Un tiroteo ocurrido este lunes por la mañana en el centro de la ciudad estadounidense de Louisville en Kentucky ha causado múltiples víctimas, según informan medios estadounidenses.
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Cuatro personas murieron y al menos seis resultaron heridas el lunes cuando un hombre abrió fuego en un banco de Louisville, la principal ciudad de Kentucky, en el centroeste de Estados Unidos, antes de ser abatido, informaron las autoridades locales.
"Cinco personas han muerto en total. Al menos seis personas más han sido transportadas" al hospital, informó la policía de Louisville en Twitter, incluyendo al autor de los disparos en el saldo de fallecidos.
"En estos momentos desconocemos en qué estado se encuentran" las personas hospitalizadas, afirmó Paul Humphrey, oficial de policía de la ciudad, en rueda de prensa.
El hombre armado "solitario ha fallecido", dijo la policía, tras indicar que había sido "neutralizado".
"La población ya no está en peligro", indicó.
"Esto es lo que sabemos hasta ahora: unas llamadas dieron cuenta de un atacante en acción en torno a las 8H30 de esta mañana" (12H30 GMT) en un banco del centro y "los agentes llegaron al lugar en unos minutos", agrega en la red social.
Algunos supervivientes se refugiaron en la cámara acorazada, informó un reportero de CNN.
El gobernador de Kentucky, Andy Beshear, anunció se dirigía de inmediato al lugar.
Banco
Un testigo contó al canal local WHAS11 que vio a un hombre con un "rifle de asalto" disparando en un banco.
Otra testigo, llamada Debbie, afirmó al canal local WDRB que vio a una víctima en el suelo frente a un hotel cuando se detuvo en un semáforo en rojo mientras conducía.
Entonces hubo disparos. "Me largué", dijo. "Cuando me di la vuelta, vi que una de las ventanas del banco estaba rota".
Había un gran despliegue policial, describe. "Venían de todas partes. Los policías salían de los coches con rifles de asalto".
Un drama corriente
El 27 de marzo, una persona abrió fuego en un colegio privado de educación primaria en Nashville, Tennessee (sur). Mató a tres niños de 9 años y a tres empleados antes de ser abatido a tiros por la policía.
Estados Unidos paga un precio muy alto por la diseminación armas de fuego en su territorio y la facilidad con la que los estadounidenses tienen acceso a ellas.
El país tiene más armas individuales que habitantes: uno de cada tres adultos posee al menos un arma y casi uno de cada dos vive en una casa donde hay un arma.
Como consecuencia de esta proliferación, el país registra una altísima tasa de muerte por arma de fuego, sin comparación con la de otros Estados desarrollados.
Unas 49.000 personas murieron por heridas de bala en 2021, frente a las 45.000 de 2020, que ya fue un año récord. Esto representa más de 130 muertes por día, más de la mitad de las cuales son suicidios. (AFP)
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