Rendimientos individuales pobres, sumados a cambios repentinos fecha a fecha, han llevado a Universitario de Deportes a una crisis de resultados en el amanecer del torneo.
Hacer tres puntos en las primeras cuatro fechas de la Liga1 Betsson no estaba en los cálculos ni del más pesimista hincha de Universitario de Deportes. La continuidad del trabajo en el comando técnico, encabezado por Carlos Compagnucci, la vuelta de futbolistas como Alex Valera y la concreción de refuerzos extranjeros con buen CV daba para imaginar -cuando menos- otro panorama. Sin embargo, a la 'U' hoy se le nota desmejorado y con poco margen de evolución desde lo que se percibe desde el banco.
De refuerzos, poco y nada.
Las contrataciones extranjeras de Universitario de Deportes no han justificado estar por delante de los futbolistas que terminaron alineando en el 2022. El chileno Rodrigo Ureña no demuestra la razón por la que relegó a Jorge Murrugarra. Lo mismo sucede con un intrascendente Martín Pérez Guedes. Ni qué decir de Williams Riveros y Emanuel Herrera. A pesar de su mal partido en Trujillo, el único que se 'salva' es Matías Di Benedetto. El argentino muestra un nivel aceptable y con orden le alcanza para imponerse a quienes pelean por un lugar con él.
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Solo impulsos desde el banco
Carlos Compagnucci no ha podido encontrar un once titular en ocho partidos disputados en el 2023 (entre amistosos y oficiales). Los cambios son repentinos y en muchos casos impiden la consolidación de un colectivo. La defensa –hasta ahora– no se repitió. Guzmán y Riveros suman dos partidos por lado. Herrera pasó de ser tercera opción en el clásico a la titularidad por media hora en Trujillo. José Rivera jugó gran parte del duelo con Mannucci de centrodelantero, a pesar de tener a dos nueves naturales en el banco ¿Y Murrugarra? Bien, gracias.
Lo emocional
Tres rojas en cuatro partidos te hablan de un equipo nervioso, frustrado y que se va del juego con facilidad. Además, de la poca paciencia desde el comando técnico para con algunos jugadores. Lo de Williams Riveros después de lo de Tarapoto o el cambio en media hora de Herrera -tras fallar un penal- es ilustrativo.
Si las partes están alineadas, se puede insistir en mantener un proceso, pero, si lo que percibe es opuesto, es mejor cortar por lo sano y evitar prolongar una ruptura inminente. El tiempo de Carlos Compagnucci parece haberse acabado.
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