Jorge Fossati es el sucesor de Carlos Compagnucci en Universitario. ¿A qué juega el técnico uruguayo, quien será el nuevo en intentar terminar con la sequía de títulos de los cremas?
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Jorge Daniel Fossati es el nombre elegido por Universitario de Deportes para ocupar el cargo de entrenador después de la renuncia de Carlos Compagnucci. El Flaco, estratega de 70 años y con amplio recorrido en los banquillos, conducirá a la ‘U’, si todo marcha según lo que espera el club, hasta el centenario de la institución.
Los cambios de entrenadores en Universitario han sido constantes en la última década, algo de lo que tampoco es ajena la actual administración de Jean Ferrari, quien resolvió nombrar a Manuel Barreto como director deportivo. En su gestión, Barreto apostó por Compagnucci, en quien vio un modelo de juego con las características que pretende represente a los cremas independientemente de quién esté a la cabeza. El sucesor será Jorge Fossati, quien reúne los requisitos que busca la ‘U’: manejo de grupo, enfrentar la presión, adaptación al plantel, experiencia y títulos que respalden su carrera.
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¿A qué juega Jorge Fossati?
El fútbol uruguayo y la visión de sus protagonistas está estigmatizado hacia lo defensivo y el juego directo para atacar. Si bien, por edad, Fossati es contemporáneo a reconocidos técnicos que entran en ese molde, en los diversos clubes por los que pasó plasmó una propuesta distinta.
Danubio y River Plate son los últimos equipos que dirigió y expuso su plan de juego, aunque los mayores éxitos los consiguió en su segunda campaña con Liga de Quito en 2009, ganando la Copa Sudamericana y la Recopa de ese año. Pese a los títulos, para el técnico fue el LDU del 2003-2004 el cuadro en el que mejor llegó a representar su filosofía.
Sus elencos se distribuyeron en el campo con el sistema 1-3-5-2, un punto de entrada distinto a Compagnucci o incluso a la etapa de Manuel Barreto como técnico, sin embargo, el foco apunta al funcionamiento desarrollado.
“Me descifro como un entrenador que quiere que sus equipos sean equilibrados. Dentro de eso busco que mis elencos sean de propuesta y no de respuesta. Salvo lo que analice tras estudiar al rival, trato de ejercer con una presión alta, de tal manera que pueda recuperar la pelota lo más cerca del arco contrario”, definió el uruguayo sobre su estilo en el pódcast ‘Modelo de Juego’.
En efecto, en la mayor parte de su carrera planteó partidos con tres zagueros, esto con la intención de ofrecerle más protagonismo en ataque a sus laterales. De acuerdo a los contextos del juego, la función de los hombres de banda pasaba solo con una orden a roles de priorizar el campo propio. Dos centrocampistas en la base de la medular con un mediapunta definido u optar por un pivote fijo más dos internos posicionados metros más adelante. En ataque, dos delanteros.
Matías Di Benedetto, en Central Córdoba, y Williams Riveros, en Barcelona y Cerro Porteño, se desempeñaron como zagueros en línea de 3.
En el fútbol, los sistemas de juego -visto como un tema numérico- se rompen cuando suena el pitazo inicial y los equipos se acoplan al balón o afrontan el escenario que el rival propone. Lo que se mantiene como exigencia a los jugadores es el desgaste físico para ejercer una presión a la salida del rival, tema del que no deben ser indiferentes los delanteros. Por características en el plantel de Universitario, es una vía por la que puede responder Alexander Succar o José Rivera. Punto importante a indicar es que en River Plate el DT trabajó con Luis Urruti como segundo punta, quien concretó 6 goles en 2019 por la liga local.
Fossati pretende también iniciar acciones en su campo con los centrales e involucrando a uno de los futbolistas de la base. Juego en corto para avanzar generando superioridades y les permita, una vez superando obstáculos del rival, llegar al menos con una carga de entre tres y cuatro jugadores al área del oponente.
Esta fase ofensiva no es ajena a la ejercida por Carlos Compagnucci. En un artículo anterior, previo al Clásico, expresábamos que la ‘U’ del 2023 no jugaba diferente a la del 2022, sino que contaba con intérpretes distintos para esta temporada que reforzaban la intención de su entrenador: evitar el juego largo, cargar mucho por bandas, presión inmediata post pérdida y llegar hasta área con diversas opciones para finalizar las aproximaciones. Estas similitudes llevan a comprender la decisión del director deportivo Manuel Barreto por fijarse en Jorge Fossati.
Sin el balón, sus equipos ofrecen pragmatismo para no encontrarse superados en número. Repliegue si la primera línea de presión es superada. Velocidad en el retroceso, ubicándose detrás del balón y procurar cerrar pasillos del carril central para invitar al oponente llevar la pelota a las bandas. Aquí es cuando la línea defensiva pasaría a convertirse en una de 5 integrantes.
“No existe una fórmula mágica”, explica el entrenador, de largo recorrido en el fútbol sudamericano y con títulos como respaldo, que llega a un club urgido por convertirse en campeón. Más allá de métodos, sistemas o proyectos, en la ‘U’ pesa más el llevar un trofeo a las vitrinas, lo que no sucede hace ya una década.
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