En medio de la coyuntura por elegir al nuevo primer ministro británico tras la salida de Boris Johnson, los dos candidatos se inculparon de no enfrentar y favorecer a China en diversos materias.
Comprometidos en una carrera contrarreloj por convencer al electorado, los dos candidatos a la sucesión del primer ministro británico, Boris Johnson, se acusaron mutuamente de debilidad frente a China, antes de su primer duelo televisado que se celebrará en la tarde este lunes.
Unos 200.000 miembros del Partido Conservador decidirán hasta el 2 de septiembre entre la ministra de Exteriores, Liz Truss, y el exministro de Finanzas, Rishi Sunak, antes de que se anuncie el vencedor el 5 del mismo mes.
Truss, de 46 años, está por delante en los sondeos entre este electorado muy reducido, mayoritariamente masculino y de edad avanzada. Sunak, un rival facundo de 42 años, espera superar a su contrincante gracias a la campaña relámpago que marcará la política británica el mes de agosto.
El primer debate televisado está previsto este lunes a las 20:00 GMT en la BBC y, un segundo, el martes en el canal TalkTv, que servirán como antesala de una serie de duelos frente a las cámaras y votantes los próximos días.
¿De que se acusan los candidatos británicos?
Sunak, un exbanquero considerado más moderado, lanzó una retahíla de promesas en las últimas horas para mostrar su firmeza en temas candentes como la inmigración.
El aspirante a premier se posicionó en la noche sobre el trabajo de Truss, al considerar que la clase política británica había "extendido demasiado tiempo la alfombra roja" a Pekín e "ignorado las actividades malévolas de China", calificadas como "la mayor amenaza a largo plazo" del Reino Unido.
Acusando al gigante asiático de "robar nuestras tecnologías e infiltrarse en nuestras universidades", Sunak promete, si sale elegido por miembros del Partido Conservador, cerrar los 30 Institutos Confucio establecidos en la isla.
Financiados por el gobierno chino, estos centros tienen como objetivo promover el idioma y la cultura de China. Sin embargo, algunos diputados conservadores sospechan que se utilizan con fines de propaganda y espionaje.
En un comunicado, Sunak cree que los chinos "apoyan la invasión fascista de Ucrania por parte de Putin comprando su petróleo y están tratando de intimidar a sus vecinos, incluido Taiwán".
“Cargan a los países en desarrollo con una deuda insuperable y la utilizan para apoderarse de sus activos o amenazarlos con una pistola diplomática. Torturan, detienen y adoctrinan a su propia gente, sobre todo en Xinjiang y Hong Kong, violando los derechos humanos”, agregó el ex ministro de Finanzas.
“Evitaré que China se apodere de nuestras universidades y proporcionaré a las empresas e instituciones públicas del Reino Unido la ciberseguridad que necesitan”, puntualizó Sunak.
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Propuestas "sorprendentes"
Entre las promesas de Sunak, figura crear una alianza internacional, como la OTAN, para "defenderse" de los ciberataques de China, desarrollar el apoyo al MI5 - servicio de inteligencia británico-, a las empresas y universidades para "contrarrestar el espionaje industrial chino" e, incluso, evitar compras por parte de China en sectores clave.
Al acusar a la diplomacia británica de inacción contra Pekín, pese al endurecimiento de los últimos años, el exministro irritó a Pekín. El portavoz de la diplomacia china, Zhao Lijian, "recomendó a los políticos británicos que eviten comentarios irresponsables sobre la denominada 'teoría de la amenaza china', que no puede resolver sus problemas".
Por su parte, un portavoz de la Cancillería británica, Iain Duncan Smitz, calificó de "sorprendentes" las propuestas del candidato de los Tories, al afirmar que el Ministerio de Finanzas, bajo la autoridad de Sunak, había presionado mucho para que se sellara un acuerdo económico con China.
Desde la renuncia de Boris Johnson, tras meses de escándalos, los dos candidatos se enfrentaron sobre todo en cuestiones fiscales. Truss promete recortes en los impuestos, mientras que Sunak quiere reducir primero la alta inflación que ha causado una caída histórica en el poder adquisitivo de las familias británicas.
El próximo jefe de Gobierno -el cuarto desde el referéndum del Brexit en 2016- también tendrá que lidiar con las repercusiones de la salida de la Unión Europea y la guerra en Ucrania. (AFP)
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