Qué triste sería un país en el que no se pudiera contemplar de lejos paisajes y de cerca maravillas de la naturaleza como un ave, un mamífero marino, una orquídea silvestre o un árbol milenario.
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El Perú ha integrado a su calendario oficial de conmemoraciones el Día de las Áreas Naturales Protegidas, justamente como hoy, el 17 de octubre. Esa decisión se tomó en el marco de la realización en nuestro país un Congreso dedicado a las áreas naturales en América Latina y el Caribe.
Se trata de una conmemoración que forma parte de una toma de conciencia mundial: no solo hemos heredado un patrimonio cultural, como la lengua que hablamos, la arquitectura que admiramos, las canciones que cantamos y la comida que comemos. Hemos heredado también áreas naturales excepcionales, muchas de las cuales son vulnerables a la actividad humana, su contaminación y su apetito de dominación. Qué triste sería un país en el que no se pudiera contemplar de lejos paisajes y de cerca maravillas de la naturaleza como un ave, un mamífero marino, una orquídea silvestre o un árbol milenario.
En un país así estaríamos obligados a sufrir cada día con las malas noticias, sin sentir que vivimos en un espacio en el que la belleza natural merece ser contemplada y, en consecuencia, protegida.
Por supuesto, que ese es el caso emblemático de Paracas, el Parque Huascarán, la ciudadela de Machu Picchu y el lago Titicaca. Pero poco a poco se han ido incorporando por iniciativa de los ciudadanos o del Estado otras áreas, hasta completar un total de 73 áreas naturales protegidas.
No solo se trata de belleza, también de reconocer que no conocemos todos los tesoros que pueden existir en esas áreas y que algún día podremos descubrir realidades desconocidas que nos sirvan a curar enfermedades y a vivir una vida de mayor calidad.
Es sin embargo cierto que las áreas naturales parecen poco importantes en un país en el que existen inseguridad alimentaria y auge de la criminalidad. Pero esas desgracias pasarán, tarde o temprano. Lo que no pasa es la destrucción de espacios naturales o la extinción de una especie.
Las cosas como son
Fernando Carvallo Columnista
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