El asesinato del candidato presidencial de Ecuador Fernando Villavicencio pone en debate las amenazas que constantemente generan peligro a la democracias de los países de América Latina. ¿Cómo impacta la violencia y cómo se puede evitar este escenario en el Perú? Analistas opinan.
El asesinato de Fernando Villavicencio, candidato presidencial ecuatoriano que fue atacado la tarde del miércoles en Quito luego de participar de un mitin, reabre el análisis en torno a las serias amenazas que actualmente soportan las democracias de los países de la región.
El caso Villavicencio es el más reciente, pero no el único. Cabe recordar que un hecho similar ocurrió en México en 1994, con el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato presidencial por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Cinco años antes, en Colombia, el 18 de agosto de 1989 fue asesinado Luis Carlos Galán, líder del partido Nuevo Liberalismo.
Tanto Villavicencio como el comlombiano Galán tuvieron una postura crítica durante el ejercicio de sus campañas electorales y de su vida política en general en contra del crimen organizado que afectaba a sus países, poniendo el foco en contra del narcotráfico y promoviendo políticas para combatirlo de llegar a la Presidencia, algo que les costó la vida.
La conmoción e incertidumbre entre la ciudadanía son las secuelas inmediatas que dejan hechos de este tipo. Pero las consecuencias van más allá.
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Así afecta la violencia a la democracia
“La violencia impacta gravemente en los procesos electorales, atemoriza a la población, a los actores políticos, genera también un pánico que lleva a salidas y evaluaciones irracionales. Si es que las personas sienten que su seguridad está en peligro, van a optar por salidas políticas que se enfoquen exclusivamente en resolver ese problema, y es allí donde ganan opciones como las de Bukele [presidente de El Salvador] u otros líderes populistas autoritarios”, refiere Percy Medina, jefe de la misión en Perú de Idea Internacional.
Percy Medina comenta que un proceso electoral es la máxima expresión de democracia ciudadana y en el caso de Fernando Villavicencio era uno de los ocho candidatos en la contienda presidencial que se llevará a cabo el próximo 20 de agosto. Con su deceso, la ciudadanía ecuatoriana perdió una alternativa por la cual escoger, un programa político que no podrá ser comprobado.
“La violencia es profundamente corrosiva de las condiciones para afianzar la democracia porque genera inestabilidad, genera miedo, porque impide que las personas ejerzan sus derechos libremente, incluídos los derechos políticos. Entonces, una vez que empieza la violencia en el ámbito político, se genera un espiral interminable, y lo que hemos visto en muchos países es que la política democrática prácticamente desaparece”, acota el especialista en materia electoral.
Criminalidad y política
“Aunque es un hecho aún en investigación, hay que precisar que el candidato Fernando Villavicencio ya había recibido amenazas por parte de grupos vinculados al crimen organizado, y esto no es por razones ajenas a la política. La criminalidad en muchos países tiene estrategias orientadas a tener cierto control o cierta captura dentro del poder político para sus intereses criminales y eso es lo que ha venido ocurriendo en los últimos años en Ecuador”, sostiene Iván Lanegra, secretario general de Transparencia.
El especialista agrega que los actores criminales quieren incidir en qué se discute y qué no, estableciendo condiciones mediante el financiamiento, la amenaza y la extorsión, respecto de cómo debería orientarse la política. “Y esto no es un tema solo de Ecuador, lamentablemente se está presentando cada vez con más frecuencia en América Latina y el Perú no es ajeno a esos riesgos”, afirmó.
Lo que Perú debe prevenir
“En Guatemala, por ejemplo, el narcotráfico ha penetrado de forma directa y no solamente en los partidos políticos, sino en aquellos actores políticos que están en la representación a nivel del Poder Legislativo y que han terminado incluso con varios de ellos presos", afirma, por su parte, el politólogo Aarón Quiñón. "En el Perú esto lo hemos identificado sobre todo en la política a nivel subnacional, donde hay intereses ilegales como es el narcotráfico o la minería ilegal”, revela.
En paralelo a combatir el crimen organizado de forma integral, es importante desterrar todo tipo de discurso violento del debate público, acota Iván Lanegra. “En Transparencia nosotros ya hemos identificado una normalización de los discursos de odio en las redes sociales por parte de actores relevantes en la política y eso es peligroso porque empieza a generarse una sensación de que este tipo de discursos son tolerables", apunta.
Finalmente, el experto recomienda trabajar para que este tipo de discurso violento "no sea una tendencia", ya que actualmente se puede percibir cierto grado de impunidad en grupos que realizan acciones violentas. "Todo ello debemos condenar porque el siguiente pasó será una escalada de esa misma violencia", sentencia.
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