Una semana atrás, Calin Georgescu, un profesor universitario de 62 años, ganó la primera vuelta presidencial sin el apoyo de ningún partido.
Rumania vota el domingo para elegir un nuevo Parlamento, con la posibilidad de una victoria de la extrema derecha que podría dar un giro en la política exterior de este país de la Unión Europea y la OTAN vecina de Ucrania.
En unos días, este país del este de Europa se vio sacudido por la victoria del candidato ultraderechista Calin Georgescu en la primera vuelta de las elecciones presidenciales y las acusaciones de las autoridades respecto a la confiabilidad de esos comicios.
Las autoridades apuntaron hacia una posible influencia rusa y al papel de la plataforma TikTok, y el Tribunal Constitucional decidió recontar los votos, un proceso que sigue su curso.
Este domingo, los colegios electorales permanecerán abiertos hasta las 21H00 (19H00 GMT) y poco después se publicarán los primeros sondeos a boca de urna.
Los analistas predicen que el hemiciclo quedará fragmentado, después de dos décadas dominado por dos grandes partidos.
En estas legislativas, la ultraderecha se presentó diseminada en varias formaciones que tienen en común su oposición al apoyo a Ucrania, en nombre de la "paz" y la defensa de los "valores cristianos". Las encuestas otorgan a esta tendencia política un 30% de intención de voto en las encuestas.
Florentina Noja, una ingeniera de 55 años, decidió votar a "jóvenes candidatos, menos adoctrinados por el sistema".
"Necesitamos repartir de cero", dijo a la AFP bajo el cielo nublado de Bucarest, aunque expresó su temor a que Rumania se aleje de la senda europea.
Elección "existencial"
George Sorin, un economista de 45 años, lo tiene claro: votará por un partido nacionalista.
El Parlamento actual "no hizo más que servir a los intereses de Ucrania, aprobando una serie de ayudas sin explicar nada" y olvidándose de "los [intereses] de Rumania", afirmó, criticando igualmente "el servilismo" hacia Bruselas.
En este país de 19 millones de habitantes, la ultraderecha está representada principalmente por la AUR (Alianza por la Unidad de los Rumanos), cuyo candidato, George Simion, recabó cerca del 14% de los votos en las presidenciales.
También pertenece a esta esfera SOS Rumania, dirigida por Diana Sosoaca, conocida por sus posiciones favorables al Kremlin, y por el Partido de la Juventud (POT), de reciente creación.
En el bando proeuropeo adverso, el partido de centro USR espera un buen resultado después de que su líder y candidata en las presidenciales, Elena Lasconi, quedará en segundo puesto en esos comicios.
Los socialdemócratas y liberales, que actualmente gobiernan en coalición y que quedaron muy mal parados en las presidenciales, llamaron a elegir "entre la estabilidad y el caos", según el mensaje lanzado por el primer ministro saliente, Marcel Ciolacu.
En la misma línea, el presidente Klaus Iohannis afirmó que estas elecciones son "cruciales para el rumbo de Rumania en los próximos años".
Seguir siendo "un país de libertad, [...] una nación europea moderna" o "caer en un aislamiento nefasto y reconectar con un pasado sombrío", esa es "la elección existencial a la que nos enfrentamos hoy", advirtió.
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"Aferrarse al poder"
Los comicios de este domingo se organizaron además en un ambiente agitado porque el Tribunal Constitucional ordenó el jueves recontar los votos de la primera vuelta de las presidenciales, después de que un eurodiputado de extrema derecha acusara a una formación de haber seguido haciendo campaña en internet más allá del plazo permitido.
Esto habría permitido a Elena Lasconi, de la USR, clasificarse para la segunda vuelta.
Al votar en Focsani, a unas tres horas por carretera de Bucarest, el ultraderechista George Simion denunció un intento de los partidos tradicionales de "aferrarse al poder". "No escuchan la voz de los rumanos y quieren volver a jugar el partido para obtener los resultados que desean", dijo.
Para Septimius Parvu, coordinador del grupo de reflexión Expert Forum (EFOR), nadie duda de que esa decisión "socava la confianza" en las instituciones y no hace sino "alentar" el voto a la extrema derecha.
(Con información de AFP)
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