Para algunos afroestadounidenses, la compensación económica no solo es justa, sino que debería venir acompañada de políticas inclusivas que contribuyan a revertir las desigualdades raciales.
Lynette Mackey creció escuchando música en el porche de su casa en Fillmore, un distrito de predominancia afroestadounidense en San Francisco que sufrió políticas urbanas calificadas como "una forma de apartheid" por voces de la comunidad negra.
Mackey recuerda con nostalgia el pasado y se suma a un grupo de cientos de antiguos residentes que ahora exigen una compensación por lo que consideran fue un daño de impacto material y emocional.
Fillmore, otrora epicentro del jazz en California, fue apodado después de la Segunda Guerra Mundial como el "Harlem del oeste", en referencia al conocido barrio de Nueva York, en la costa este de Estados Unidos.
Así fue hasta que en las décadas de 1960 y 1970 la ciudad aprobó nuevas políticas urbanas que presionaron a cientos de residentes, como la familia Mackey, a rematar sus propiedades a precios irrisorios.
"Fue un robo (...) Ahora vale millones", dice en entrevista con la AFP.
Pero además de lo material, Mackey lamenta lo emocional. "Destruyeron a una familia feliz", dice la mujer de 63 años.
Sus hermanos y otros familiares se mudaron a ciudades más distantes de California como Oakland y la capital Sacramento, a unos 140 kilómetros del Fillmore.
"Es un ejemplo perfecto de por qué merecemos reparaciones", agrega Lynette.
Compensación económica
Estados Unidos ha debatido durante décadas sobre las reparaciones, una compensación económica por el daño causado por el racismo sistémico que tiene su origen en el sistema esclavista.
Pero en 2020, con el asesinato de George Floyd a manos de un policía blanco en Minnesota y las masivas protestas que sacudieron las calles en consecuencia, la discusión cobró una nueva dimensión.
La ciudad de Evanston, en Illinois, fue la primera en aprobar un plan de compensaciones por la desigualdad racial.
Pero California fue el primer estado en crear un equipo multidisciplinario para evaluar formas de compensación por los años de esclavitud y el impacto económico del racismo.
El grupo de trabajo entregó su histórico informe ante los legisladores el último jueves. No planteó una cantidad específica de dinero, sino que propuso una fórmula basada en diversas variables para calcular el valor de las reparaciones económicas.
Por ejemplo, un afrodescendiente de 70 años podría recibir 1,4 millones de dólares en compensación, de acuerdo a cálculos de afroestaAFP.
En el documento de más de mil páginas el equipo coloca en consideración que los afroestadounidenses sufrieron expropiaciones y discriminación sistémica. Los números revelan además tasas desproporcionadas de encarcelamiento.
San Francisco también creó un comité para abordar el tema.
En marzo de 2023 la instancia propuso pagar cinco millones de dólares a cada afroestadounidense -que calificara con condiciones específicas- y 100 000 dólares anuales durante 250 años como reparación por el pasado esclavista.
Pero la propuesta fue considerada inviable por políticos como el jefe del Partido Republicano en San Francisco, John Dennis.
"La cantidad de dinero que habría que pagar de entrada equivale a más de tres veces el presupuesto anual de la ciudad", dijo.
Para algunos afroestadounidenses, la compensación económica no solo es justa, sino que debería venir acompañada de políticas inclusivas que contribuyan a revertir las desigualdades raciales.
"Una forma de apartheid"
De acuerdo con especialistas, la disminución de la población negra en San Francisco (de 13% en 1970 a 5% actualmente) obedece a las políticas discriminatorias de las autoridades locales.
La renovación urbana "mató a nuestra comunidad y nunca nos hemos recuperado", afirma el jazzista Sam Peoples.
El músico, oriundo de Fillmore, vio a su familia perder su tienda y su casa, confiscadas por la ciudad.
El pianista, de 76 años, vivió para ver los restaurantes tradicionales desaparecer poco a poco, al igual que los clubes de jazz donde su padre tocaba el saxofón, y que eran frecuentados por figuras como Duke Ellington, Billie Holiday y Ella Fitzgerald.
En donde estaba uno de los más famosos, el Jimbo's Bop City, ahora hay una peluquería con cortes de pelo que cuestan más de 100 dólares.
"Hemos perdido el sentido de comunidad. La columna vertebral (del barrio) fue arrancada", cuenta.
"No fue renovación urbana, fue la expulsión de los negros (...) Fue una forma de apartheid", afirma el pastor Amos Brown, que predica en la iglesia evangélica del distrito desde 1976.
Para Brown, de 82 años y quien militó junto a Martin Luther King, los informes de los equipos de trabajo no deben ser archivados por razones presupuestarias.
"Si no tenemos todo el dinero (...) al menos comprométanse, hagan un pago inicial", pide a los políticos.
"Estados Unidos tiene que pagar su deuda con los negros".
(Con información de AFP)
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