La cumbre del G7, que agrupa a las 7 principales potencias mundiales, aprobó una serie de medidas contra Rusia en apoyo a Ucrania, así como para luchar contra la crisis de la economía global
La cumbre del G7 en Elmau, el castillo bávaro a 1.000 metros de altura, estuvo dominada por la guerra de Ucrania y la determinación de las siete potencias de aislar a Moscú, pero también abordó cuestiones como la crisis alimentaria y la lacra del trabajo esclavo.
Sanciones a Rusia
El principal impulsor de la adopción de nuevas sanciones contra Rusia fue Estados Unidos, respaldado por el Reino Unido. Entre las medidas finalmente consensuadas destacó el límite de precios al petróleo, así como la prohibición a las exportaciones de oro ruso, uno de los puntos con los que el presidente Joe Biden había llegado a Elmau, el domingo.
En el caso de Francia, Alemania e Italia, se trata de propósitos aún por concretar, puesto que toda nueva sanción debe ser asumida por el conjunto de los 27 miembros de la Unión Europea (UE).
Apoyo a Ucrania
Los jefes de Estado y de Gobierno del G7 anunciaron una conferencia internacional para la reconstrucción de Ucrania y un plan con este objetivo que será coordinado y aplicado por Kiev.
"Estaremos al lado de Ucrania todo el tiempo que sea necesario y proporcionaremos ayuda financiera, humanitaria, militar y diplomática para la valiente defensa de su soberanía e integridad territorial", afirmaron los líderes.
El apoyo financiero a Ucrania asciende en 2022 a más de 2.800 millones de dólares para ayuda humanitaria y el G7 está dispuesto a aportar 29.500 millones de dólares en apoyo presupuestario o ha confirmado y puesto a disposición medios por ese importe, agrega el texto.
Crisis climática
Los líderes del G7 reafirmaron su compromiso con los Acuerdos de París y subrayaron la importancia de acelerar una transición hacia la neutralidad climática que sea "limpia y justa" y que garantice al mismo tiempo la seguridad energética.
En este sentido, prometieron avanzar con la descarbonización, lo que será también uno de los objetivos centrales del Club del Clima, un nuevo foro abierto a todos que el G7 pretende establecer antes de finales de año. Sin embargo, para decepción de las organizaciones ecologistas, no anunciaron objetivos concretos y pasaron de puntillas por la cuestión del gas natural.
Crisis de la economía global
El comunicado constata que la agresión rusa a Ucrania ha exacerbado el impacto económico de la pandemia del coronavirus y frenado la recuperación que se había iniciado en la segunda mitad de 2021.
El fuerte aumento de los precios de la energía y los alimentos ha disparado la inflación a niveles que no se veían desde hace décadas. Ante ello, el comunicado constata la necesidad de impulsar acciones multilaterales y fórmulas de ayuda para los países más vulnerables entre las se cuenta una reestructuración de las deudas.
Crisis alimentaria
El tema dominante era la guerra, pero también sus estragos en la economía mundial y la preocupación ante una hambruna global que podría afectar a 300 millones de personas, como consecuencia del bloqueo ruso al trigo ucraniano.
Las siete potencias sustentaron finalmente la propuesta de EEUU de destinar 5.000 millones de euros para combatir la inseguridad alimentaria. La mitad de esos fondos los aportará Estados Unidos.
Contra el trabajo esclavo
El G7 incluye en sus conclusiones la lucha contra el trabajo esclavo en las cadenas de suministros. Es decir, excluir del comercio global aquellos productos fabricados en condiciones de explotación laboral.
Se considera un hito, puesto que hasta ahora nunca se había logrado un pronunciamiento así a escala de las siete grandes potencias, determinadas aparentemente a combatir, por extensión, la lacra del trabajo infantil, puesto que la esclavitud laboral afecta principalmente a la infancia en el mundo más desfavorecido. Se considera, asimismo, un toque de advertencia en dirección a China.
Apoyo a plan de infraestructuras para contrarrestar a China
El G7 asumió el plan que el presidente Biden presentó en Elmau de apoyo a la construcción de infraestructuras en países de ingresos medios y bajos que acerquen a Asia y Europa, como por ejemplo con un cable submarino que sirva para afianzar el comercio digital entre esos dos continentes y para contrarrestar el avance chino en su Ruta de la Seda. A ese fin se dedicarán hasta 600.000 millones de dólares hasta 2027. (EFE)
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