Castillo se dirige a la “Opinión pública”, por Fernando Carvallo [COLUMNA]

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El comunicado publicado ayer por el presidente Castillo innova en algunos aspectos de forma pero persiste en algunos errores de fondo. Respecto a las innovaciones de forma, hay que destacar el título, a la opinión pública. Es decir, Castillo deja por un momento su mistificada noción de pueblo, para reconocer que existe una “opinión pública”, que por definición es plural, cambiante e incompatible con su reducción a una única interpretación. Conocemos numerosos gobernantes que por candidez o por cálculo se han sentido la voz del pueblo, en cuyo nombre han cometido las peores arbitrariedades. Los casos cercanos de Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Evo Morales deberían bastarnos.

El caso de Cuba es diferente, porque el partido único habla en nombre de una clase obrera que es virtualmente inexistente en la isla caribeña. El error de fondo más grave es la incapacidad de autocrítica, lo que lo vuelve incapaz de comprender a quienes no piensan como él.

Las críticas a su gobierno son asimiladas a una “nueva campaña mediática”, a “intentos golpistas”, o a “grupos de poder que promueven de manera sistemática una innecesaria vacancia presidencial”. ¿No puede entender Pedro Castillo que sus reuniones en la calle Sarratea, su injerencia en la jerarquía de la Policía y algunos de sus nombramientos inspiran una desconfianza que solo puede ser disipada con actos? Habrá que esperar cómo se concreta la promesa de “un gabinete más participativo y de ancha base para un mayor beneficio de todos los peruanos”.

“Todos”, dijo, lo que implica que hay legítimos intereses diversos, que corresponde al Estado arbitrar. En materia de calidad educativa por ejemplo, o de seguridad en el transporte público. Hasta ahora lo que vemos es un gobierno sometido a intereses de grupos particulares, cuando no de grupos mafiosos.

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