Aunque hay una gran diversidad geográfica, cultural y política a lo largo de nuestro territorio, todas ellas enfrentan cuatro desafíos comunes: ganarse la confianza de la población, dar pruebas objetivas de luchar contra la corrupción, tomar medidas contra la delincuencia, ejecutar los presupuestos de que disponen.
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26 gobernadores regionales, cerca de 200 alcaldes provinciales y más de 1900 alcaldes distritales comenzaron ayer sus mandatos de cuatro años. En algunos casos se trata de figuras con experiencia política, en otros profesionales que en un momento de sus vidas han decidido dar un salto a un tipo de actividad diferente a la acostumbrada. Algunos son militantes de partidos, otros independientes que han creado un movimiento que les permitiera inscribirse como candidatos. Son las autoridades que se hallan más cerca de la población, puesto que a diferencia de congresistas o ministros, tienen un mandato circunscrito a la región o a la localidad en la que han ganado las elecciones. Aunque hay una gran diversidad geográfica, cultural y política a lo largo de nuestro territorio, todas ellas enfrentan cuatro desafíos comunes: ganarse la confianza de la población, dar pruebas objetivas de luchar contra la corrupción, tomar medidas contra la delincuencia, ejecutar los presupuestos de que disponen. En algunos casos las autoridades entrantes se ubican en la continuidad de sus predecesores, en otros buscan afirmarse criticando el estado en que han hallado sus respectivas instituciones. Ni la continuidad debe convertirse en complicidad, ni las críticas deben distorsionar o exagerar. Lo real es que parte de la reacción que nuestro país necesita debe proceder de autoridades locales y regionales. Todos estamos expuestos a los efectos desalentadores de la demagogia disgregadora, que en algunos casos llega al exceso del separatismo y la justificación de la violencia. Tenemos quince meses para preparar las elecciones generales de abril del 2024. Sería deseable que alcaldes y gobernadores demuestren con el ejemplo que sí se puede hacer gestión pública eficiente y honesta, y que para eso han candidateado. Tenemos demasiados ejemplos de lo contrario y ya vimos adónde nos llevó en el caso de Pedro Castillo.
Las cosas como son
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