Tres años después, los chinos viven con alivio el primer Año Nuevo Lunar sin restricciones contra la COVID-19, aunque también con cautela por el aumento del número de contagios que vaticinan los expertos en este período festivo.
Los habitantes de Wuhan acudían este sábado al animado mercado de flores para preparar el Año Nuevo Lunar, tres años después de que un misterioso virus sumiera a la ciudad china en un confinamiento aterrador.
Mientras algunas personas elegían el color y el tipo de flores para celebrar la Fiesta de la Primavera, otras acudían por un motivo más sombrío: la muerte de un ser querido debido a la reciente ola de la COVID-19.
"Tengo a amigos y familiares que fallecieron durante este tiempo", afirmó Zhang, de 54 años, a la AFP, mientras agarraba un ramo de crisantemos, que simbolizan el dolor en la cultura china.
Visitar las casas de las personas recientemente fallecidas para ofrecerles flores es parte de las costumbres de Nochevieja de la provincia de Hubéi, de la que Wuhan es la capital, aseguró Zhang, que prefirió no dar su nombre completo.
En diciembre, Pekín levantó la draconiana estrategia 'cero covid' impuesta por las autoridades, una política que frenó la economía del gigante asiático y desencadenó grandes manifestaciones. Desde entonces, el país registra un aumento espectacular de los contagios.
Wuhan, una metrópolis a orillas del río Yangtsé, notificó los primeros casos de la COVID-19 en el mundo a finales de 2019.
Los habitantes aún recuerdan que, para frenar los contagios, las autoridades impusieron un estricto confinamiento dos días antes del Año de la Rata, en enero de 2020.
Privados de las celebraciones de Año Nuevo, los 11 millones de habitantes de esta urbe quedaron aislados del mundo durante 76 días. La ciudad se convirtió entonces en el epicentro de una epidemia que se hizo mundial.
"I love Wuhan"
El sábado, la ciudad parecía haber vuelto a la normalidad y se preparaba para celebrar una de las festividades más importantes del año en China.
Farolillos y linternas multicolores adornaban el distrito comercial de Jianghan y en una pared se podía observar una gran pancarta con un corazón y la frase: "I love Wuhan" [Amo a Wuhan, en inglés].
Un anciano en bicicleta se esforzaba por pedalear mientras cargaba cajas de comida en su bicicleta. No muy lejos, una pareja con un niño pequeño se apretujaba en un patinete después de hacer las compras.
"Ahora, como todo el mundo ha tenido ya covid, podemos pasar un buen Año Nuevo chino como es debido. Eso nos hace muy felices", explicó Zhu a la AFP mientras compraba flores en el mercado.
El levantamiento de las restricciones también dio un nuevo impulso a los floristas.
"A principios de año, con el covid, no teníamos negocio", afirmó Liu, una comerciante de unos sesenta años. "Ahora que reabrimos, tenemos un poco más", explicó.
"Durante el covid, había muy pocas personas comprando flores, pero estos años ha muerto mucha gente por el covid, así que han aumentado bastante las ventas de crisantemos", añadió Tao, otra vendedora.
"Durante el conflinamiento, no vendimos ninguna flor de las que teníamos. Las tiramos todas", recordó, mientras daba los últimos retoques a un arreglo floral.
(Con información de AFP)
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