A través del análisis de ADN, los investigadores han descubierto que algunas de las relaciones familiares y de género asumidas durante siglos en realidad no eran lo que se pensaba.
La erupción del Monte Vesubio en el año 79 d.C. cubrió la antigua ciudad romana Pompeya en cenizas, dejando a sus habitantes congelados en el tiempo en posiciones que parecían contar sus últimos momentos. Durante siglos, los arqueólogos asumieron que algunas figuras, como adultos sosteniendo niños, representaban lazos familiares convencionales. Sin embargo, la genética moderna ha puesto en duda estas ideas.
Gracias a los avances en genética, investigadores lograron extraer fragmentos de ADN de huesos incrustados en los moldes de yeso. Este proyecto, publicado en la revista Current Biology, ha permitido realizar un análisis genético detallado de 14 individuos que murieron en la erupción, revelando información clave sobre su sexo, ascendencia y vínculos de parentesco. Estos hallazgos están cambiando la perspectiva histórica.
El doctor Elmer Huerta, asesor médico de RPP, destaca la importancia de la ciencia en este caso, ya que, a través de sus avances, ha permitido desmentir suposiciones que durante siglos se dieron por ciertas.
Identidades redescubiertos por la ciencia
Uno de los ejemplos más impactantes se encuentra en la Casa del Brazalete de Oro, llamada así por el adorno que llevaba uno de los cuerpos encontrados. Durante mucho tiempo se asumió que una figura adulta que sostenía a un niño era una madre protegiendo a su hijo en los últimos momentos. Sin embargo, este reciente análisis de ADN reveló que el adulto era un hombre y no tenía relación genética con el niño.
Otro caso se halló en la Casa del Criptopórtico, donde dos cuerpos fueron encontrados abrazados. Las suposiciones apuntaban a que estas dos personas podían ser hermanas o madre e hija. El análisis de ADN mostró que, aunque una de las figuras era masculina, no fue posible determinar el sexo del otro cuerpo. Este hallazgo sugiere que las estructuras familiares en Pompeya podrían haber sido más diversas de lo que se creía.
Los descubrimientos también tocaron a la famosa Villa de los Misterios. Allí, el equipo encontró un cuerpo solitario, un hombre de 1,85 metros de estatura, con un látigo y unas monedas de bronce, al que se presume como el conserje de la villa. Esta figura, lejos de ser una de las familias ricas que habitaron el lugar, parece haber cumplido un rol de servidumbre, posiblemente hasta el final de su vida durante la erupción.
Cuando la ciencia reescribe la historia
El Dr. Elmer Huerta, experto en salud pública de RPP, expresó: "Es interesantísimo ver cómo la ciencia es capaz, a través de los siglos, de analizar y darnos datos objetivos sobre algo que muchas veces uno presupone. A veces, cuando uno presupone las cosas —esto debe ser así, debe ser asá—, resulta que cuando viene la ciencia, te desmiente completamente todo lo que habías pensado, y eso es lo que ha ocurrido"
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Esta investigación ha desmentido creencias que parecían estar grabadas en piedra (o en yeso), y muestra cómo la ciencia, al usar nuevas tecnologías, es capaz de reescribir la historia. Al secuenciar el ADN de estos restos, se han derrumbado varias suposiciones que parecían ser verdad, como el parentesco y los roles de quienes murieron juntos.
Estos descubrimientos en Pompeya no solo cambian nuestra comprensión de una tragedia antigua, sino que nos muestran la extraordinaria capacidad de la tecnología para devolverle voz y humanidad a quienes quedaron silenciados por el tiempo.
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