Esta dimisión significa un duro revés para el primer ministro Rishi Sunak, ya que Dominic Raab era un aliado cercano.
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El viceprimer ministro británico, Dominic Raab, anunció ayer, viernes, su dimisión después de que un informe independiente determinara que había acosado moralmente a funcionarios, un revés para el primer ministro Rishi Sunak, de quien era un aliado cercano.
"Le escribo para dimitir de su gobierno", escribió Raab, que también era ministro de Justicia, en una carta a Sunak. "Solicité esta investigación y me comprometí a dimitir si establecía hechos de acoso, cualesquiera que fueran. Creo que es importante respetar mi palabra", agregó.
Al aceptar su dimisión, Sunak expresó su "gran tristeza" y elogió los años de servicio de Dominic Raab en varios gobiernos, sin cuestionar su comportamiento.
Este abogado euroescéptico de 49 años, surgido de las filas más derechistas del Partido Conservador, es aficionado al kárate -disciplina en la que tiene cinturón negro- y al boxeo y algunos colegas lo han elogiado por "disciplina de atleta".
En abril de 2020 reemplazó a Boris Johnson a la cabeza del gobierno mientras el entonces primer ministro se encontraba en cuidados intensivos debido a la COVID-19.
El ministro del gabinete, Oliver Dowden, lo reemplazará como viceprimer ministro y el diputado y exabogado Alex Chalk en la cartera de Justicia, anunció Downing Street.
"Desacreditar y humillar"
La investigación se inició a raíz de ocho quejas sobre el comportamiento de Raab cuando era ministro de Relaciones Exteriores y ministro del Brexit, así como durante un paso anterior por el Ministerio de Justicia.
Raab siempre ha negado estas acusaciones, que suscitaron numerosas críticas de la oposición laborista.
El informe, entregado el jueves al primer ministro, desestima varias acusaciones, pero considera que tuvo un comportamiento "intimidante, en el sentido de una actitud continuada y desproporcionadamente agresiva" durante una reunión de trabajo.
También estima que hizo "un mal uso de su poder", cuya consecuencia fue "desacreditar y humillar" a un empleado.
El exministro, que siempre ha negado estas acusaciones, insistió el viernes en que sigue considerándolas "falsas".
"Al fijar un umbral tan bajo para el acoso, la investigación sienta un peligroso precedente" en el trabajo del gobierno, fustigó. "Los ministros deberían poder criticar directamente" la labor de los altos funcionarios, añadió, admitiendo que "por supuesto esto debe hacerse dentro de unos límites razonables". (AFP)
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