Alianza Lima necesitaba remontar para ser bicampeón de la Liga 1 Betsson. La influencia de Pablo Lavandeira y el replanteo de Guillermo Salas fueron determinantes para la conquista del bicampeonato.
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En Arequipa se establecía una diferencia por resultado, pero en absoluto se produjo una brecha extensa de acuerdo con el trámite de juego. Melgar obtuvo el gol, aunque Alianza Lima generó la misma cantidad de ocasiones. Solo 1-0. En el segundo episodio de la final, en Matute, ahora sin el factor de la altura y con un evidente desgaste físico menor que su oponente, el contexto se mostraba favorable para una propuesta distinta de los blanquiazules.
Arley Rodríguez habiltado y al once inicial, recorriendo el sector derecho mientras que Aldair replicaría lo mismo en el costado izquierdo. Presión en campo contrario, utilizar el ancho del terreno, espacios para llegar por el centro y búsqueda rápida del gol. Lo que funcionó ante Melgar en el Clausura, Guillermo Salas quiso repetirlo en la final, amparado en un dato importante: en el ciclo de ‘Chicho’, Alianza anotó siempre de local antes de los 20 minutos.
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Alianza Lima: golpear en momentos decisivos
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La necesidad por igualar el global convirtió a los blanquiazules en un equipo apresurado, impreciso. Melgar, en tanto, reforzado con las variantes de Archimbaud y Lazo, supo resistir con un volumen mayor de elementos en cada zona y trasladar el desarrollo a uno donde podía alejar el balón del área de Cáceda, al mismo tiempo que con Bordacahar optaba por sorprender de contragolpe.
El equipo de Pablo Lavallén lucía acomodado al contexto, pero en el tramo final dejó de lado la tranquilidad para pelear las divididas. Tres amarillas en un lapso de ocho minutos, en acciones donde cometer falta no era la única vía para frenar al contrario. La infracción de Bordacahar sobre Aldair Rodríguez derivó en el tiro libre que cobró Lavandeira para el gol de cabeza de Yordi Vílchez. El balón detenido le permitió a Alianza tener la llave emparejada.
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'Chicho' Salas, el técnico inesperado en Matute
Los victorianos salieron al complemento con la misma intención del arranque de la noche, aunque se toparon con un rival que, esta vez, se mostraba decidido a no realizar una gran secuencia de pases. Luego de un cabezazo de Bordacahar que desvió Campos, Pablo Lavallén envió a Alejandro Ramos y Martín Pérez Guedes. Variantes ofensivas, el segundo de ellos por Archimbaud, con lo que se rompió las marcas directas establecidas en el tramo inicial: Arias sobre Ballón, Jean Pierre ante Concha y Orzán frente a Lavandeira.
La presencia de Pérez Guedes llevó a un cambio de funciones en Melgar. Intentar jugar más y neutralizar menos. Más espacios en el campo para atacar zonas por el lado de Alianza, hecho detectado por Lavandeira, quien pisó en el área, lejos de los volantes contrarios, forzando el centro que provocó al autogol de Deneumostier.
El cambio de pizarra de Lavallén influyó en el resultado. Guillermo Salas replanteó con más participación en los costados con el protagonismo de sus laterales. Lagos y Peruzzi activos con el balón mientras que los Rodríguez continuaban atrayendo marcas por sus recorridos. El argentino fue, precisamente, el que envió el centro a Lavandeira para el 2-0. Con el tanto de la remontada en el global, ‘Chicho’ no dudó en prescindir de uno de sus extremos para reforzarse con la presencia de Valenzuela.
Guillermo Salas, el entrenador inesperado en La Victoria, que no perdió nunca un partido en Matute desde el banquillo, fue decisivo con su lectura para maniatar a Melgar.
Pablo Lavandeira, el jugador de la final
Fue en Arequipa el más participativo en ataque para Alianza Lima. Generó dificultades en la zona de Alejandro Ramos, pero en la final de vuelta no conseguía ser decisivo como sí en la temporada. Tener constantemente cerca a Horacio Orzán evitó aquel impacto, pero el uruguayo -ahora nacionalizado peruano- pudo influir desde el balón detenido.
La asistencia para Yordi Vílchez obligó a Melgar a cambiar de plan en el segundo tiempo y él comprender aquello para gravitar. Pablo Lavandeira tiene llegada frecuente sobre el área rival, capaz de explotar la presencia del ‘9’ que atrae marcas y despeja espacios. Se trata del futbolista que refleja la propuesta de Alianza en la temporada: dominio físico para los dos aspectos del juego, como también las transiciones rápidas en ataque para llegar al gol. Por segundo año consecutivo entre los seis mejores jugadores de la Liga 1 con más influencia de gol.
¿Cómo llegó el exUniversitario a La Victoria? El departamento de scouting resaltó la cantidad de pases filtrados por partido que realizaba, la zona del campo donde más participaba y desde luego su relación con el gol. El refuerzo más importante de la temporada que, después de ocho años de llegar al fútbol peruano, por primera vez salió campeón.
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