A los 36 años, Sanna Marin, la primera ministra más joven del mundo, es objeto de polémicas luego de que se filtraran en línea videos en que aparecía bailando con amigos y celebridades.
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La exsecretaria de Estado de Estados Unidos Hillary Clinton apoyó este domingo a la primera ministra finlandesa, Sanna Marin, cuyo supuesto gusto por la fiesta le valió críticas en todo el mundo.
Clinton publicó en su cuenta de Twitter una foto de sí misma bailando con el brazo levantado, tomada en abril de 2012 en el Café Habana de Cartagena, Colombia.
"Aquí estoy en Cartagena cuando viajé para una reunión como secretaria de Estado", escribió, y agregó: "Sigue bailando, @marinsanna".
A los 36 años, la primera ministra más joven del mundo es objeto de polémicas luego de que se filtraran en línea videos en que aparecía bailando con amigos y celebridades.
La controversia escaló aún más tras la publicación de una foto de dos mujeres levantándose la blusa en una fiesta organizada en julio en la residencia oficial de Marin, lo que la obligó a pedir disculpas.
Los tabloides finlandeses la rebautizaron como "Sanna the party".
Hillary Clinton, de 74 años, encabezó la diplomacia estadounidense entre 2019 y 2013 y fue candidata a la Casa Blanca en 2016, cuando fue derrotada por Donald Trump. Fue también senadora y primera dama cuando su marido, Bill Clinton, ocupó la Casa Blanca, entre 1993 y 2001.
COSTE EMOCIONAL Y POLÍTICO
Estas polémicas le pasaron factura, en primer lugar, a nivel emocional. En un mitin de su partido, Sanna Marin reivindicó entre lágrimas y con voz trémula -una imagen inédita de ella- su derecho "a la alegría y la diversión" y criticó que se hicieran públicas imágenes de su vida privada.
Pero también han tenido un coste político, ya que su figura de primera ministra eficiente, capaz de gestionar con éxito la pandemia de covid o el proceso de integración en la OTAN, se ha visto erosionada por motivos ajenos a su labor de gobierno.
Ilkka Ruostetsaari, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Tampere, explica en una entrevista con EFE que para entender la polémica que causaron las imágenes de Marin festejando hay que comprender antes la cultura política finlandesa.
"Estamos acostumbrados a que nuestros líderes se relacionen con otros miembros de la élite económica, política o cultural, pero fue algo nuevo que Marin se fuera de fiesta con 'influencers' y famosos. Al ver los vídeos, muchos pensaron que su conducta no fue apropiada para un primer ministro", afirma Ruostetsaari.
En su opinión, es comprensible que haya ciudadanos molestos con Marin, a pesar de que obviamente tiene derecho a disfrutar de su tiempo libre como le plazca.
"Hay quien piensa que no es muy oportuno que veamos a la primera ministra de fiesta mientras la gente vive momentos muy difíciles debido a la creciente inflación, la crisis energética y la guerra en Ucrania", señala.
(AFP)
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