La batalla por la "recuperación" de las ruinas la encabezan indígenas de las comunidades de Pisté, Xcalakoop y San Felipe, poblaciones de Yucatán donde se asienta Chichén Itzá y en su acción denuncian corrupción del encargado de la zona arqueológica.
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Una protesta para "recuperar" la zona arqueológica de Chichén Itzá, la más importante del sureste de México y que anualmente recibe a millones de turistas de todo el mundo, se reforzó este lunes con la llegada de campesinos de la Península de Yucatán.
La batalla por la "recuperación" de las ruinas la encabezan indígenas de las comunidades de Pisté, Xcalakoop y San Felipe, poblaciones de Yucatán donde se asienta la zona arqueológica y en su acción denuncian corrupción del encargado de la zona arqueológica.
"Más grupos de ejidatarios de la región y del centro del país se suman al cierre de carreteras y otras zonas arqueológicas para pedir la destitución del director de Chichén Itzá, Marco Antonio Santos Ramírez, quien con sus acciones atenta contra la cultura maya", informó a EFE el comisario de Xcalacoop, Jeremías Cimé Ciau.
El sembrador, quien junto con otras 700 personas bloqueó este lunes dos carreteras que conducen al sitio arqueológico considerado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México como el más visitado del país, dejó muy claro que seguirán firmes en sus demandas, "estamos hartos que viole nuestros usos y costumbres".
"Tenemos el apoyo de indígenas de otras partes del país y ante tal fuerza podríamos tomar las oficinas del Centro INAH-Yucatán y el acceso principal a la majestuosa ciudad prehispánica, pero el cierre de las vías de Pisté y Xcalacoop seguirá, no doblaremos las manos", aseguró.
El bloqueo de carreteras que comenzó a las 7.00 hora local logró su objetivo: evitar el paso de vehículos que transportarían a turistas nacionales y extranjeros, aunque el sitio prehispánico no estuvo cerrado.
El sitio que a diario recibe a miles de visitantes permaneció semivacío, dejando de percibir importantes ingresos económicos, ya que llegan visitantes de Asia, Europa, Norte y Latinoamérica.
"Hoy acudieron pocos visitantes que eran huéspedes de los cinco hoteles que están en la zona y alrededores de Chichén Itzá", dijo.
Piden destituir a funcionario
El líder indígena aclaró que no quieren que cierren Chichén Itzá, "el objetivo es que el INAH destituya al director que abusa de su poder para evitar que nosotros los indígenas trabajemos en el sitio, un lugar que es nuestro, que perteneció a nuestros abuelos mayas".
Sin embargo, el delegado del Centro INAH Yucatán, José Arturo Chab Cárdenas, aseguró a EFE que la dependencia a su cargo "no destituirá" a Santos Ramírez y será respetuoso de las manifestaciones de guías de turistas, artesanos, vendedores y ejidatarios de comunidades aledañas.
Durante el bloqueo, cerca del mediodía, una de las mujeres de nombre Silvia Cemé, líder de los artesanos de Pisté, se manifestó en su lengua materna.
"La zona arqueológica es nuestra, no nos vamos a ir a ningún lado, el bloqueo seguirá, sólo muertos nos podrán sacar de las carreteras", añadió.
Ante guías de turistas de los estados de Yucatán y Quintana Roo, además de artesanos y vendedores, la mujer pidió la presencia de algún representante del gobierno, "ya sea federal, estatal o municipal, que sepan que los mayas estamos aquí, que Chichén Itzá es nuestro".
La líder argumentó que la protesta no sólo es por el abuso de poder del director de Chichén Itzá, que con apoyo de la Guardia Nacional impide trabajar a los habitantes de las comunidades donde se asienta el sitio.
"Ellos (el INAH) hacen millones y millones de pesos y nosotros, que somos dueños de la tierra por herencia de nuestra cultura, no recibimos nada", apuntó.
Arturo Ciau Puc, secretario de Asuntos Indígenas de Yucatán, quien funge como mediador entre los representantes de 14 comunidades indígenas de la región, dijo que la lucha es pacífica, "por eso más indígenas se suman al movimiento social que surgió este 2 de enero".
"Ya estamos hartos de la corrupción de Marco Antonio Santos que, entre otras cosas, -denunció- cobra entre 5.000 a 15.000 pesos (unos 260 a 770 dólares) para que los visitantes suban al Castillo", una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno, actividad que está prohibido llevar a cabo.
En un comunicado que el Centro INAH-Yucatán distribuyó a medios se apuntó que "esa postura nos deja en claro que no quieren negociar porque sólo dicen mentiras con tal de proteger a Santos Ramírez".
"Hoy hemos tomado la decisión de seguir con el bloqueo para tratar de recuperar Chichén Itzá, aunque lamentamos que afecte a terceros", indicaron.
Más tarde, el INAH en un comunicado avisó que las ruinas se mantienen abiertas al público y privilegia "el diálogo con todos los sectores involucrados en la operación y aprovechamiento de la zona arqueológica" al tiempo que demandó "un diálogo directo, sin intermediarios".
EFE
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