En un contexto caracterizado por escándalos de corrupción que han llegado a tocar al propio presidente, la más reciente encuesta nacional sobre corrupción de Proética registra un notorio deterioro de percepciones y actitudes de la ciudadanía ante este problema.
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En un contexto caracterizado por recurrentes escándalos de corrupción que han llegado a tocar al propio presidente de la República, Pedro Castillo, durante el ejercicio de su cargo, la más reciente encuesta nacional sobre corrupción de Proética registra un notorio deterioro de percepciones y actitudes de la ciudadanía ante la corrupción en el Perú al compararse con ediciones anteriores.
La sensación de que en los últimos cinco años la corrupción ha aumentado y llegado a un nivel inédito de 81 %, mientras que la esperanza de que se pueda reducir este problema en los próximos cinco años solo está presente en 10 % de las personas encuestadas. Por el contrario, más de la mitad (53 %) tiene la seguridad de que seguirá aumentando en el futuro.
Por primera vez desde el 2004, el Gobierno central es percibido como una de las instituciones más corruptas (42 %), por debajo del Congreso (60 %, que sigue sobre su promedio histórico) y por encima del Poder Judicial (34 %). Al mismo tiempo, la mención al Gobierno nacional como quien debiera liderar la lucha anticorrupción se ha reducido notablemente con respecto del año 2017 (44 % a 22 %), mientras que el Poder Judicial, la Fiscalía y el Congreso aumentaron fuertemente como los llamados a cumplir ese rol, seguidos de la Procuraduría Anticorrupción.
Sin embargo, la evaluación sobre el desempeño contra la corrupción de las instituciones es muy preocupante: el Congreso obtiene la peor calificación (83 % lo evalúa mal o muy mal), seguido del gobierno central (73 %) y los partidos políticos (72 %). Las valoraciones menos críticas dentro del Estado son obtenidas por la Fiscalía (12 % la evalúan bien o muy bien), la Defensoría del Pueblo (15 %) y las fuerzas armadas (26 %).
Ante este ambiente de extendida sensación de corrupción e ineficiencia para combatirla, la población percibe el impacto negativo sobre su vida cotidiana y la vida del país, principalmente en el aspecto económico. Así, a nivel familiar, la mayoría reconoce que la corrupción perjudica su economía familiar y reduce sus opciones de conseguir empleo; mientras que en cuanto al país, hay una mayor coincidencia en el menor crecimiento económico y en el aumento de la pobreza y desigualdad como los principales impactos negativos de esta.
Frente a este panorama de desánimo social, el director ejecutivo de Proética, Samuel Rotta, señaló que más allá de una necesaria salida al actual entrampamiento político, es indispensable garantizar que no se siga retrocediendo en las reformas que se había iniciado en años anteriores, en particular la modernización del servicio civil, la función de integridad pública, la justicia, el financiamiento de la política, la transparencia y el acceso a la información pública o el control gubernamental.
“Además de iniciar discusiones técnicas serias sobre una reforma al régimen de contratación pública para que las obras públicas dejen de ser vistas como un botín por parte de autoridades y empresas corruptas”, agregó Rotta.
"Alta tolerancia de población hacia la corrupción"
Samuel Rotta señaló este viernes en entrevista con el programa Ampliación de Noticias que a pesar de 20 años de reformas anticorrupción desde el fin del gobierno de Alberto Fujimori ha habido poco liderazgo para la implementación de estas medidas. En el último par de años advirtió un retroceso en algunos complementos claves contra la corrupción.
Asimismo, el director ejecutivo de Proética consideró que la encuesta revela una "alta tolerancia de la población hacia la corrupción", donde más de la mitad de la población no se muestra tajante a rechazar este tipo de conductas. Esto, afirmó, se mezcla con la incapacidad de la administración para poder ejercer un control eficiente, por ejemplo en contrataciones públicas.
"Tenemos en conjunto un panorama que nos muestra sociedad muy desconfiada, desperanzada, y por lo tanto inclinada o proclive a tolerar actos de conductas de pequeña, mediana corrupción", dijo.
La XII Encuesta Nacional sobre Percepciones de la Corrupción de Proética ha sido ejecutada por Ipsos en agosto y ha sido posible por la colaboración del Proyecto Inversión Pública Transparente de USAID, Proyecto Construyendo Gobernanza con Integridad implementado por la GIZ, así como de Rainforest Foundation Norway y Environmental Investigation Agency.
Ficha técnica de la Encuesta Proética 2022:
Universo: Hombres y mujeres mayores de 18 años residentes en las zonas urbanas del Perú.
Muestra: 1 882 encuestados, con un margen de error de +/- 2.3 %, asumiendo un nivel de confianza del 95 %
Fecha: Del 23 al 31 de agosto de 2022.
Técnica: Encuestas cara a cara en hogares, con tablets.
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