Miles de civiles fallecidos y millones de desplazados en Europa es el saldo que dejan los diez meses de guerra entre Rusia y Ucrania. A días de finalizar el año, ambos bandos no logran consensos para sentarse a negociar, lo que hace suponer que el conflicto está lejos de terminar.
El 24 de febrero de 2022 será una fecha que quedará grabada para siempre en los libros de historia. Ese día el presidente de Rusia, Vladímir Putin, desplegó una ofensiva militar en Ucrania con el afán de lograr una “conquista relámpago” sobre la antigua república soviética. A diez meses del conflicto, las tropas rusas no han logrado doblegar la resistencia ucraniana.
Aquel día, la comunidad internacional quedó perpleja cuando Putin anunció el despliegue de la denominada “operación militar especial” en Ucrania. El entrecomillado no es más que un eufemismo utilizado por el régimen ruso para referirse a la invasión ucraniana.
La tensión en el Viejo Continente comenzó a agravarse el 21 de febrero, tres días antes de la guerra, cuando el mandatario ruso reconoció públicamente la independencia de las provincias separatistas de Donetsk y Lugansk, en la región del Donbás, y dispuso el envío de tropas a estas zonas controladas por rebeldes prorrusos desde el año 2014.
Entre esos días los países comenzaron a retirar a sus misiones diplomáticas de Kiev, la capital ucraniana. Por su parte, el Gobierno ruso evacuó a sus diplomáticos un día antes de la escalada militar, situación que "hacía sonar las campanas de un conflicto próximo a suceder", según dijo el internacionalista Paul Saavedra a RPP Noticias.
Tras el reconocimiento de las regiones separatistas del Donbás, Putin explicó – en su mensaje televisado del 24 de febrero – que la acción militar en el este de Ucrania buscaba la “desmilitarización y desnazificación” del país. Según detalló ese día, el despliegue de tropas se dio luego de recibir una petición de ayuda de los líderes de los territorios separatistas respaldados por Rusia.
"Tomé la decisión de llevar a cabo una operación militar especial. Su objetivo será defender a las personas que durante ocho años sufren persecución y genocidio por parte del régimen de Kiev", declaró Putin, sin presentar evidencias concretas que respalden sus declaraciones.
Putin también justificó su accionar militar al recalcar los peligros de que Ucrania sea admitida a la OTAN, a pesar de que el bloque transatlántico no tenía en agenda la aceptación del país, pues solo se trata de una aspiración del Gobierno de Volodimir Zelenski.
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El apoyo de Occidente: vital para la resistencia ucraniana
Inicialmente, las fuerzas rusas capturaron con facilidad las zonas este y sur de Ucrania y comenzaron a abrirse camino para llegar a Kiev ante la mirada atónita de la comunidad internacional, cuya intervención diplomática no sirvió de mucho para apaciguar la denominada “operación militar especial”.
Con feroces bombardeos, Rusia logró doblegar ciudades estratégicas como Járkov y la metrópolis portuaria de Mariúpol, donde la población – sofocada por el asedio ruso – resistió más de 80 días sin agua, comida, electricidad y calefacción; sin embargo, el 17 de mayo sucumbieron ante las tropas de Putin y depusieron las armas.
Las ofensivas desplegadas por el norte del Ucrania, con miras a Kiev, no cumplieron sus objetivos ante la resistencia de las tropas ucranianas -asistidas por las armas enviadas por el bloque occidental- y las fuerzas de Putin se concentraron en el este ucraniano.
Al apostar por "una guerra de desgaste", el líder ruso firmó en septiembre la anexión de las regiones ucranianas de Lugansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia.
En diálogo con RPP Noticias, el internacionalista Ramiro Escobar dijo que, si bien el bloque occidental que lidera Estados Unidos no ha podido intervenir directamente con el envío de tropas; el apoyo económico, el suministro de armamentos y la aplicación de sanciones a Moscú han sido de gran ayuda para que Kiev pueda contener el asedio ruso.
Para cuantificar el apoyo armamentístico de Occidente es necesario conocer que, hasta el 9 de diciembre, Estados Unidos ha entregado a Ucrania más de un millón de proyectiles de artillería de 155 mm, 180 000 proyectiles de artillería de 105 mm, más de 8 500 misiles antitanque Javelin, 4 200 proyectiles de artillería de 155 mm Excalibur guiados con precisión y 1 600 misiles Stinger montados en hombre, según cifras recogidas por el portal Bloomberg.
“Lo que ha ocurrido es que el triunfo de Putin, que se preveía que sería rápido, no ha sido tal. Se preveía que esto podía acabar rápido. Las tropas rusas estuvieron cerca de tomar Kiev, pero hay una mezcla de circunstancias que ha hecho que esto no sea tan fácil. Por un lado, es el abierto apoyo de varios países occidentales y la OTAN, dándole armas a Ucrania y sancionando a Rusia”, dijo Escobar.
En el mismo sentido opinó el internacionalista Ariel Segal, quien indicó que, a dos meses de cumplirse el primer año del conflicto, aparentemente hubo error de cálculo por parte del Kremlin, que no contó con la reacción de la Unión Europea ni de la OTAN.
“Son muchos factores para responder [si es que Putin se equivocó], pero el tiempo dice que ellos se equivocaron en sus cálculos, que no son solamente militares, sino que también tienen que ver con la reacción del gobierno de Zelenski, la resistencia ucraniana, la reacción de Occidente, sobre todo de la OTAN”, declaró Segal para RPP.
“Esas equivocaciones están vinculadas a que quizá no esperaban la reacción de la OTAN, tan cohesionada y rápida de ayudar con armamento sofisticado a Ucrania. Si Ucrania no hubiera tenido ese tipo de armamento; entonces [las fuerzas rusas] hubieran avanzado mucho más", agregó.
El horror de la guerra y la crisis migratoria
Conforme las tropas de Vladímir Putin se han ido retirando de las zonas ocupadas, se ha visto el lado más oscuro de la guerra. En abril, se hallaron civiles asesinados en la localidad de Bucha, una ciudad ubicada al noroeste de Kiev y que fue recuperada a mediados de ese mes por las fuerzas ucranianas.
El jefe de la policía local, Vitaly Lobass, informó que en Bucha se contabilizó un total de 410 cadáveres ya sea en fosas, o en jardines de casas o simplemente al aire libre. "La mayoría murió de manera violenta por disparos”, señaló el funcionario en declaraciones recogidas por la agencia AFP.
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Mientras tanto la reconquista de la región de Kharkiv trajo consigo otro macabro hallazgo que hizo recordar los horrores de la “masacre de Bucha”. En setiembre, las autoridades ucranianas reportaron haber encontrado al menos 440 tumbas en un bosque cerca de la localidad de Izium y signos de que al menos una de las víctimas fue torturada antes de ser asesinada; así como una decena de supuestas cámaras rusas de tortura en los territorios liberados.
Apenas se supo de la situación de Izium, la Unión Europea – a través de su alto representante para los Asuntos Exteriores, Josep Borrell – expresó su conmoción por el hallazgo de las tumbas y condenó las atrocidades cometidas durante el conflicto ruso-ucraniano.
Aquella vez, Borrell pidió el cese inmediato del "comportamiento inhumano de las fuerzas rusas", que actúan "en total desprecio por el derecho internacional humanitario y las convenciones de Ginebra", y aseguró que los líderes políticos rusos responsables de estos hechos "rendirán cuentas".
De acuerdo con cifras actualizadas de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), desde el inicio de la guerra hasta la fecha se han registrado al menos 7,8 millones de personas refugiadas procedentes de Ucrania en todo Europa; siendo Polonia el destino principal al recibir entre 3 y 3,5 millones, mientras que la República Checa ha concedido visados especiales a más de 400 mil.
En tanto, siete millones de personas han sido desplazadas dentro de distintos puntos de Ucrania conforme ha ido escalando el conflicto, según estadísticas de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Expertos, como el alto comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, afirman que la invasión rusa de Ucrania ha ocasionado uno de los éxodos más rápidos desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Al inicio del conflicto, casi un millón de personas salieron del país en busca de refugio en países como Hungría, Eslovaquia, Rumanía y Moldavia.
Aunque muchos de ellos han regresado a Ucrania, más de 4,2 millones de ucranianos se registraron para obtener la condición de protección temporal en los 27 países de la Unión Europea.
Más de 8 000 civiles han muerto durante el conflicto, según Kiev
Un total de 8 300 civiles han muerto hasta ahora desde la invasión rusa de Ucrania, según una investigación ucraniana publicada en noviembre por el fiscal general ucraniano, Andrii Kostin.
Entre los fallecidos hay 437 menores de edad y los heridos serían más de 11.000, según recoge la agencia de noticias ucraniana UNIAN. Kostin advirtió que probablemente el número de fallecidos y heridos sea mayor, puesto que las autoridades ucranianas no tienen acceso a las zonas bajo control ruso.
Hasta la fecha, se han documentado más de 45 000 crímenes de guerra y se ha identificado a 216 presuntos criminales de guerra, incluidos 17 prisioneros de guerra rusos. Hasta doce de los 60 acusados han sido imputados formalmente.
El Gobierno de Volodimir Zelenski ha calculado que entre 10 000 y 13 000 de sus soldados han muerto desde el inicio del conflicto, de acuerdo con cifras anunciadas el jueves, 1 de diciembre, por el asesor presidencial ucraniano, Mykhailo Podolyak. Mientras que Rusia dijo en setiembre que apenas tenía un total de 5 937 bajas.
Ambos bandos son sospechosos de minimizar sus bajas para no afectar la moral de sus soldados.
En noviembre, el jefe del estado mayor conjunto estadounidense, Mark Milley, aseguró que más de 100 000 militares rusos habrían muerto o sido heridos en Ucrania, y que las fuerzas de Kiev habrían sufrido bajas similares.
Las cifras brindadas por Milley, que no pudieron ser verificadas de forma oficial, son las más precisas que ha dado Estados Unidos hasta ahora.
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Las sanciones y el rol que han jugado en el conflicto
Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido han impuestos sanciones comerciales y financieras para frenar al régimen de Vladímir Putin y limitar los activos internacionales del país, que, prácticamente, ha quedado aislado como un “Estado paria”, tal como lo señala a RPP Noticias el internacionalista Ariel Segal.
Entre las sanciones más severas impuestas por el bloque europeo figuran: la prohibición de transacciones de activos y reserva del Banco Central de Rusia, la restricción de la adquisición de deuda soberana rusa y los flujos financieros procedentes de Rusia; así como como la exclusión de diferentes entidades bancarias rusas del sistema de mensajería segura SWIFT.
Las sanciones también se han aplicado a escalas individuales para ejercer presión sobre los apoyos políticos y económicos del régimen de Vladímir Putin. Las penalizaciones comprenden la inmovilización de bienes y la restricción de la libre circulación en la jurisdicción de la UE y afectan a más de 1 300 personas, entre ellas figuran el propio Putin y su canciller Serguéi Lavrov.
El sector energético – la clave del Kremlin para financiar la campaña militar – ha sido otro de los puntos que el bloque de los 27 ha tomado en cuenta para tratar de contrarrestar a Putin. Los estados miembros acordaron prohibir la importación de carbón procedente del país, así como la importación marítima de crudo y productos petrolíferos rusos.
Según cálculos de Estados Unidos, solo hasta julio de este año las sanciones de la comunidad internacional fueron responsables de que Moscú enfrente una inflación de hasta el 20%, de la caída en los mercados del 30% y de una bajada en las importaciones del 40%.
Las sanciones han ido más allá del ámbito comercial y económico. En respuesta a la invasión ucraniana, la FIFA y la UEFA suspendieron la participación de todas las selecciones nacionales y clubes rusos en las competiciones de ambas hasta nuevo aviso. La medida significó que los “Osos tricolor” fueran excluidos del repechaje del Mundial Qatar 2022.
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Desde el inicio de la escalada militar, decenas de multinacionales – como el gigante de comida rápida McDonald’s – se han retirado del país o han suspendido sus operaciones. Por ejemplo, las empresas de tarjetas de crédito Visa y Mastercard optaron por congelar sus operaciones comerciales en Moscú. A esta posición también se sumó American Express.
Al respecto, Segal consideró que, probablemente, Vladímir Putin no se esperaba este nivel de aislamiento comercial y la unión del bloque europeo para imponer sanciones.
“Putin no esperaba este nivel de aislamiento a nivel comercial, estas sanciones tan draconianas. Obviamente, exporta mucho menos petróleo, gas y Rusia depende de eso. Sí, contaba, quizá, que por más unificados que estuvieran los europeos, no se iban a meter con estos temas de sancionar el gas y el petróleo, porque eso también golpea a Europa”, expresó.
Segal detalló que, al tratarse de una potencia mundial como Rusia, “salimos perdiendo todos en el mundo” por las limitaciones comerciales. Un claro ejemplo es el aumento de precios de los combustibles en el Perú, que nada tiene que ver en el conflicto ente Rusia y Ucrania.
“En una guerra donde entra una gran potencia, salimos perdiendo todos en el mundo; pero quien más pierde es Rusia y, luego, pierde la Unión Europea. Uno diría que China debería ser el único país potencia que pierde menos, pero también pierde porque, si la economía mundial se ralentiza, hay menos exportación de productos chinos", precisó.
Por su parte, el especialista Ramiro Escobar señaló que las sanciones impuestas a Rusia han jugado un rol muy importante para frenar a Putin y “su concepción de hasta dónde debe crecer la Federación Rusa”.
Para Escobar, el líder ruso “midió mal el momento” y no contó con que en un mundo globalizado se pueden imponer sanciones, incluso, por la vía digital y que la posición de la opinión pública en las redes sociales juega un rol vital.
“Putin midió mal el momento, no se ha dado cuenta en qué mundo está: en un mundo en que rápidamente pueden correr sanciones. No es lo mismo invadir la península de Crimea que invadir todo un país […]. Putin logró tomar un liderazgo en Rusia, pero su concepción de hasta dónde debe crecer la Federación Rusa, probablemente lo llevó a no medir las consecuencias”, sentenció.
Adhesión de Ucrania a la OTAN podría ser considerado como una “provocación”
Desde hace meses, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, insiste a la OTAN considerar su solicitud de adhesión al bloque transatlántico y la declaración de Rusia como un “Estado patrocinador del terrorismo”.
Incluso, el jefe de la oficina presidencial de Ucrania, Andriy Yermak, advirtió que, si no detiene a Rusia en Ucrania, de todas formas, la OTAN se verá involucrada en la guerra.
"Ellos quieren destruir nuestro país, quieren borrar del mapa el nombre de Ucrania, pero sabemos que, si cedemos, mañana irá más lejos", dijo Yermak ante la futura entrada de Suecia y Finlandia a la OTAN.
Los internacionalistas Ramiro Escobar y Ariel Segal coinciden en que un eventual ingreso de Ucrania a la OTAN complicaría la situación de la guerra, puesto que Vladimir Putin podría considerar la hipotética adhesión como una provocación del bloque occidental.
“Dadas las circunstancias, ese ingreso no se va a producir porque ese ingreso sería una provocación y agudizaría el conflicto. Creo que eso va a ocurrir en algunos años, probablemente cuanto esto termine, pero en este momento sería una provocación”, alertó Escobar.
Ariel Segal recalcó que, actualmente, el bloque occidental está orientado a detener el conflicto y “lo ideal sería que Rusia acepte a Ucrania tal y como es”, y que el régimen de Kiev anuncie su neutralidad y deponga sus intenciones de ingresar a la OTAN.
Sin embargo, Escobar señaló que es posible que, en un futuro, Ucrania ingrese al bloque trasatlántico, pero todo dependerá de la posición que adopten los gobernantes de turno.
“Mientras que gobierne en Ucrania alguien como Zelenski, Ucrania va a ser un país más proeuropeo. Si eso implica que ingresen a la UE o a la OTAN, probablemente eso ocurra”, aseveró.
¿Qué le espera a la guerra?
El invierno está cerca y la comunidad internacional alerta que esta estación puede ser vilmente utilizada por las fuerzas de Vladímir Putin, que desde hace más de un mes bombardean la infraestructura ucraniana para dejar sin calefacción y luz a la población.
A inicios de noviembre, el Gobierno de Volodimir Zelenski condicionó la restauración de su integridad territorial, el pago de los daños ocasionados por el conflicto y una garantía de que esta situación no se repetiría, para sentarse a dialogar. Se tratan de condiciones que difícilmente acatará el Kremlin para iniciar una mesa de paz.
La falta de voluntad política para dialogar hace que sea difícil calcular cuándo podría culminar en conflicto que marcó el panorama geopolítico del 2022. El especialista en Relaciones Internacionales, Paul Saavedra, hizo énfasis en que, si ambos bandos no se sientan a dialogar, “esta guerra podría continuar algunos meses más”.
“En el corto plazo no se encuentra una solución, pues las dos partes no se sientan a negociar. Una guerra larga no es tan viable ni para Ucrania ni Rusia, porque implica tener bastantes recursos que se deben tener disponibles”, declaró a RPP Noticias.
A su turno, el internacionalista Ramiro Escobar expresó que, al cumplirse diez meses de la guerra, es difícil conocer cuándo terminará el conflicto, teniendo como punto de partida que las mesas de diálogo, que se establecieron a inicios del conflicto, no sirvieron de mucho para ponerle fin al despliegue militar ruso, salvo para establecer corredores humanitarios.
“Lo que pasa es que cuando un país se mete en la guerra, puedes saber cuándo empieza esa guerra, pero no puedes saber cuándo termina […]. En este caso, creo que Vladimir Putin no midió las consecuencias de su decisión, no vio la capacidad de resistencia y, ahora, es difícil saber cuándo va a terminar todo esto”, precisó el también docente universitario.
El año 2022 está por terminar, hay pocos ánimos por negociar y -mientras más tarde este proceso- lo cierto es que en 2023 seguiremos viendo cómo más personas inocentes mueren o se ven obligadas a dejar sus casas antes los bombardeos rusos.
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