Ante el aumento de casos de la COVID-19, los residentes de Shanghái quedaron confinados en sus casas durante cuatro días y serán sometidos a tests obligatorios.
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Shanghái registró un fuerte aumento de los casos de la COVID-19 a pesar del confinamiento parcial decretado en esta ciudad de unos 25 millones de habitantes, capital económica de China, lo que provocó una estampida hacia los supermercados.
Millones de personas vivieron un segundo día de confinamiento después de que las autoridades dividieran en dos la ciudad y los residentes de la mitad este quedaran confinados en sus casas durante cuatro días y sometidos a test obligatorios.
China informó el martes de 6 886 casos de la COVID-19 en todo el país, de los cuales más de 4 400 se detectaron en Shanghái, epicentro del peor brote desde que empezó la pandemia.
Las estanterías de algunos supermercados de la ciudad quedaron totalmente vacías, mientras los residentes se apresuraban a abastecerse antes de que cerraran.
"Después de no poder comprar nada esta mañana, me volví a dormir y lo único que soñé fue con comprar comida en el supermercado", escribió un usuario en Weibo, una red social china similar a Twitter. "Nunca habría pensado que la sociedad actual tendría que preocuparse por comprar alimentos", añadió.
Confinamientos progresivos
En un intento de mantener la economía de Shanghái en funcionamiento, las autoridades evitaron los confinamientos estrictos que aplican en otras ciudades chinas y optaron esta vez por restricciones localizadas y progresivas.
La zona confinada el lunes es el extenso distrito de Pudong, en el este, que incluye el principal aeropuerto internacional y un centro financiero.
El confinamiento durará hasta el viernes, y luego se aplicará en Puxi, una zona más poblada del oeste, donde se encuentra la zona histórica del Bund, junto al río.
Varios centros de exposiciones de Shanghái fueron reconvertidos en centros de cuarentena con camas alineadas unas junto a otras.
Los aeropuertos, las estaciones de tren y los puertos marítimos internacionales de la ciudad siguen funcionando y los principales fabricantes fueron autorizados a reanudar la actividad tras un breve parón, informaron medios estatales.
China logró contener en gran medida el coronavirus durante los dos últimos años aplicando una política de tolerancia cero, que implica confinamientos masivos de ciudades y provincias, incluso si el número de casos es reducido. Pero la variante ómicron está resultando más difícil de erradicar. (AFP)
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