La banda liderada por Colin Hay se presentó el último domingo, 25 de febrero, en el Gran Teatro Nacional. Men at Work entonó los clásicos Who Can It Be Now, Overkill y Down Under.
Quien escribe estas líneas recuerda que su primer acercamiento a la banda Men at Work fue a través de la radio y el cine. Su padre le compartió el gusto por la música de los años ochenta, mientras escuchaban el programa radial Discos de vinilo, con Freddy Morales, los fines de semana. Allí sonaban los temas de la banda conformada por Colin Hay, Jerry Speiser y Ron Strykert como Who Can It Be Now, Be Good Johnny y Down Under; este último sería recordado por ser una clara referencia a Australia y porque formaría parte de la banda sonora de la película Canguro Jack (2003).
Y es que la música de Men at Work une generaciones. Así quedó demostrado el último domingo, 25 de febrero, en el Gran Teatro Nacional; donde la banda -con nuevos integrantes, pero con Colin Hay a la cabeza- ofreció una presentación de casi dos horas.
Reencuentro con la música
El Gran Teatro Nacional abrió sus puertas minutos antes de las ocho de la noche. Al recinto, llegaron parejas sexagenarias, amigos que bordeaban la base cinco, jóvenes veinteañeros y unos tiernos esposos octogenarios que se ubicaron en la primera zona.
Con un sold out anunciado semanas previas, el teatro alcanzaba su capacidad máxima, al mismo tiempo que el reloj marcaba las nueve de la noche. Tres minutos después, Colin Hay apareció sobre el escenario con su esposa peruana, Cecilia Noël, y los nuevos músicos que conforman Men at Work.
La banda inició el concierto entonando Touching the Untouchables, seguido de No Restrictions, Come Tumblin’ Down. Este tema fue una invitación para que el público se sume a cantar y bailar desde sus asientos.
Antes de entonar la quinta canción, Colin Hay, enfundado en una casaca de cuero negra con polo blanco, pantalón negro y zapatillas blancas, ofreció sus primeras palabras al público peruano. Su esposa traducía todo lo que el vocalista decía: “Cuarenta años atrás, un amigo vino y ensayamos. Escribimos esta canción después de fumar un troncho (porro). Originalmente duraba cuatro horas y 40 minutos”, tradujo. Y así comenzó a sonar Down by the Sea. La multitud enloquecía y la pareja octogenaria se retiraba del lugar. Quienes los veían irse sentían ternura por su complicidad y las ganas que tuvieron de asistir a un concierto.
Los puntos álgidos de la noche
Mientras en otro punto de la capital Luis Miguel ofrecía su segundo show, Colin Hay hacía lo propio en el Gran Teatro Nacional. El músico de setenta años no necesita ser un ‘showman’, si tiene a su esposa al lado. Cecilia Noël, vestida con una maya enteriza de licra en tonos amarillos con negros (como si fuese un diseño sacado de la portada del disco ‘Business as Usual’), bailaba sobre el escenario, daba saltos y vueltas. Le cantaba a la audiencia y pedía que alcen los brazos.
El público respondía a cada tema y gritaba Be Good Johnny, con clara emoción por el tema lanzado en 1981.
Colin Hay se robó los corazones del público cuando entonó Who Can It Be Now y deslumbrar a la audiencia con un solo de guitarra impresionante. Algunos asistentes optaron por pararse y grabar la canción, mientras que otros permanecían en sus asientos por respeto a los de atrás. Es impensable disfrutar de un concierto sentado, pero el lugar no se prestaba para bailar y vibrar con los músicos.
Pasada la primera hora del show, la banda tocó Overkill, It’s a Mistake y una salsa australiana escocesa -tal y como la presentó Cecilia Noël- llamada Perro callejero. Este tema fue la antesala al gran esperado tema Down Under.
Con ello llegó el famoso ‘encore’. El público se mantenía de pie y aplaudiendo a los músicos. Todos gritaban 'otra' y esperaban ansiosos el regreso de Colin Hay al escenario para despedirse con Be Good Johnny. Regresaron y entonaron Waiting for My Real Life to Begin, Into My Life y, en efecto, Be Good Johnny. Una gran noche para recordar con nostalgia a los ídolos del ayer.
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