Nicolás Zepeda es acusado de haber matado a su exnovia japonesa haciendo desaparecer el cadáver en Francia en 2016. Según la acusación, el chileno no habría soportado que esta hubiera roto su relación, lo que lo habría empujado a viajar al país, matarla y deshacerse del cuerpo.
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El perfil de joven "cariñoso" y "responsable" presentado por los amigos y familiares del chileno Nicolás Zepeda durante su juicio por asesinato en Francia contrasta con el terrible hecho del que le acusa: haber matado a su exnovia japonesa haciendo desaparecer el cadáver.
"Él siempre ha sido, desde muy pequeño, un niño muy cariñoso, un niño muy amable, muy respetuoso", declaró, visiblemente conmovido, su padre, Humberto Zepeda, durante el proceso iniciado el martes en Besanzón, en el este de Francia.
Su hijo es sospechoso de haber acabado con la vida de su expareja, Narumi Kurosaki, que tenía 21 años en aquel entonces. La joven se encontraba estudiando el idioma en Francia y desapareció el 4 de diciembre de 2016. Su cuerpo nunca fue encontrado.
Sin embargo, la descripción aportada por sus padres, sus hermanas y algunos amigos y conocidos contrasta con la que uno suele hacerse de un homicida. El joven, de pelo corto y oscuro y aspecto impecable, habló de su infancia "feliz" en Temuco, a unos 700 kilómetros al sur de Santiago de Chile.
"Soy un chileno nacido en el sur", indicó Zepeda el martes, invitado a hablar sobre su personalidad. "La gente del sur de Chile es diferente que la de la capital, suele llover mucho entonces pasamos mucho tiempo en casa y, por tanto, mucho tiempo en familia", contó, sereno.
Tanto su padre como su madre, Ana Luz Contreras, destacaron cuánto ha "cuidado" y "jugado" con sus hermanas, Belén y Josefa, mellizas, hasta convertirse en un muchacho "responsable, emprendedor".
Según Humberto Zepeda, su hijo ha crecido nutriéndose de los "valores" que él le ha inculcado, basados en el "esfuerzo" y el "respeto por las personas mayores". "Sus abuelas, con las cuales comparte y compartía, lo echan mucho de menos porque Nicolás ha tenido siempre una cercanía con las personas de más edad", comentó Humberto Zepeda, con las manos temblorosas.
De pequeño, "le gustaba el deporte, andaba mucho en bicicleta, mucho, y trotar", contó el padre, aludiendo a su pasión por el "fútbol" y recordando los fines de semana "en el estadio" para ver los partidos del Club Deportivo Universidad Católica, "su equipo favorito".
"Ejemplar"
El chileno cursó sus estudios de Ingeniería Comercial en la capital del país, y allí "aprendió a valerse por sí mismo", "a cocinar", una de sus aficiones preferidas, según Ana Luz Contreras.
Parte de esa etapa la compartió con una de sus hermanas menores, Josefa (27 años), quien describió a Nicolás -en una carta enviada al tribunal, leída en francés- como una persona "ejemplar", apuntando que fue él quien le "enseñó a vivir de forma independiente".
Una de las amistades que hizo en aquella época fue la de la francochilena Alexandra Guidi, quien también intervino, afirmando su "íntima convicción" de la inocencia de Zepeda, una persona "siempre empática" y "dispuesta a compartir sus ideas".
Guidi participaba con el joven en una asociación universitaria que asesoraba a microempresas de forma gratuita. Nicolás era "buen estudiante, aventajado", apunta Francisco Trincado, exprofesor de Zepeda. Según él, es "una persona inteligente pero esforzada" que "estaba en el 'top' de la clase, pero no era el mejor alumno".
El juicio abierto contra Zepeda, que podría enfrentarse a cadena perpetua, se prolongará hasta el 12 de abril, según el programa oficial. El joven siempre ha defendido su inocencia, asegurando que la última vez que vio a su exnovia, en la madrugada del 6 de diciembre de 2016, la había dejado en buen estado de salud.
Pero, según la acusación, el chileno no habría soportado que Kurosaki hubiera roto su relación, lo que lo habría empujado a viajar a Francia, matarla y deshacerse del cuerpo en un bosque de la región.
AFP
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