Tras una agitada jornada, la 29° conferencia sobre el cambio climático de la ONU adoptó varios acuerdos, como el aporte de los países ricos para financiar con USD 300 000 millones anuales hasta 2035 la transición energética, una suma "decepcionante" para las naciones en desarrollo.
La 29ª conferencia sobre el cambio climático de la ONU adoptó varios acuerdos, entre los que destaca la obligación a los países ricos de financiar con 300 000 millones de dólares anuales hasta 2035 la transición energética y la adaptación climática de las naciones en desarrollo.
La jornada del sábado fue convulsa: los negociadores de la alianza de pequeños Estados insulares AOSIS y los países más pobres del planeta, descontentos con el proyecto de acuerdo presentado a puerta cerrada, abandonaron por la tarde abruptamente una reunión con la presidencia azerbaiyana.
Reclamaban, como mínimo, una aportación anual de 500 000 millones de dólares.
La conferencia debía terminar el viernes, pero, a falta de consenso, las negociaciones se prolongaron en el estadio de la capital azerbaiyana.
Durante la sesión plenaria final, los participantes también adoptaron una serie de puntos validados previamente, como las normas que regularán las transacciones de carbono entre Estados.
En cuanto a países como los del Golfo, China y Singapur, que no pertenecen a la lista de la ONU de Estados responsables de financiar los fondos climáticos, elaborada en 1992, su aportación será "voluntaria", pese a las exigencias de los países occidentales, que señalan que esas naciones se enriquecieron fuertemente en las últimas décadas.
El acuerdo no incluye ninguna referencia directa a la transición hacia la salida de las energías fósiles, que recogía el acuerdo alcanzado el año pasado en la COP28 de Dubai. En cambio, los "combustibles de transición", término que la industria del gas utiliza para el gas natural, sí que son mencionados explícitamente.
"El año pasado, al menos se mencionaba, ahora, la salida se borra prácticamente del texto", dijo a AFP Eduardo Giesen, coordinador para América Latina de la campaña DCJ. "Este acuerdo y esta COP es de las peores que ha habido", lamentó.
A continuación, los principales puntos del acuerdo:
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300 000 millones
Era el punto más esperado de la cumbre: ¿cuánto dinero deberán aportar el grupo de 23 países desarrollados y la Unión Europea, señalados en 1992 como responsables históricos del cambio climático, a las naciones en desarrollo?
"Al menos 300 000 millones de dólares anuales de ahora a 2035", responde el acuerdo de Bakú, que establece este "nuevo objetivo cuantificado colectivo" como reemplazo del compromiso anterior de 100.000 millones de dólares anuales.
Queda lejos de las cantidades solicitadas por los países en desarrollo, que se movían entre 500 000 millones y un billón de dólares, y las oenegés lo consideran un esfuerzo muy pequeño teniendo en cuenta la inflación.
"Los países desarrollados muestran la vía" para lograr ese monto, dice el texto, lo que significa que otros pueden participar.
El acuerdo prevé que la contribución de países ricos provenga de sus fondos púbicos, completados con inversiones privadas que movilizan o garantizan, o de "fuentes alternativas", es decir, eventuales tasas mundiales que todavía se están estudiando (a las grandes fortunas, aviación, transporte marítimo...)
Supuestamente, esos 300 000 millones deberían ser una palanca para obtener un total de 1,3 billones de dólares para 2035, según el acuerdo. Esa cifra, destinada a los países en desarrollo, concuerda con la financiación exterior que necesitan, según una estimación de los expertos comisionados por la ONU, Amar Bhattacharya, Vera Songwe y Nicholas Stern.
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Ninguna obligación para China
Los países occidentales reclamaban aumentar la lista de Estados que deben contribuir a las finanzas climáticas, considerando que China, Singapur o países del Golfo se habían enriquecido en las últimas décadas.
Pero China impuso una línea roja: ni hablar de tocar esa lista.
El acuerdo de Bakú "invita" a los países no desarrollados a aportar contribuciones financieras, pero estas serán "voluntarias", estipula el texto.
El acuerdo incorpora no obstante una novedad: a partir de ahora, la financiación climática de los países no desarrollados, acordada a través de bancos multilaterales de desarrollo, se podrá contabilizar dentro del objetivo de los 300 000 millones. Los europeos se congratularon por ello.
Concesiones a los países más vulnerables
Dieron un portazo brevemente este sábado, quejándose de que ni se los escuchaba ni se los consultaba, pero los 45 países menos avanzados y el grupo de pequeños Estados insulares, unos 40, al final se convencieron de no bloquear el acuerdo.
Querían que parte de la ayuda financiera les fuera expresamente reservada, en contra de la opinión de países sudamericanos y africanos. Al final, el acuerdo anticipa a 2030 el objetivo de triplicar la financiación, esencialmente pública, que pasa por fondos multilaterales, donde esas naciones son prioritarias.
Además, se creará una hoja de ruta de cara a la COP30, que tendrá lugar en la ciudad brasileña de Belém el próximo noviembre, sobre el modo de multiplicar las finanzas climáticas. Entre otras cosas, les brindará una nueva oportunidad de obtener más dinero en forma de donaciones, mientras que actualmente el 69% de la financiación climática está constituida por préstamos.
Sin mención explícita sobre la salida de las energías fósiles
El llamado a la "transición" hacia una salida de las energías fósiles, el gran hito de la COP28 de Dubai, no figura explícitamente en los principales textos finales.
Solo aparece implícitamente cuando se recuerda la existencia del acuerdo adoptado el pasado año.
Peor el texto, que supuestamente debería reforzar su puesta en marcha, no fue adoptado al cierre de la COP29, tras una larga batalla que lo había vaciado parcialmente de contenido.
Una de las prioridades de la Unión Europea era obtener un seguimiento anual de los esfuerzos para abandonar el petróleo, el gas y el carbón. Arabia Saudita estaba en contra, y al final se salió con la suya.
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Países en desarrollo tachan de "insulto" el acuerdo climático
Las naciones en desarrollo expresaron este domingo su decepción y tacharon de "insulto" el acuerdo alcanzado en la COP29 de Bakú, al considerar insuficiente la cifra de 300 000 millones de dólares que se estipula como aporte de los países ricos.
El secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó que esperaba "un resultado más ambicioso" y llamó "a los gobiernos para que vean este acuerdo como una base... y construyan sobre ella".
"Este objetivo no es lo que esperábamos conseguir. Después de años de discusiones, no es ambicioso para nosotros", dijo Evans Njewa, diplomático de Malaui y jefe del bloque de Países Menos Desarrollados.
La contribución acordada "es un insulto a la demanda de los países en desarrollo", sostuvo Diego Pacheco, negociador jefe de Bolivia. "El pago de la deuda climática es un derecho de los países del sur global", defendió, despertando una gran ovación en la sala donde se celebraba la sesión plenaria.
El keniano Ali Mohamed, al frente del grupo de países africanos, se dijo "extremadamente decepcionado" con un acuerdo "demasiado pequeño, demasiado tardío".
"Esto no será suficiente", advirtió a AFP el negociador jefe de Panamá, Juan Carlos Monterrey.
Según el proyecto de acuerdo final, los países ricos se comprometen a aportar "al menos" 300.000 millones de dólares anuales hasta 2035 para que las naciones empobrecidas enfrenten las consecuencias del calentamiento global.
Pero las naciones en desarrollo calculan que, con la inflación, el esfuerzo financiero real de los países que aportan esa ayuda (los europeos, Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda) sería mucho menor, más aún con los esfuerzos ya previstos por los bancos multilaterales de desarrollo.
"Ningún país consiguió todo lo que quería, y nos vamos de Bakú con una montaña de trabajo aún por hacer. Así que no es el momento de dar vueltas de honor", afirmó el jefe del organismo de la ONU para el Clima, Simon Stiell, en un comunicado.
El pacto es "decepcionante" y "no está a la altura de los retos", lamentó la ministra francesa de Transición Ecológica, Agnès Pannier-Runacher.
La Unión Europea, en cambio, celebró el acuerdo. El pacto "marca una nueva era" en la cooperación y la financiación climáticas, celebró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en X.
El acuerdo fija separadamente el ambicioso objetivo de obtener un total de 1,3 billones de dólares al año para 2035, destinados a los países en desarrollo, en el que se contaría la contribución de los países ricos y de otras fuentes de financiación, como fondos privados o nuevas tasas.
La decisión llegó más de un día después de que la conferencia terminase oficialmente y al cabo de unas "dolorosas" discusiones, según las palabras de la ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva, quien achacó el bloqueo continuado a una falta de "liderazgo central".
El año próximo, la ciudad brasileña de Belém acogerá la COP30.
"La gente dudaba de que Azerbaiyán pudiese lograrlo, dudaban de que todo el mundo pudiese ponerse de acuerdo. Se equivocaron en las dos cosas", declaró como conclusión el presidente de la COP29, Mujtar Babayev, ministro y exdirectivo de la compañía petrolera nacional, Socar.
Para Claudio Angelo, coordinador de política internacional en el Observatório do Clima de Brasil, tras el acuerdo adoptado, el gigante sudamericano "enfrenta ahora una tarea más desalentadora para la COP30: aumentar la financiación y reconstruir la confianza entre los países".
(Con información de AFP)
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