que la prolongada subsistencia de grupos subversivos en el VRAEM se explica por su alianza con grupos que producen y exportan cocaína a mercados internacionales. Es evidente que la estrategia aplicada desde hace más de quince años, no está funcionando, sea por la pasividad o, peor aún, por la complicidad de autoridades en diversos niveles del Estado. ¿Cómo, si no, explicar que ingentes cantidades de insumos químicos puedan ser introducidos a una región en la que se halla presente cerca de una décima parte de nuestra Fuerza Armada? En los últimos tiempos se han multiplicado las voces pidiendo un cambio de estrategia, que permita por ejemplo tener un comando unificado que integre a los efectivos de la Fuerza Armada con los de la Policía Nacional. Los campesinos que cultivan coca para su uso ancestral, son los primeros perjudicados por la destrucción de las tierras sometidas a insumos químicos utilizados para la producción de cocaína. Es momento de expresar condolencias a las familias de los militares caídos en combate. Pero precisamente por respeto a ellos y para que no se sigan produciendo emboscadas y muertes, tenemos que comenzar reconociendo que se ha expandido la superficie dedicada al cultivo ilegal de la coca. No debemos resignarnos a que en el corazón de nuestro territorio siga existiendo una región sometida a la violencia de remanentes terroristas y de varias generaciones de narcotraficantes.

Las cosas como son



Fernando Carvallo

Fernando Carvallo Columnista

Periodista

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