La tasa de abstención es una de las grandes incógnitas de las elecciones, celebradas tras un primer mandato de Emmanuel Macron marcado por las protestas sociales contra sus políticas hacia las clases populares, la pandemia de coronavirus y ahora los efectos de la guerra en Ucrania.
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Tras una campaña atípica, marcada por la guerra en Ucrania, en Francia reflexionan antes de votar el domingo en la primera vuelta de las presidenciales, con el actual mandatario, el centrista Emmanuel Macron, y la ultraderechista Marine Le Pen como favoritos.
Tras semanas, e incluso meses, de campaña, los diarios alertan del "test para la democracia" que representan los comicios del domingo, de los que surgirán los dos candidatos, sobre un total de 12, que se disputarán las llaves del Elíseo en el balotaje del 24 de abril.
La tasa de abstención es una de las grandes incógnitas de las elecciones, celebradas tras un primer mandato de Macron marcado por las protestas sociales contra sus políticas hacia las clases populares, la pandemia de coronavirus y ahora los efectos de la guerra en Ucrania.
Muchos politólogos creen que se puede batir el récord de abstención de la primera vuelta de 2002 (28,4%), que contribuyó a que en la segunda ronda se enfrentaran el conservador Jacques Chirac y el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, padre de Marine. En 2017, la abstención fue del 22,2%.
"La indecisión es también un signo de cansancio democrático", analizaba este sábado el diario Le Parisien, para el que el hilo conductor de la campaña es la inquietud de los franceses "por el mundo que les rodea y por su futuro inmediato", pero sin consenso.
"A mi alrededor, nadie vota y todo el mundo reniega", lamentaba en un mercado parisino Christine Mazaud, una jubilada de 75 años.
Macron, de 44 años, jugó la baza de un presidente estable en tiempos de crisis y reformista; Le Pen, de 53, apostó por presentarse como la defensora del poder adquisitivo, en un contexto de inquietud por el auge de los precios de la energía y de la alimentación.
Fueron los grandes temas que marcaron el debate electoral que, dependiendo de la actualidad, también abordó brevemente la migración, los disturbios en la isla francesa de Córcega y la polémica contratación de consultorías externas por el gobierno francés, entre otros.
A diferencia de comicios pasados, la cuestión del cambio climático no estuvo muy presente. Para alertar del "futuro", organizaciones ecologistas y de izquierda convocaron este sábado varias marchas en Francia. A la de París, asistió el candidato ecologista Yannick Jadot.
"Hay un sentimiento de emergencia al final de este mandato, en el que se despreciaron, humillaron nuestras luchas", dijo Charlène Fleury, del colectivo ecologista y contra las injusticias sociales Action non violente COP 21.
"Alianzas internacionales, en juego"
Tras la jornada de reflexión, cuando está prohibido difundir sondeos y hacer campaña, los colegios electorales abrirán a las 08H00 del domingo, salvo en los territorios de ultramar que por la diferencia horaria ya empezaron a hacerlo.
A partir de las 20H00, al cierre de los últimos colegios, se conocerán los resultados, que podrían deparar sorpresas. El izquierdista Jean-Luc Mélenchon tiene opciones de evitar que se repita el escenario de 2017, con Macron y Le Pen en el balotaje.
Los resultados se seguirán a nivel mundial, ya que, como subrayó este sábado el diario regional Ouest France, los comicios son "importantes" por "el peso de Francia en Europa" y porque "está en juego la elección de [sus] alianzas internacionales".
Con su ofensiva en Ucrania lanzada el 24 de febrero, el presidente ruso, Vladimir Putin, sacudió el tablero mundial y, en Francia, resucitó los tradicionales debates sobre qué postura adoptar hacia Moscú.
Aunque los candidatos a la presidencia condenaron de manera unánime la operación militar, el consenso se rompió sobre el grado de firmeza de la respuesta internacional frente a Putin, y algunos abogaron incluso por abandonar la OTAN una vez el conflicto terminado.
La invasión rusa también agudizó el alza de los precios de la energía, impulsando a su vez la inflación y los temores de los franceses sobre una eventual pérdida de poder adquisitivo. Este aspecto galvanizó las protestas que sacudieron el mandato de Macron en 2018 y 2019.
AFP
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