Alejandro Toledo en vísperas de su captura, por Fernando Carvallo [COLUMNA]

Alejandro Toledo gobernó el país entre 2001 y 2006. | Fuente: Andina

Toledo personificó la nación entre el 2001 y el 2006, pero ahora personifica el fracaso de nuestra clase política: su partido ha desaparecido, sus mentiras se han vuelto cada vez más inverosímiles y los logros económicos de su gestión serán recordados en asociación con la codicia y la avidez por el dinero mal habido.

Escucha el canal de podcast de Las cosas como son en RPP Player.

Los que no vivieron la vida política a principios de siglo en el Perú difícilmente podrán comprender la esperanza que encarnó Alejandro Toledo. Su campaña del año 2000 propuso un país con crecimiento e inclusión, sin corrupción ni concentración del poder, sin amenazas a la prensa ni encubrimiento de las violaciones de los derechos humanos.

Dos décadas después, Toledo ha venido multiplicando recursos y mentiras para que Estados Unidos no lo entregue a las autoridades peruanas y así evite dar explicaciones sobre los graves cargos de corrupción que pesan sobre él. El juez que ve su causa lo ha conminado a entregarse a la Justicia antes del viernes a las 11 de la mañana, para volver a ser encarcelado hasta que se concrete la extradición al Perú.

La recepción de una millonaria coima de Odebrecht habría sido cubierta por un complicado circuito financiero que terminó en la compra de inmuebles en un barrio residencial de Lima. Un ejecutivo de la empresa brasileña y Joseph Maiman terminaron por revelar la verdad. Por eso el caso Toledo es el judicialmente más avanzado en la vasta trama Lava Jato.

Toledo personificó la nación entre el 2001 y el 2006, pero ahora personifica el fracaso de nuestra clase política: su partido ha desaparecido, sus mentiras se han vuelto cada vez más inverosímiles y los logros económicos de su gestión serán recordados en asociación con la codicia y la avidez por el dinero mal habido. Sus denuncias contra la persecución política, la arbitrariedad judicial y la discriminación étnica, recuerdan los argumentos usados por Pedro Castillo para disimular su aprovechamiento del poder.

Ojalá que un juicio a Toledo marque una inflexión en la impunidad con la que han contado siempre los que conquistaban el poder. El Perú y los peruanos merecemos mucho más que la aparición cada cinco años de un demagogo sin ideas, sin credenciales democráticas y, peor aún, sin compromiso con la verdad.

Las cosas como son


Te recomendamos

Fernando Carvallo

Fernando Carvallo Columnista

Periodista

Tags

Suscribirte al newsletter de tus noticias preferidas

Suscríbete a nuestros newsletter y actualiza tus preferencias

Buzon
Al suscribirte, aceptas nuestras políticas de privacidad

Contenido promocionado

Taboola