Asesinatos en Pataz: la incapacidad del Estado para enfrentar al crimen organizado, por Fernando Carvallo

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El ataque criminal cometido en la madrugada del sábado contra trabajadores de la empresa minera Poderosa no hace sino poner en evidencia las graves deficiencias del Estado para hacer frente a la criminalidad organizada. Poderosa, presente de larga data en la provincia liberteña de Pataz, es conocida por su compromiso con la responsabilidad social e incluso, su respaldo a la investigación arqueológica en la región. Pero durante los últimos años se ha dejado que se generalice en Pataz y en las vecinas provincias de Cajamarca la presencia de mineros ilegales, que han intentado extorsionar y enriquecerse a costa del trabajo de una empresa formal. El censurado ministro Vicente Romero se reunió con dirigentes de la empresa, pero nunca presentó un plan para evitar la consolidación de la minería ilegal del oro, inevitable factor de lavado de activos y de corrupción en nuestro país. Según informe actualizado de la ONG Capital Humano y Social, la minería ilegal se ha convertido en la principal economía delincuencial del Perú, con un movimiento cercano a 4,000 millones de dólares anuales, es decir mucho más que el dinero negro del narcotráfico. Durante el gobierno de Pedro Castillo representantes de los mineros ilegales adquirieron notoriedad y buscaron consolidar su poder en Pataz y otras regiones de nuestro territorio. Lo que enfrentamos ahora es la confluencia de la minería ilegal con organizaciones criminales transnacionales. El impacto del ataque en el terreno de la empresa Poderosa ha tenido repercusión internacional, lo que agrava el panorama desalentador de la inversión extranjera. La presidenta Dina Boluarte y el ministro de Defensa Jorge Chávez se han comprometido a reforzar la presencia de las fuerzas del orden, y sobre todo a ejecutar un plan para evitar que la confluencia entre mineros ilegales y sicarios imponga la ley de la fuerza, corrompa autoridades y someta a trabajadores y ejecutivos de las empresas formales. Estamos en espera de conocer ese plan.

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